Escasean alimentos y dinero en el norte de Malí

El Grupo de Apoyo y Seguimiento de la situación de Malí, que incluye a dirigentes políticos y organizaciones internacionales, se ha reunido este martes en Bruselas, para analizar el proceso político del país, que debe conducir a elecciones democráticas. También se ha estudiado la forma de fortalecer el desarrollo y los derechos humanos una vez que se haya restablecido el orden político. En el día a día lo más urgente es solucionar la precaria situación de los ciudadanos del norte.

Varias personas en un camión cargado de enseres
Los civiles huyen de Niono (Malí)/ Foto: Marc-André Boisvert/ IPS

Niamey, (IPS)- Las organizaciones no gubernamentales piden ayuda alimentaria, combustible y hasta dinero en efectivo para el norte de Malí, mientras aumenta la necesidad de una intervención humanitaria en el área, tras la operación militar en las ciudades de Gao y Tombuctú.

«Desde el año pasado, los malienses sufren una triple crisis: primero, la sequía y la mala cosecha, luego la política y, por último, un conflicto abierto desatado cuando grupos islamistas tomaron el control del norte del país», explicó Kristalina Georgieva, comisaria europea de Cooperación Internacional, Ayuda Humanitaria y Respuesta a las Crisis cuando visitó Bamako el 22 de enero.

La Comisión Europea, órgano ejecutivo de la Unión Europea (UE), anunció que destinará 20 millones de euros en ayuda humanitaria de emergencia para ese país de África occidental.

Urge la ayuda económica, pues los residentes de Gao y Tombuctú, las dos mayores ciudades del atribulado norte de Malí, tienen dificultades para lograr alimentos, insisten las organizaciones que actúan en la zona intervenida contactadas desde esta capital de Níger. «Con el avance de las fuerzas francesas y malienses sobre los combatientes islamistas, muchos de los proveedores de alimentos y de combustible huyeron de la zona, en especial de Gao», informó este lunes la organización humanitaria Oxfam Internacional.

«No hay suministros de alimentos en Gao desde hace dos semanas», indica Lucile Grosjean, portavoz de la organización humanitaria http://www.accioncontraelhambre.org/Acción contra el Hambre.

Desde abril de 2012, el norte de Malí se ha visto asediado por una coalición de grupos armados integrados por Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), el Movimiento por la Unidad y la Yihad en África Occidental (Mujao), y Ansar Dine, organización islamista de tuaregs. «Debido a la ocupación de yihadistas, los agricultores no recibieron el habitual apoyo del Ministerio de Agricultura para mejorar la producción de arroz en las márgenes del río Níger», explica Grosjean.

Por consiguiente, «la cosecha ha resultado mucho menor que la de el año pasado». Además, «muchos mercados cerraron debido a la dificultad de las comunicaciones con Argelia y Níger y los precios no son buenos».

Por si era poco, una banda de ladrones de animales hace que la población local tema por su ganado, indica Grosjean. Los saqueos agravan el sentimiento de inseguridad que todavía domina la situación de Gao y de las poblaciones rurales de alrededor, que sufrieron el embate de la ocupación de las fuerzas del Mujao.

Desde que los insurgentes abandonaron la zona, tras la operación de las fuerzas francesas, los comercios han sido saqueados, y sus propietarios, árabes y tuaregs, han cerrado sus puertas y escondido su mercancía a la espera de que la situación mejore. Esto empeora la escasez de alimentos. «Los precios han aumentado en general un 30 por ciento y el combustible en un 66 por ciento», precisa Grosjean, quien añade que aunque haya suministros, no queda dinero en Gao para adquirirlos.

«Tras el cierre de los bancos, los comerciantes fueron a Bamako para traer dinero en efectivo al norte, pero desde que comenzó el bombardeo, nos quedamos sin nada», explica la portavoz de Acción contra el Hambre.

Necesidad de una solución política

En Tombuctú, la situación humanitaria es menos alarmante, pero existe un gran temor a las represalias. Allí también, los comercios de árabes y tuaregs fueron saqueados el 29 de enero, tras la llegada de las fuerzas francesas y malienses. Francia pidió el rápido despliegue de observadores internacionales para evitar que las tensiones interétnicas siembren el caos.

Mientras, la prioridad es restablecer el acceso a la atención médica en el norte de Malí. «Estamos esperando uno o dos días antes de abrir el centro de salud de Gao, pues prevemos un enorme flujo de pacientes», anticipa Grosjean. La asistencia a Malí, en especial de la UE, fue suspendida en marzo de 2012, cuando el ejército derrocó al gobierno civil elegido en las urnas.

Tras el comienzo de la, por ahora, exitosa intervención de Francia, varios gobiernos, incluidos los del bloque europeo, prometieron 450 millones de dólares para Malí, así como recursos humanos para respaldar el entrenamiento de los efectivos del ejército.