Por Ángela Gonzalo
Hasta hace muy poco la olimpiada era el período que iba de unos Juegos Olímpicos a otros. Es decir, los cuatro años de espera. Pero la Real Academia Española ha decidido que ambos nombres sean sinónimos. La celebración de los JJ.OO. (abreviatura del acontecimiento deportivo) en Londres, puede ser un buen momento para recordar algunas expresiones que no siempre se utilizan correctamente. El inglés, idioma que ha dado nombre a muchas disciplinas deportivas surgidas en sus tierras, invade al resto de lenguas internacionales, por lo que es bueno aclarar algunos términos mal utilizados.
Así que vamos a hacer algún repaso deportivo-lingüístico, siguiendo las explicaciones de la Fundéu, que ha publicado estos días una guía de redacción sobre esta temática. Estamos ante una olimpiada o una olimpíada. No hay problema de tilde, las dos acentuaciones son válidas, tanto en singular como en plural. Eso sí, por mucha pasión que queramos poner, escritas en minúscula.
Los deportistas pueden ganar o perder, pero siempre «por», nunca «de». Ganan por goleada o pierden por cinco goles. El penalti, por muy inglés que sea, no es «penalty» y si un equipo de fútbol tiene la desgracia de que le marquen varios, serán penaltis, en América pueden hacerlo por «penal» o «penales». Lo del MVP, no le gusta nada a la RAE, así que no buscaremos entre los participantes al «Most Valuable Player», ni siquiera en sus siglas inglesas. El jugador que consiga ese título, será el «mejor», el «mejor valorado» o el «jugador más valioso». Al menos hay para escoger sinónimo. Y ya que estamos con el deporte rey, como las selecciones reciben mucho cariño de sus compatriotas, a veces se les denomina por un apodo popular -como antaño en los pueblos-. No hay problema en llamarlas cariñosamente, pero en mayúsculas y sin comillas. la Roja (España), la Canarinha (Brasil), la Albiceleste (Argentina) o la Azzurra (Italia). ¡Ahí, con sus colores y sus nombres originales! El fútbol será futbol pero aunque valen las dos acepciones, todo depende del país de origen del hablante. Sin acento para Centroamérica y México; con acento para el resto de América y España. Lo mismo ocurre con otros términos como «arquero», «mediocampista», «volante», «portero», «defensa», centrocampista». Depende de cada país. El jugador que está en posición de «mediapunta», como es uno solo, se escribe junto, no puede desdoblarse.
Uno de los deportes de equipo más destacado en unos Juegos Olímpicos es, sin duda, el baloncesto. Aquí no vale la NBA, sino la ÑBA. Si está en España puede hablar de baloncesto, pero no de básquet. En Latinoamérica pueden usar «básquetbol» con o sin acento. Y los jugadores, serán muy altos si quieren, pero no pasan de ser «baloncestista» o «basquetbolista», en el mejor de los casos se le puede clasificar como «ala-pívot». Aunque en las Olimpiadas no hay «play-off», esta palabra siempre se puede compaginar con «eliminatoria» o «fase final».
El balonmano siempre lo practica un «balonmanista» y sólo los chilenos pueden hablar de «handball», escrito en cursiva y entrecomillado, por tratarse de un anglicismo. Aunque la RAE no nos lo prohibe, permite usar -sin pasarse- los términos «body contact», «free throw», «pressing», «time out» o «two-hand pass», que se pueden intercambiar por «contacto», «golpe franco», «presión», «tiempo muerto» y «pase a dos manos». ¡Qué bonito, y que claro queda!
Si nos vamos a las piscinas a ver sirenas y tritones, ellos estarán como peces en el agua, pero el estilo que practican es el «crol», nada de «crawl». Ahí está el «crolista» que se usa en femenino o masculino, según el caso. El piragüismo y el canotaje, aunque no lo parezca son sinónimos. Podemos hacerlo en «kayaks» y seremos un simple «kayakista» o en «skiff» aunque nos recuerdan que existe la palabra «esquife».
En la pista de tenis, podemos usar el revés, es decir, nos dejan que compaginemos la terminología inglesa y la española. Será para que al menos nos entiendan en alguna ocasión. El «backspin» es comparable a nuestro «efecto de retroceso», el «cannon ball», si llegamos a verlo, es un «saque», «servicio rápido y potente» o el término menos fino de «cañonazo». El «deuce» es comparable a nuestro «iguales» y el «set», aceptado en el diccionario, puede sustituirse por «manga». ¡Sin corte de idem ni nada! Un «set point» es un «punto de set», o «punto de manga» y el «set ball», una «pelota de set» o «pelota de manga». A la puntería de un «smash» podemos traducirla por «remate» o por un certero «remache». En el importantísimo «tie-break» con un «desempate» o un «juego decisivo»,vamos que nos salimos.
Si es por patitas mejor que mejor. Nada de sprintar. El «sprint» deja muy mal al contrincante y es mejor el «esprín» o «esprines», si es muy habitual, y en plural. Y en el salto de pértiga, en algunos países de América el «garrochista» puede utilizar la «garrocha», sin ningún problema. Hay que recordar que las palabras que acaban en el sufijo griego «athlon» (ejercicio) deben escribirse sin la «h», que estamos en tiempo de crisis. «Decatlón», «heptatlón», «decatleta» o «heptatleta», según la disciplina que practiquen.
No hay que pelearse con las palabras, ni hace falta llegar a las manos, pero en la competición de boxeo, la Fundéu nos echa un guante. El lugar donde se practica el boxeo es el «cuadrilátero», se puede usar «ring», pero como cualquier palabra inglesa, entrecomillada y en cursiva -si la hemos de escribir-, si es hablada da lo mismo, se le pone un poco de acento y ya está. Si los púgiles están muy liados no se utiliza «break», sino «¡sepárense!» con el agravante de que si no lo conseguimos nos podemos llevar un «punch», que lo dejamos en un simple «puñetazo» o más finamente «pegada». Tampoco vale pasarse al francés para hablar del «crochet», si nos referimos al golpe de abajo arriba, le quitamos la «t» o le descargamos un «gancho». Es más castizo, pero....
Y si uno queda KO, no tiene otra que utilizar «nocaut», nada de «knock out». Si lo «noquean» muchas veces se añade «nocauts» y con un poco de suerte no llega al hospital.
La Fundación del Español Urgente, ha elaborado una guía de redacción con información sobre sedes, topónimos y gentilicios para facilitar la compresión de determinados términos que plantean dudas. Sin duda una buena lectura para el verano, y también puede resultar divertida.