Cinco países pequeños cuestionan el poder de veto en la ONU de los cinco grandes

El veto que ejercen en el Consejo de Seguridad de la ONU algunos países, permite que se siga matando y haciendo atrocidades en muchos lugares. La oposición siria calificaba de «licencia para matar» al veto de Rusia y China a que se emprendieran acciones contra el régimen de Bachar al Assad. Cinco países pequeños han tomado la iniciativa de pedir a la Asamblea General que adopte medidas para que eso no siga sucediendo. No es fácil, pero la voluntad mueve molinos.

Reunión del Consejo de Seguridad
Consejo de Seguridad de la ONU/ UNPhoto/Paulo Filgueiras

NUEVA YORK, (IPS)- La Asamblea General de la ONU analiza pedir a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad «que se abstengan de utilizar su poder de veto en acciones que puedan prevenir o poner fin a genocidios y crímenes de guerra y contra la humanidad». Pero las potencias han dicho de antemano que no van a hacer caso de la iniciativa.

La resolución promovida por Costa Rica, Jordania, Liechtenstein, Singapur y Suiza, que están entre los estados más pequeños del foro mundial, apunta a «mejorar la responsabilidad, la transparencia y la efectividad del Consejo de Seguridad» con una serie de recomendaciones. La votación en la Asamblea General de la ONU, de 193 miembros, está prevista para fines de esta semana.

Sin embargo, los representantes de China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, los cinco miembros permanentes del Consejo, ya dijeron que no le incumbe a la Asamblea General, principal órgano deliberativo y de formulación de políticas, hacer tales recomendaciones al Consejo de Seguridad.

«Es una lucha desigual», nos dijo un diplomático asiático que pidió reserva de su identidad. «Pero veamos cómo sale la votación», apuntó.

La iniciativa cuenta con un fuerte respaldo de organizaciones no gubernamentales como la Coalición Internacional para la Responsabilidad de Proteger y la Coalición por la Corte Penal Internacional (CICC) Al ser consultado sobre cómo actuará el Consejo de Seguridad en caso de que se adoptara la resolución, el coordinador de CICC, William Pace, dijo que el texto de la misma pide debidamente a la Asamblea General hacer recomendaciones de un órgano principal a otro.

No sería una resolución vinculante, apuntó, pero el impacto político y moral que tendrá con el tiempo será tremendo. «Si la Asamblea General adopta la resolución y el Consejo de Seguridad pone en marcha las 20 recomendaciones, será uno de los avances más importantes para este último», observa Pace. «Podrían salvarse millones de vidas y evitar montones de guerras y revueltas en los próximos 30 años», añade.

En un comunicado James Christie, presidente del Consejo del Movimiento Federalista Mundial-Instituto de Política Global, dice que su organización está totalmente en desacuerdo con el argumento de los cinco miembros permanentes de que la Asamblea General debe mantenerse al margen de los asuntos del Consejo de Seguridad. El hecho de que esta «elija a 10 miembros (no permanentes) del Consejo de Seguridad cada dos años y que autorice los presupuestos enviados por este son solo dos razones de peso de por qué su posición no es racional», argumenta.

Pace elogia a los cinco pequeños países por el coraje de su convicción que les ha llevado a promover una resolución de cinco páginas que recomienda varias medidas «para la consideración de los cinco miembros permanentes».

Entre ellas, «explicar las razones por las que recurren al veto o por las que declaran su intención de hacerlo, en especial en relación con los Propósitos y Principios de la Carta de la ONU y el derecho internacional aplicable».

Pace indica que «Una copia de la explicación debe circular entre todos los miembros de la organización como documento separado del Consejo de Seguridad».

Esta iniciativa ha cobrado mayor relevancia porque el año pasado Rusia y China vetaron una resolución de Occidente para amenazar a Siria con sanciones por la matanza de civiles. Según la ONU, más de 7.500 civiles han muerto desde el inicio de la revuelta en marzo de 2011. El Consejo de Seguridad también tardó en reaccionar cuando el genocidio de Ruanda en 1994, que dejó 500.000 personas muertas. En abril de ese año, el órgano condenó la masacre, pero se negó a calificarla de «genocidio».

Pace dijo a la prensa que la resolución de los cinco pequeños no tiene relación con las negociaciones para la reforma y ampliación del Consejo de Seguridad, que describió como un asunto «divisivo» pues implica una enmienda de la Carta de la ONU.

Un comunicado de Andres Serbin, presidente de la Coalición Internacional para la Responsabilidad de Proteger, señala que el artículo 24(2) de la Carta de la ONU establece claramente que todas las decisiones del Consejo de Seguridad, incluido el uso del veto «deben hacerse de forma tal que sean consistentes con los propósitos y principios de la ONU».

Pero casi todos los años, la comunidad internacional observa deliberaciones del Consejo de Seguridad en las que el uso (o el abuso) no cuadran con esas disposiciones, una situación que la resolución de los cinco pequeños pretende corregir.

En una carta enviada a los estados miembro, los cinco pequeños informan que hace un año presentaron un borrador «con la esperanza de involucrar al Consejo de Seguridad en un diálogo constructivo sobre nuestras propuestas», añaden que «después de un año de consultas, creemos que ha llegado el momento de que la Asamblea General tenga la oportunidad de pronunciarse sobre el asunto».

La carta continúa «la mayoría de nosotros integramos una vez el Consejo de Seguridad como miembros no permanentes. Otros nunca pertenecieron ni lo harán» y, termina intentando atraer el apoyo de los miembros de la ONU planteando si «Prefiere mantener las cosas como están o ser tratado con más transparencia y apertura. Es su elección».