Colombia, tras su Acuerdo de Oslo

El gobierno de Colombia y las insurgentes FARC han acordado iniciar negociaciones formales el 5 de octubre en Oslo. Buscarán poner fin a la guerra interna que ha pasado por distintas fases desde 1946, con breves paréntesis. El texto, firmado en La Habana y cuya existencia ha trascendido por sorpresa este lunes 27, no se conoce todavía. Sin embargo, se sabe que contiene una cláusula que dispone que ninguna de las dos partes se levante de la mesa de negociación hasta no conseguir un acuerdo definitivo.

Una fila de jóvenes con uniforme militar y armados
Jóvenes pertenecientes a las FARC

El presidente Juan Manuel Santos decidió poner fin a los rumores de prensa y ha confirmado en la noche de este mismo lunes que se han adelantado «conversaciones exploratorias» y que «en los próximos días se darán a conocer los resultados de los acercamientos con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia».

Por ahora se han divulgado tres «principios rectores»: «Primero: Vamos a aprender de los errores del pasado para no repetirlos. Segundo: Cualquier proceso tiene que llevar al fin del conflicto, no a su prolongación». «Tercero: Se mantendrán las operaciones y la presencia militar sobre cada centímetro del territorio nacional», queda en el aire la versión de que podría haber un cese bilateral de hostilidades a partir de octubre o, al menos, en los próximos seis meses.

Los contactos se habrían iniciado informalmente hace año y medio y habrían pasado a una fase de mayor compromiso, siempre en secreto, a partir de mayo pasado, según ha confirmado el director de información de la cadena televisiva venezolana Telesur, el periodista colombiano Jorge Enrique Botero.

Según la televisora pública bogotana Canal Capital, suman ya más de 30 reuniones entre las partes, tanto en Colombia como en el exterior.

Hemos podido confirmar que a esos encuentros asistió un miembro del secretariado del Estado Mayor Central de las FARC, un médico de profesión de nombre de combate Mauricio Jaramillo y cuya identidad civil parece ser Jaime Alberto Parra. Actualmente comanda el Bloque Oriental de las FARC.

Distintas fuentes han confirmado también que el presidente Santos estuvo representado en estos diálogos preliminares secretos por su hermano, el periodista Enrique Santos, expresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa y director de El Tiempo entre 1999 y 2009, el principal diario colombiano. Enrique Santos fundó en los años 70, junto con el premio Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez, la revista de izquierdas Alternativa, ya extinta.

Por el gobierno lideran los contactos el alto consejero de Seguridad, Sergio Jaramillo, y el ministro de Medio Ambiente, Frank Pearl, ambos exfuncionarios del gobierno del derechista Álvaro Uribe (2002-2012), hoy en la oposición y fuerte crítico de estos acercamientos. Habrían asistido también a estos diálogos previos entre uno y tres generales retirados.

La versión del periodista Botero confirma la primicia del corresponsal británico Karl Penhaul, quien el 1 de este mes reveló a la emisora colombiana W Radio sobre reuniones gobierno-FARC en Cuba.

Según Penhaul, una visita que el presidente Santos hizo a La Habana, supuestamente para desear mejoría a su homólogo de Venezuela, Hugo Chávez, quien había sido operado de cáncer, sirvió para un encuentro con emisarios de las FARC. «Fuentes guerrilleras (.) me dicen que el propio presidente (Santos) se ha reunido con altos mandos guerrilleros en Cuba para explorar las posibilidades de un diálogo», declaró el periodista.

Penhaul publicó a fines de julio una entrevista en vídeo con Benito Cabrera, cuyo nombre de combate es Fabián Ramírez, un mando de las FARC en una poderosa estructura llamada Bloque Sur y que había sido reportado como baja por parte del ejército.

En ese momento, Penhaul estimó que las posiciones del gobierno y de la guerrilla comunista estaban «muy lejos» una de otra.

Dos encuestas recientes que destaca la Fundación Ideas para la Paz, un centro de desarrollo de pensamiento empresarial, indican que se considera «improbable el éxito de la salida militar», aunque se ve como un recurso para «imponer» la negociación a la guerrilla surgida en 1964.

Paradójicamente, en tres años la preferencia de los encuestados por el uso de la fuerza militar ha aumentado del 28 al 37,3 por ciento, a la par que ha disminuido la preferencia por una solución negociada (del 67,1 al 54,6 por ciento). El apoyo a la combinación de ambas políticas aumentó del 4,9 al 8,2 por ciento de los entrevistados en el mismo lapso.

Otro periodista, el exvicepresidente Francisco Santos (primo del mandatario), que ahora es su opositor y trabaja en la emisora colombiana RCN Radio, dijo que «todo comenzó» en la ciudad colombiana de Santa Marta, en agosto de 2010, en un encuentro de reconciliación entre el entonces flamante presidente Santos y Chávez.

Según una fuente de IPS cercana a las FARC y cuya identidad no se publica por seguridad, no sería cierto que Chile y España estén entre los países facilitadores, pero sí Venezuela, Cuba y Noruega, sede este último país del Premio Nobel de la Paz y donde Palestina e Israel alcanzaron en 1993 los recordados Acuerdos de Oslo. Un importante personaje noruego habría hecho el acompañamiento desde las primeras reuniones exploratorias, pero hasta ahora no se ha revelado su identidad.

RCN Radio mantiene que el propio gobierno ha estado «filtrando» algunos detalles de la negociación para «ambientar» la idea de la paz en la opinión pública colombiana, muy polarizada. La negociación sería secreta, aunque acogería propuestas ciudadanas, y la mesa de negociadores emitiría informes conjuntos, según RCN Radio.

A fines de julio, el presidente Santos dijo que no había condiciones para sentarse a dialogar con las FARC. Sin embargo, la emisora local Caracol Radio ha indicado que hace cuatro meses el presidente comenzó a dialogar con generales y coroneles para convencerles de que la paz es viable.

Además, hace 15 días se intensificaron las reuniones con las agrupaciones partidarias en el parlamento para reglamentar algunos aspectos del llamado «marco legal para la paz», aprobado en junio y que se supone es la norma que permitirá la negociación con la guerrilla. Los militares consideran que dicho «marco» tiene vacíos. La polémica ley tampoco habría caído bien en las FARC.

Un comandante regional de nombre de combate Pablo Catatumbo, con jurisdicción en el occidente y suroccidente del país, indicó en una misiva conocida que hemos podido conocer que la norma «va en contravía» de la paz.

El «marco legal para la paz», agrega Catatumbo, «más bien está direccionado para incluir en los procesos de impunidad a quienes en la legislación anterior quedaron fuera: los parapolíticos y el ejército».

Los llamados «parapolíticos» son civiles que forman parte de la estrategia de las organizaciones paramilitares de ultraderecha, que generaron decenas de miles de campesinos muertos y desaparecidos y millones de desplazados de sus hogares.

Cuando «una sola de las partes» elabora un marco así, «es para favorecer a sus aliados», no para conseguir la paz con quienes están en conflicto, indica la misiva.

En la carta, fechada en julio, Catatumbo menciona también que las FARC han ventilado incluir en las conversaciones de paz a Estados Unidos, dado que es el país que financia la guerra y le vende a Colombia gran parte del armamento.

La ya mencionada fuente nos indicó que las conversaciones entre los comandantes de las FARC son, hoy por hoy, permanentes y sostenidas