Batiéndose el cobre en internet

Un año y medio después del comienzo del levantamiento popular conocido como Primavera Árabe, los activistas que arengaron a través de las redes sociales de Internet sienten que aún les queda mucho por hacer en su lucha por los derechos humanos, la democracia y la transparencia.

La página web Nawaab
Nawaab, página web tunecina de Derechos Humanos

Muchos de los principales activistas de Túnez, donde surgió el levantamiento popular de Oriente Medio y el norte de África, no están satisfechos con los resultados de la revuelta y apuntan a objetivos más ambiciosos: transparencia de acciones gubernamentales, control de los procesos electorales y abolición de las leyes que restringen la libertad en Internet.

«Pretendemos seguir desarrollando esta 'ingeniería social'», indica Kerim Bouzouita, periodista y activista de Túnez, durante la conferencia de Medios Sociales y Derechos Humanos, que se ha celebrado esta semana en la ciudad italiana de Florencia por el Centro Robert F. Kennedy para Justicia y Derechos Humanos.

«La derrota del régimen del expresidente tunecino Abidine Ben Ali y la realización de elecciones libres no son suficientes. Estoy convencido de que es el momento de apuntar a la apertura de datos, el acceso a la información pública y una gobernanza abierta. Creo que necesitamos abrir los archivos de la policía secreta», detalló.

«Detenciones y torturas, debemos investigar estos hechos que caracterizaron a la dictadura y arrojar luz sobre ellos. Si no afrontamos los males pasados, no podremos hacer frente al futuro», añade Bouzouita.

Los «Disidentes inteligentes» tienen una larga historia, que se remonta a 1998, cuando un grupo de ciberactivistas crearon una lista de correos electrónicos que se transformó en un sitio de Internet

llamado Takriz. Riadh Guerfali y otros compañeros comenzaron en 2001 a escribir en Tunezine, la primera plataforma en Internet totalmente dedicada a cuestiones de derechos humanos.

Algunos artículos fueron redactados por el actual presidente de Túnez, Moncef Marzouki, expresidente de la Comisión Árabe para los Derechos Humanos. «Human Rights Watch y Amnistía Internacional ya habían publicado algunos documentos sobre violaciones de derechos humanos en Túnez, pero se caracterizaban por un lenguaje formal», indica Bouzouita. «En Tunezine, los artículos están escritos en un dialecto tunecino para crear una conexión directa, una verdadera cercanía con los ciberciudadanos», añade.

Guerfali lanzó en 2004 Nawaat, un sitio de Internet dedicado a los derechos humanos, que logró sortear las estrictas leyes de censura mediante servidores proxy que ofician de intermediarios entre el cliente y el servidor, permitiendo una navegación anónima. «Al principio teníamos unas 100.000 visitas al mes. Desde 2011 tenemos alrededor de 1,8 millones», indica Bouzouita. «Túnez se jacta de tener una comunidad de ciberactivistas muy avanzada, incluidos dos partidos piratas inspirados en agrupaciones similares de Europa, que se definen como ni de izquierda ni de derecha, sino «de avanzada».

También hay ciberactivistas operando en Siria desde hace años

El ingeniero Ayman Abdel Nour, de Damasco, que ha participado en la conferencia de Florencia, se refirió al origen de su sitio «All4Syria» (todos por Siria), una de las herramientas más importantes

de la disidencia al régimen de Bashar al Assad. «Comencé en 2003 con una lista de 50 direcciones de correo electrónico. Ofrecí a los suscriptores traducciones de todos los artículos sobre Siria que estaban prohibidos en nuestro país. Después de unos meses llegamos a 15.000 lectores. Ahora el sitio cuenta con unas 50.000 visitas al día», explica.

Además de reunir fotografías, vídeos y testigos, como muchos otros sitios, «All4Syria» ofrece un servicio adicional: obtener y publicar datos oficiales. «Es una especie de Wikileaks sirio», explica Abdel Nour. «Muchos funcionarios colaboran con nosotros. Esa gente desafía al régimen, pero temen perder la vida y la de su familia», apunta.

Entre los datos publicados desde el principio de la revuelta en Siria, Abdel Nour identificó «una lista de diplomáticos sirio que serían reubicados en el mundo y otra de oficiales del ejército ascendidos».

Además de los funcionarios, los sitios de Internet independientes cuentan con la colaboración de periodistas que trabajan para medios estatales y que escriben artículos con un seudónimo, indica Abdel, que está exiliado en Dubai, donde trabaja desde 2007 para el canal independiente Orient TV.

«En 2010 entrevisté a los principales opositores políticos sirios residentes en el extranjero. Sentí que la rabia comenzaba a surgir y que pronto mi pueblo se levantaría contra el régimen. Lo supe por las

crecientes peticiones de libertad de información, la gente está sedienta de democracia», añade.

Sobre los cambios en materia de religión del movimiento prodemocrático, explica: «Es bastante normal, esta gente está enojada porque el régimen de Assad mató a sus familiares. Se volcaron a la

religión para encontrar razones para su lucha. Pero después de que caiga el régimen, todo será distinto». «En Siria, hay 17 grupos étnicos y religiosos. Será esencial apoyarse sobre un sistema de poder compartido, basado sobre democracia y participación femenina», remarca.

El empoderamiento femenino se está arraigando en la vecina Jordania, con el apoyo de la floreciente comunidad de ciberactivistas. «En los últimos años obtuvimos logros significativos», nos dice la periodista y defensora de derechos humanos Rana Husseini, quien comenzó a escribir artículos sobre mujeres muertas por familiares en asesinatos por honor, delito por el cual el responsable solo recibe una pena de tres meses de prisión.

«Cuando comencé a denunciar las historias de estas jóvenes asesinadas por sus propios padres y esposos, y castigadas por su 'comportamiento inmoral', todo el mundo me dijo que perdía el tiempo porque no iba a derrotar a la cultura tradicional», recuerda Husseini. «Ahora que han pasado unos años, y también gracias a la participación de algunos miembros de la familia real, ya no existe la ley de honor. Un hombre que mata a una mujer por estas razones puede ser castigado a 10 años de prisión y hasta a cadena perpetua», apunta.

Husseini cree que el extraordinario resultado obtenido se debe no solo a su perseverancia, sino también al apoyo de los medios, que decidieron romper el tabú.

«Ahora hay una página de Facebook en la que la gente puede denunciar violaciones de los derechos de las mujeres. Es un paso importante dado que el acceso a Internet ha aumentado de forma drástica», concluye.