Aplastante victoria del Partido Popular

Mariano Rajoy será el próximo presidente del gobierno español. El Partido Popular ha arrasado en las elecciones celebradas este domingo con el 44,5 % de los votos, según resultados todavía provisionales, que le dan 186 escaños en el Congreso, diez por encima de la mayoría absoluta. El PSOE se ha hundido en las urnas y ha obtenido el peor resultado de su historia: un 28,6% de los votos y 110 diputados. En su primera intervención tras el triunfo, Rajoy ha reconocido que hoy más que nunca nuestro futuro se juega en Europa.

Rajoy saluda a los militantes del PP tras el triunfo
Rajoy saluda a los militantes del PP tras el triunfo / Foto:PP

Las elecciones del 20-N suponen un vuelco político en España, con un Partido Popular que ha conseguido casi cuatro millones de votos más que los socialistas. El PSOE paga el precio de la crisis económica y financiera y pierde 59 escaños con respecto a las elecciones de 2008. El PP recoge el testigo y consigue 32 más que en aquella ocasión. Ha sido la victoria electoral más amplia del partido, incluso superior a la conseguida por José María Aznar en el año 2000.

Beneficiarios del voto de castigo a los socialistas ha sido Izquierda Unida, que pasa de 2 a 11 escaños en estas elecciones, como tercera fuerza política más votada.En escaños, sin embargo, están por delante los nacionalistas de CiU con 16 diputados. La izquierda abertzale entra con fuerza en el Parlamento español con 7 escaños y se convierte en la primera fuerza política del País Vasco. También recoge voto socialista UPyD que tenía un escaño en el Congreso y ahora tiene cinco, aunque no podrá formar grupo parlamentario propio por no haber llegado, por unas décimas, al 5% de lo votos. Sí tendrá grupo parlamentario el PNV, aunque ha perdido un escaño. Obtienen también representación parlamentaria Esquerra, BNG, Coalición Canaria, Compromís-Q, Foro y G-Bai. Los datos provisionales del Senado indican que también el PP arrasa en la Cámara Alta, con 134 escaños, por 50 del PSOE.

En sus primeras palabras como virtual presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy ha reconocido que «vamos a gobernar en la más delicada coyuntura de España en los últimos años». Para afrontarlo, Rajoy ha pedido insistentemente el esfuerzo de todos. Ha dicho que «nadie sienta inquietud, no tenemos otros enemigos más que el paro, la deuda externa y el estancamiento económico».

El futuro jefe del ejecutivo español ha reconocido que «hoy más que nunca nuestro destino se juega en Europa» y ha dicho que trabajará para que España sea respetada en Bruselas y en Fráncfort (sede del Banco Central Europeo). Su propósito ante la UE, ha dicho, es ser «más cumplidor y más vigilante».

Era el momento de celebrar el triunfo y no anunciar proyectos, pero Rajoy ha vuelto a advertir: «no va a haber milagros, no los hemos prometido. Confío en que el trabajo, la seriedad y la constancia servirán para que todos podamos ver los frutos».

«España dejará de ser un problema en Europa, para ser parte de su solución», ha dicho Rajoy, quien, según fuentes del PP, ha recibido ya la felicitación del presidente francés, Nicolás Sarkozy, y de los líderes de la UE, Herman van Rompuy y José Manuel Durao Barroso.

La peor derrota del PSOE

El candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha felicitado a su rival por el triunfo y ha dicho ante sus militantes: «hemos perdido claramente las elecciones». En su intervención ha quedado la incógnita de si liderara al PSOE desde la oposición, al decir que había pedido al secretario general del partido, José Luis Rodríguez Zapatero, la celebración de un congreso delpartido.

Rubalcaba ha prometido, en cualquier caso, que el PSOE trabajará con todas sus fuerzas por recuperar la economía y el empleo. Trabajarán, ha dicho, «por defender los derechos y seguridades básicas que cohesionan a nuestra sociedad y los servicios públicos universales», así como la igualdad entre hombres y mujeres y el proyecto europeo.

El cambio político ya es un hecho en España. La repercusión inmediata se verá en unas horas o en unos días en los índices de los mercados financieros que exigen estabilidad económica, pero también política a los socios de la eurozona. En Italia o Grecia, los cambios de gobierno los han dictado las necesidades financieras; en España, las urnas.