Compañías algodoneras apadrinan a pequeños agricultores africanos

Las exportaciones de algodón son fundamentales para varios países africanos, principalmente de África occidental y central. Representan entre el 30% y el 40% de los ingresos de las exportaciones de Benín, Burkina Faso, el Chad y Malí. La UE, un importador neto de este producto, apoya el desarrollo de la iniciativa privada para ayudar al sector africano del algodón, en países cuya economía depende en gran medida de este producto.

Forges Gwilize entre sacos de algodón
Forges Gwilize entre sacos de algodón / Foto: Nebert Mulenga (IPS)

Hace cinco años, Forbes Gwilize subsistía con lo que ganaba del cultivo de maíz. Ahora planta más algodón en la aldea de Musena, 80 kilómetros al norte de la capital de Zambia. «Mi mayor problema era trabajar la tierra al principio de la temporada, pero no podía hacerlo por falta de herramientas. Tenía que esperar el comienzo de las lluvias y cultivaba media hectárea de algodón y una de maíz», relata Gwilize, de 52 años y padre de siete hijos.

Pero su situación es muy diferente ahora, ha ampliado el cultivo de algodón de 1,5 a 33 hectáreas, y ha comprado nuevas herramientas, un tractor y hasta ha ampliado su propiedad. «Construí ocho casas en el terreno, compré un tractor y mando a mis hijos a una de las mejores escuelas del país. Estoy cómodo», asegura. Ahora solo cultiva maíz para el consumo familiar, pero prefiere vivir del algodón.

Gwilize es uno de los miles de algodoneros que se benefician del programa de productores extranjeros a cargo de cinco grandes compañías de desmotado como Dunavant Cotton, la anglo-estadounidense Cargill Cotton Ginnery y Continental Ginnery. Los programas de productores externos de Zambia, también conocidos como agricultura por contrato, se basan en un acuerdo previo entre el comprador y el agricultor sobre cuestiones específicas como el precio de la materia prima. Las compañías dan a los agricultores insumos como semillas, químicos y fertilizantes, les ofrecen asistencia técnica y un mercado, ya que les compran toda la producción. Las empresas son las encargadas de procesar el algodón y exportar el producto.

Gwilize fue contratado por la multinacional Dunavant Cotton con un acuerdo que, según él, ha cambiado sus métodos de cultivo y su estilo de vida. Además de los ingresos por su cosecha, genera más por los insumos que recibe de Dunavant y distribuye a crédito entre otros agricultores. «Tengo muchas formas de ganar dinero con Dunavant, además de mi cosecha», explica con orgullo. «Reúno a otros recolectores para cultivar algodón de forma comercial para esta compañía y les doy préstamos para los insumos. Tengo una comisión de 20 por ciento por cada reembolso total que logra la compañía», añade.

Gwilize compró su tractor con un préstamo de Dunavant, que tardó dos años en devolver, pese a que el reembolso fue acordado en tres. Ahora, además de cultivar sus campos, alquila el tractor a 46 dólares la hectárea arada o cosechada. En promedio, él cultiva cinco hectáreas al día y cobra 2.000 dólares al mes por el alquiler del tractor. «Ahora tengo un conductor de tiempo completo y cuatro empleados. Gané mucho dinero con el tractor. Ahora está afuera y yo gano por hectárea», cuenta.

Nigel Seabrook, director de Dunavant Zambia Limited, explica que la compañía asiste económicamente a 175.000 agricultores ayudándoles a mecanizar su producción, vendiéndoles tractores a pagar en tres años. «Cada agricultor que se beneficia del programa puede obtener mejores cosechas y ampliarlas gracias a la mecanización. Los tractores tendrán un impacto directo sobre los agricultores y las comunidades inmediatas en las que operan a largo plazo y de forma sostenible». «Ofrecemos a los pequeños agricultores un servicio completo, todo lo que necesiten para obtener las mejores cosechas posibles. Nuestro programa de extensión le da a los agricultores mucha capacitación y educación, además de todos los insumos», añade.

Dunavant está en Zambia desde hace poco más de una década trabajando con pequeños agricultores para mejorar la producción de algodón en este país. En 2011, la compañía decidió diversificar y ampliar sus ingresos financiando otros cultivos como girasol, soja y maíz. «Compramos maíz, girasol y soja tras financiar la producción en todos nuestros almacenes a fin de ofrecer a los agricultores un paquete integral. Realmente queremos que nuestros agricultores tengan una amplia variedad de productos para que puedan obtener lo mejor de toda su tierra», explica Seabrook.

El investigador independiente Robert Munthali, describeó estos programas de agricultores externos promovidos por el sector privado como una herramienta efectiva para reducir la pobreza y mejorar el nivel de vida en áreas rurales. «Es bien sabido que desde hace tiempo la industria algodonera de Zambia es muy importante para promover medios de vida sostenibles y el desarrollo económico de la nación», explica Munthali.

«Con los actuales programas de agricultores externos de varias compañías desmotadoras, la situación solo podrá mejorar. Estas iniciativas deben ser alentadas para todos los cultivos si Zambia pretende reducir la pobreza rural», añade. El algodón forma parte integral de la economía de Zambia desde hace años. Antes de la privatización general de la industria en los años 90, este país impulsó 140 compañías textiles y de ropa con más de 25.000 empleados.

Pero las importaciones generalizadas en ese tiempo significaron una competencia externa excesiva, y en el proceso ahogaron a la industria local. El ministro de Agricultura y Ganadería, Emmanuel Chenda, señala que las iniciativas privadas en la producción de arroz, como los programas de cultivadores externos, pueden tener un papel de pivote en la recuperación de la industria local. «Ante la falta de créditos accesibles de bancos, estas facilidades externas son de gran ayuda para nuestros agricultores. Al gobierno le gustaría fomentar muchos programas como ese en el país, incluso para otros cultivos es positivo», indica Chenda.

Pero el ministro acusa a algunas compañías de desmotado de ofrecer un «trato injusto» a los agricultores con términos desiguales. También explica que el gobierno está preparando medidas que garanticen un proceso de negociación más equilibrado para todas las partes involucradas. «Deben haber buenas prácticas empresariales y juego limpio. Los acuerdos deben negociarse para que sean justos para todos los actores. La balanza no debe inclinarse hacia el proveedor de insumos», remarca.