Las peores inundaciones de la historia asolan la región de los Balcanes

Aunque las lluvias dieron una tregua el domingo, Serbia y Bosnia-Herzegovina siguen en estado de máxima alerta. La principal amenaza ahora son los corrimientos de tierra, que además de agravar los daños, podrían sacar a la superficie algunas de las más de 120.000 antiguas minas antipersona ocultas bajo tierra. La vuelta de las aguas a su cauce está dejando tras de sí ciudades devastadas y cubiertas de lodo.

Balcanes inundados
Balcanes inundados

Los Balcanes viven las peores inundaciones de los últimos cien años. En apenas cinco días ha llovido el equivalente a tres meses. El agua ha sumergido ciudades enteras y ha devastado grandes extensiones de cultivo. Al menos 40 personas han perdido la vida, y decenas de miles han tenido que ser evacuadas de sus casas. Las autoridades temen que todavía haya más víctimas en los edificios que han quedado anegados por las aguas.

«La situación es catastrófica», lamentaba el primer ministro serbio, Aleksander Vucic, que ha suspendido un viaje oficial a Austria. En ese país, al menos 17 personas han muerto ahogados por las aguas, y más de 20.000 han tenido que abandonar sus casas. Una de las localidades más afectadas ha sido la de Obrenovac, a unos 30 kilómetros al sudoeste de Belgrado, donde los equipos de emergencia rescataban el domingo, una docena de cadáveres. Pueblos enteros han quedado arrasados y el agua ha cortado las carreteras que unen Belgrado con las aldeas del sur. Las inundaciones han provocado más de 3.000 desplazamientos de tierra. Según los primeros cálculos, los daños ascienden a más de 1.000 millones de euros.

Preocupa especialmente la situación de la central eléctrica de Kostolac, a 30 kilómetros de Belgrado, que suministra un tercio de la energía del país. Después de que el domingo el agua rompiera el segundo anillo de contención del río Mlava a tan sólo 10 kilómetros, el director de la planta, Dragan Jovanovic, advertía que «habrá que desconectar el suministro si el agua se acerca demasiado». Para tratar de evitarlo voluntarios y militares ya han empezado a construir un tercer muro de contención y los trabajadores de la central han trasladado la maquinaria a plantas superiores en un intento por mantenerla a salvo del agua.

Las escenas de caos ser repiten en la vecina Bosnia-Herzegovina. Las lanchas y los helicópteros no dan abasto para evacuar a los más de un millón de afectados, casi un cuarto de la población, y están entregando agua embotellada a los cientos de personas que todavía quedan atrapadas en tejados y balcones. Además, al volver a su cauce, el agua está dejando tras de sí pueblos enteros sepultados por el lodo y miles de animales muertos. Se han producido más de 2.000 corrimientos de tierra que han afectado seriamente a carreteras y edificios.

SOS Internacional

Uno de los primeros países en ofrecer su apoyo ha sido Rusia. Serbia y Bosnia-Herzegovina también ha pedido ayuda a la Unión Europea, que ha activado el Mecanismo de Protección civil, para coordinar la respuesta de los Estados miembros. Kristalina Georgieva, comisaria europea de Cooperación y Ayuda Humanitaria, ha asegurado que 14 Estados miembros ya han respondido a la petición de ayuda. «Es un despliegue admirable de la solidaridad europea», ha asegurado la comisaria, quien además ha lanzado un mensaje de condolencia a todos los afectados.

La Unión Europea envió el viernes lanchas y helicópteros para colaborar en las evacuaciones y facilitar el transporte de agua, comida y medicinas. Además, un equipo de expertos de la UE ha viajado hasta las zonas afectadas para coordinar la ayuda, y se han movilizado bombas de agua, sistemas de purificación y otros artículos de saneamiento.

Las fuertes lluvias también están afectando al sur de Polonia. Más de un centenar de personas ha tenido que ser evacuadas de sus casas y más de 60.000 hogares han sufrido cortes de electricidad. El agua ha inundado bajos y sótanos de numerosos edificios en las regiones de Malopolsa, Podkarpacie y Silesia. No obstante, el primer ministro polaco, Donald Tusk, ha lanzado un mensaje tranquilizador y parece que el nivel de agua de los ríos Vístula y Sandomierz finalmente no crecerá tanto como se temía en un primer momento. Polonia no ha olvidado las inundaciones de 2010 con 25 fallecidos y unas pérdidas económicas de 2.500 millones de euros.