Aquí no hay que reconstruir, hay que construir

Entrevista a Jesús Orús Báguena, director oficina de la UE en Sudán del Sur

jesús orus
Jesús Orús / Foto: eXp

Jesús Orús Báguena, es desde hace un año y medio el responsable de la oficina de la Unión Europea en Sudán del Sur, que a partir del 9 de julio se convertirá en el primer país independiente del siglo XXI, el 54 de África y el 193 del mundo. Ha sido testigo de las grandes dificultades por las que ha atravesado el acuerdo de paz que puso fin a más de 22 años de cruel guerra civil entre Sudán del norte y del sur.

Jesús Orús , es un aragonés que se siente ciudadano del mundo. Ha estudiado en Estados Unidos y desde hace más de 20 años trabaja en la Unión Europea. Experto en Europa del Este estuvo presente en la negociación para la integración de esos países y ha participado en misiones de cooperación en América Latina e India. Su último cargo es el de jefe de la misión de la Unión Europea en Juba. Con él hemos hablado del referéndum de independencia y de los retos que tiene por delante el nuevo país.

Esta es una delegación con unas características muy diferentes a otras delegaciones de la UE en África, ¿Cual es la diferencia?

J.O.- No es una delegación formalmente hablando, es una oficina que forma parte de la delegación en Sudán, pero estamos a 1.400 kilómetros de la capital. Tras el acuerdo de paz de 2005 se decidió abrir una oficina aquí para preparar la posible independencia. Y a nivel práctico tenemos menos recursos que la delegación de Jartum. Cuando la abrimos en 2009, vine yo solo con un par de agentes locales.

eX.- En todo este tiempo y ante la dificultad del proceso de paz, seguro que ha habido momentos muy delicados o complicados.?

J.O.- Ha habido muchos momentos de tensión. Si uno mira el acuerdo de paz se han ido cumpliendo en las etapas previstas, pero prácticamente todas con retraso, incluidas las elecciones del año pasado, que se aplazaron un año. Lo que sí se ha cumplido en el plazo previsto, y ha sido la gran sorpresa, ha sido el referéndum por la independencia, que entre todos hemos sido capaces de sacar adelante. Pero ha habido momentos de tensión con el norte y con diferentes grupos del sur.

eX.- ¿Cuál ha sido la contribución de la UE?

J.O.- La UE ha tenido 3 papeles. Uno de testigo del acuerdo - como firmante- hemos ofrecido apoyo político, para que las partes encontraran puntos en común sobre los que trabajar. Hemos continuado con la ayuda, tanto humanitaria como al desarrollo. Desde 2003, antes de que acabara la guerra, hemos aportado más de 700 millones de €. para ayuda humanitaria y desde 2005, tras la firma, abrimos la cooperación al desarrollo tanto en el norte como en el sur, destinando otros 500 millones de €. Y otra faceta, que es muy importante, nuestra presencia física en el Sur.

eX.- Es un tablero de juego en el que los contrincantes son China y Estados Unidos. ¿Dónde queda la Unión Europea?

J.O.- En todo el mundo desde la caída del muro de Berlín y la política de bloques, la política internacional ha cambiado mucho. En el continente africano como herencia, seguramente, del proceso colonial, unos países tienen más presencia en unas zonas o en otras. La UE es más neutral. Tenemos unos acuerdos de Cotonú. Tenemos no sólo la ayuda al desarrollo sino también diálogo político. Y no hay que olvidar que una cosa es el apoyo político y de desarrollo y otra son los intereses comerciales que puedan tener uno u otro socio comunitario. Por ejemplo en la extracción de petróleo hay empresas de grandes potencias como China y Estados Unidos, pero también francesas y de otros países.

eX.- ¿Qué percepción de Europa tienen los sursudaneses?

J.O.- Somos muy bienvenidos, por varios motivos. Por un lado está la conexión que hubo con los misioneros y con el gobierno británico, aunque hay que recordar que el sur de Sudán nunca fue colonia británica, era un condominio con Egipto. Por otro lado, muchos de los emigrantes durante las dos guerras, estamos hablando de un periodo de 50 años, vivieron en Europa. Muchos de los ministros actuales tienen o han tenido la familia en países europeos. Y eso también ha creado muchos vínculos.

En cuanto al ciudadano de a pie, cada uno tiene sus simpatías como es lógico. Pero en general, mi experiencia personal es que siempre somos bienvenidos. Son muy aficionados al fútbol y eso acerca mucho. Son grandes seguidores de las ligas europeas, y por supuesto de la española.

eX.- Si algo sabe la UE es desarrollar la administración local o estatal. ¿En qué va a ayudar al futuro gobierno?.

