Apostolis Fotiadis
Un barracón de madera

El turco Zeki Görbüz, solicitante de asilo en Grecia y arrestado el 12 de febrero, continúa detenido debido a una orden internacional emitida por el gobierno de su país justo un día antes de su entrevista con las autoridades de inmigración.

Un barracón

Faraj Alhamauun, un ciudadano sirio que ahora reside en Estambul, fue detenido en septiembre de 2012 mientras cruzaba la frontera hacia Grecia, con la esperanza de dirigirse hacia el norte de Europa. Este activista, que cooperó con la organización Human Rights Watch (HRW) tras el estallido de la guerra en Siria, había resultado antes herido en un atentado con explosivos en las afueras de la noroccidental ciudad de Aleppo.

Personas de diferentes nacionalidades se asoman a una valla

Mientras los combates prosiguen en Siria, familias desesperadas escapan hacia el oeste rumbo a Grecia. Pero en este país no reciben precisamente una calurosa bienvenida . En Grecia encuentran operativos masivos para cerrar las fronteras y reunir a quienes las autoridades consideran «inmigrantes ilegales», mediante redadas arbitrarias, centros de detención en malas condiciones y una fuerte persecución racial.

Inmigrantes tras las ventanas con rejas muestran pancartas

La Unión Europea ha puesto en marcha un nuevo sistema de gestión de fronteras endureciendo los controles migratorios con alta tecnología. Las grandes compañías armamentistas y de defensa ya están cosechando los frutos de esta nueva política. Frontex, el organismo responsable de las fronteras externas del bloque europeo, confirma que ha dado fondos a los grandes fabricantes de armas y equipos de seguridad para que expongan sus últimos dispositivos.

Una fila de inmigrantes, dirigidos por un policía

Cumple un mes la campaña contra los extranjeros indocumentados en Grecia, en el marco de una estrategia que incluye el cierre de la frontera con Turquía, sobre el río Evros, y el desplazamiento de inmigrantes desde las grandes ciudades hacia improvisados centros de detención.

Gran manifestación frente al Parlamento

Los trabajadores griegos están cada vez más aplastados por un plan de austeridad que no ha logrado ningún cambio positivo hasta ahora. El gobierno sigue apretando el cinturón en torno al gasto público sin escuchar a los economistas que consideran que es un camino equivocado para contener la crisis. Los trabajadores griegos pierden poco a poco la poca protección que les quedaba.