El objetivo es que los bancos de la UE no se contagien de la crisis de deuda, recuperen la confianza de los mercados y no limiten el crédito. Para conseguirlo necesitan una inyección de capital de 106.000 millones de euros hasta alcanzar un ratio del 9% de capital de calidad, tras valorar a precios de mercado la deuda pública que tienen en su cartera, con precios a 30 de septiembre de 2011. Otros 40.000 millones de euros serían un colchón para absorber la depreciación de la deuda.
Para conseguir el capital exigido, la UE pide a la banca que busque en el sector privado y si es necesario recurran a la ayuda de los gobiernos nacionales. El último recurso es financiarse con préstamos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.
La condición es que hasta que no logren el dinero, haya limitaciones en las primas a directivos y en el reparto de dividendos a los accionistas. Además los líderes europeos piden a los supervisores nacionales que impidan que los planes de recapitalización no lleven a un recorte en el flujo de crédito a la economía real.
Los bancos españoles afectados son Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Popular. La Autoridad Bancaria Europea estima que estas entidades necesitarán 26.161 millones de euros, casi la cuarta parte del total europeo, aunque los propios bancos confían en conseguir el capital sin tener que acudir al mercado. Solo los bancosgriegos están en peores condiciones.
Entrada ya la madrugada del jueves, la cumbre del Eurogrupo sigue negociando la quita de Grecia por los bancos acreedores, con el objetivo de que sea superior al 50%. También está pendiente el acuerdo sobre la reforma del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, que debería servir para superar definitivamente la crisis de deuda de la zona euro. Algunas fuentes han adelantado que en esta cumbre no conseguirán cerrarse los detalles técnicos, que aún quedarán para próximas reuniones.