J.O.- Ellos son los primeros en pedir el apoyo internacional. Hace tiempo que estamos en diálogo permanente con las autoridades y tenemos varios campos de acción. Nuestras prioridades han sido, y seguirán siendo, la seguridad alimentaria y el desarrollo rural, para que consigan una independencia alimentaria que no tienen hoy en día... aunque podrían tenerla, pero debido a la guerra se ha destruido todo el proceso productivo. También apoyamos los servicios, sobre todo sanidad, educación y acceso al agua. Y el otro apoyo es el ámbito judicial y legal, que es complicado. Ahora hay varios sistemas legales que conviven. La ley árabe, la sharia, que se aplica en muchos sitios, cuando no hay otro sistema, la legislación constitucional y también se aplica la tradición británica. Es una situación complicada, pero estamos colaborando con ellos.

En noviembre se organizó una conferencia conjunta en Bruselas con el gobierno de Sudán del Sur, que sirvió para identificar las funciones que necesitaban estar a punto en caso de que hubiera independencia. Tenemos una referencia sobre la que guiarnos, conocemos las necesidades que tienen y vamos a establecer con otros donantes y las autoridades locales, las prioridades futuras.

eX.- ¿Qué retos son los más importantes para el futuro país?

J.O.- Un ministro sursudanés decía «aquí no hay que reconstruir, hay que construir». Hay muchos desafíos. El primero político. Terminar las negociaciones con el norte sobre una gran cantidad de temas pendientes, desde el reparto de los recursos, incluido por supuesto el petróleo. Delimitar las fronteras (de momento el acuerdo es sobre el 80% del territorio). Aclarar el futuro de la región petrolífera de Abyei, una parte del sur que fue anexada por el norte durante la presencia británica y que tenía que haber celebrado un referéndum ahora, pero no ha habido acuerdo. Y también aclarar la problemática de la ciudadanía, los ciudadanos del norte que viven aquí y los del sur que viven en el norte.

Dentro del sur, hay que lograr mantener la unidad de todas las partes que han estado juntas para defender el referéndum, pero que tienen sus diferencias. Por ejemplo uno de los comandantes que han firmado el acuerdo de paz ha vuelto a coger las armas. Ese es un reto del presidente y del partido en el poder.

Está el desafío de las infraestructuras. No hay ninguna carretera asfaltada. Sólo aquí en Juba, la capital, hay alguna y con la ayuda de Estados Unidos se está acabando la conexión con la frontera con Uganda. No ha habido nunca carreteras. Está por hacer el acceso al agua, los colegios, la educación en general , casi todo. Una cosa que va a ser importante es el papel que jueguen los sudaneses que estaban en el extranjero o en el norte y que están capacitados para participar en la construcción del nuevo país.

eX.- Es decir que hay que hacer muchas inversiones. ¿Esto puede facilitar la corrupción?

J.O.- Está en la agenda del gobierno, el presidente es consciente y en público habla de ello constantemente. En un discurso, Salva Kiir retó al Parlamento, diciendo que le extrañaba que ese tema no se hubiera debatido allí. Un grupo de parlamentarios ya están preparando una comisión de lucha contra la corrupción. Es un desafío y estamos trabajando con ellos.

eX.- Para que todo este proceso de independencia se desarrolle políticamente con normalidad, se necesita un apoyo internacional. ¿Muchos países van a reconocer al nuevo país a partir del 9 de julio?.

J.O.- Todos los países europeos que tienen representación permanente en el sur tienen su consulado en el interior del complejo que la UE tiene en Juba, unas antiguas instalaciones de té. Ahora hay representación de Francia, Reino Unido, Italia, y ya hemos firmado acuerdos para que vengan Alemania y España. Todo parece indicar que todos ellos, incluida la UE van a reconocer rápidamente al nuevo país, dado que lo ha reconocido el norte, que eso siempre facilita las cosas. Se supone que la mayoría de esos consulados u oficinas van a pasar a ser embajadas. No sabemos si se van a quedar aquí o van a salir fuera, porque evidentemente muchos van a ampliar el volumen de la representación incluidos nosotros.

eX.- ¿Personalmente como se siente en Juba, qué le ha aportado esta experiencia?.

Muchas cosas. He sido testigo de la votación y he visto la dignidad de todo un pueblo. Todo el mundo habla de la paciencia, pero hay que destacar esa dignidad después de tanto tiempo y una guerra tan larga. Se pronosticaba que todo iba a ser caótico, pero para nada. Todo ha sido muy cívico. No ha habido grandes celebraciones, el presidente ha dicho que hay que esperar hasta la declaración de la independencia. Pero han dado una lección de dignidad impresionante. A nivel más personal para mí la gente es lo más importante y he conocido experiencias personales y auténticos dramas familiares a lo largo de 50 años de guerra civil. Todos los días me sorprende y me admira ver a esta gente que sabe levantarse y no tener rencor después de haber tenido unas experiencias tan terribles como las que han vivido.