Críticas a la ley de ONG de Putin

Los grupos de derechos humanos han criticado la nueva ley rusa que obliga a registrarse como «agentes extranjeros» a las ONG que reciban financiación desde el exterior y participen, al mismo tiempo, en la vida política del país. Estas organizaciones denuncian que con la nueva legislación se desprestigian y limitan sus labores.

Barroso-Van Rompuy y Putin en la cumbre de la UE-Rusia 2012
Cumbre UE-Rusia/ Foto: Consejo UE

El presidente Putin ha promulgado hoy la ley, aprobada recientemente por las dos cámaras del Parlamento ruso, que obliga a las ONG a inscribirse en un plazo de 120 días. A partir de entonces deberán rendir cuentas a través de una auditoría contable anual e informes semestrales sobre su actividad. Los responsables que se nieguen a presentar la documentación en el registro podrán ser sancionados con multas de hasta 7.500 euros, 480 horas de trabajos comunitarios e, incluso, a penas de prisión de hasta dos años.

La presidenta del Grupo de Helsinki de Moscú (GHM), la octogenaria Ludmila Alexéyeva, que recibe fondos de la Comisión Europea, el Fondo McArthur y la Agencia para el Desarrollo Internacional estadounidense, ha anunciado que no se inscribirá en el registro de agentes extranjeros. «No sé qué habrá que sacrificar, pero mientras esté viva no lo consentiré», asegura Alexéyeva, quien en tiempos de la Unión Soviética fue una de los líderes del movimiento disidente. Estados Unidos también ha mostrado «su profunda preocupación» por la ley.

Para los grupos opositores, Putin trata de dar silenciar a todos los que critican su actuación sobre derechos humanos, y recrudece más su acción contra estos grupos después de las manifestaciones de los últimos 7 meses, las mayores desde que llegó al poder en 2000. Putin, exagente del KGB, ha dominado la vida rusa de los últimos 12 años tanto desde la presidencia del país como desde la jefatura del gobierno.

Ayer un juez ordenó prolongar seis meses más el arresto de tres mujeres, miembros del grupo punk ruso «Pussy Riot», que fueron detenidas por ofrecer una actuación antigubernamental en el altar de la catedral de Cristo Salvador de Moscú. Las tres jóvenes, consideradas presas de conciencia por Amnistía Internacional, se desprendieron de varias prendas y comenzaron a tocar la guitarra eléctrica y a bailar en ropa interior. En enero fueron detenidas por actuar sin autorización en la Plaza Roja de Moscú. Grupos de opositores, activistas de derechos humanos, intelectuales y embajadas occidentales han pedido su liberación.