Los corales corren peligro

Más del 85 por ciento de los arrecifes coralinos de un enorme triángulo que abarca Indonesia, Malasia, Papúa Nueva Guinea, Filipinas e islas más pequeñas del océano Pacífico, están ya deteriorados, según un informe del Instituto de Recursos Mundiales.

dos tonos de azul del océnao bordean la costa de Australia
Gran Barrera de Coral de Australia, vista desde el espacio/ Foto: NASA

Los arrecifes del Triángulo de Coral son fundamentales para las comunidades costeras, donde viven unos 130 millones de personas, a las que proveen de sustento y a las que protegen de las olas durante las tormentas, dice Lauretta Burke, del Instituto de Recursos Mundiales. Con seis millones de kilómetros cuadrados, es la región más rica del planeta en materia de vida marina.

Burke es también la autora principal del «State of the Coral Triangle Report» (Informe sobre el estado del Triángulo de Coral), que se ha conocido este lunes en el XII Simposio Internacional sobre Arrecifes de Coral, que se está celebrando en Cairns, Australia, y en el que participan más de 2.000 científicos de 80 países. Este encuentro se realiza cada cuatro años.

A menudo, los arrecifes coralinos son llamados «las selvas de los océanos», por la riqueza de biodiversidad que albergan, y que representa entre el 25 y el 30 por ciento de todas las especies marinas.

La sobrepesca, el uso de explosivos para pescar entre los corales, la contaminación terrestre y el comercio de peces vivos son las amenazas locales que sufren los arrecifes y las miles de especies que habitan el Triángulo de Coral. «Los explosivos se usan en arrecifes donde se ha pescado en exceso para extraer las piezas que quedan. También se usan sustancias químicas venenosas para aturdir a los peces, a fin de poder capturarlos para acuarios y mercados de peces vivos», explica Burke.

Pero la principal amenaza mundial que tienen los arrecifes es el uso de los combustibles fósiles, que calienta los océanos y los hace más ácidos, perjudicando a los corales y volviéndolos más vulnerables a enfermedades y tormentas. «Los beneficios que brindan los arrecifes están en riesgo, por eso es tan importante una acción concertada para mitigar las amenazas a los arrecifes de la región del Triángulo de Coral», añade.

Aunque el Triángulo de Coral cubre apenas un 1,6 por ciento del océano, contiene casi el 30 por ciento de los arrecifes del mundo y más de 3.000 especies de peces, el doble de la cantidad que se pueda encontrar en cualquier otro lugar del planeta.

Más de 130 millones de personas que viven en la región dependen del ecosistema de los arrecifes para obtener alimentos, empleo y ganancias derivadas del turismo, según dice el informe. Sin una acción concertada para abordar las amenazas, más del 90 por ciento de los corales de la región estarán diezmados para 2050, concluye.

Alrededor del 16 por ciento de los arrecifes del Triángulo de Coral están en áreas marinas protegidas, pero el informe estima que menos del uno por ciento de esas áreas es realmente efectivo a la hora de reducir amenazas como la sobrepesca o la pesca destructiva. Esto es sustancialmente más bajo que la media mundial, que es del 28 por ciento.

La falta de recursos dedicados al manejo de las áreas marinas protegidas y que muchos arrecifes están en zonas apartadas dificulta mucho la protección, dice Burke. Un estudio mundial sobre los arrecifes del resto del mundo concluye que, un 60 por ciento está amenazado.

Incluso la famosa Gran Barrera de Coral, en Australia, que muchos consideran el sistema mejor protegido del mundo, se está deteriorando. «A lo largo de mi vida he visto arrecifes desaparecer ante mis ojos», dice Terry Hughes, director del Centro de Excelencia para los Estudios sobre Arrecifes de Coral en la australiana Universidad James Cook. Casi todos los corales del mar Caribe, donde Hughes inició su carrera en ciencias marinas, han sido destruidos por la contaminación, la sobrepesca, la decoloración y las enfermedades de los corales.

Los corales se decoloran cuando las temperaturas del agua marina aumentan a 30 grados o más. El cambio climático ya ha aumentado las temperaturas oceánicas una media de 0,7 grados. «Vine a Australia como una suerte de refugiado de arrecifes caribeños para trabajar sobre la Gran Barrera de Coral», dice Hughes, que es el organizador del simposio que se realiza en Cairns.

La Gran Barrera de Coral es el sistema de arrecifes más grande del mundo. Allí, 3.000 arrecifes se expanden a lo largo de la costa este de Australia. Aunque durante décadas ha estado protegido como parque marino, su cubierta coralina se ha reducido en un 50 por ciento desde los años 60, debido a los impactos humanos de la contaminación terrestre, a la decoloración y a los brotes de estrellas de mar de la variedad corona de espinas, que se alimenta del coral. «Los arrecifes coralinos son cruciales para las sociedades costeras y sus economías», afirma Hughes.

La Gran Barrera de Coral genera casi 6.000 millones de dólares en ganancias anuales derivadas del turismo y la pesca. Los arrecifes sanos son más resistentes a amenazas mundiales como el cambio climático, lo que confiere gran importancia al buen manejo local.

En 2009, los seis países del Triángulo de Coral lanzaron una iniciativa especial para promover la pesca sostenible, mejorar el manejo de las áreas marinas protegidas, fortalecer la adaptación al cambio climático y proteger especies amenazadas en la región. Esta es una gran iniciativa y la respuesta correcta a las amenazas a los arrecifes de la región, dice Burke. «Nuestra esperanza es que los líderes de la Iniciativa del Triángulo de Coral usen los datos de nuestro informe para adoptar medidas más fuertes a fin de proteger los arrecifes», agrega.

El público también desempeña un papel importante a la hora de empujar a los políticos a tomar las decisiones correctas para proteger los intereses de las futuras generaciones. Es clave la conciencia pública sobre la importancia de los corales. «Me gustaría que la gente preguntara de dónde viene el pescado que come. Y que los turistas solo se quedaran en hoteles que tuvieran un impacto mínimo sobre el ambiente» termina Burke.