El Comité de las Regiones estudia una asociación público-privada para hacer frente a desastres naturales

El Comité de las Regiones apuesta por incrementar la resiliencia tanto de las administraciones locales como de los ciudadanos, para hacer frente a los desastres imprevistos. Por ello consideran que si se empieza a actuar ahora se ahorrarán costes y vidas en el futuro. Las inundaciones en el Reino Unido, Centroeuropa y los Balcanes del último año demuestran que es necesario avanzarse a las catástrofes naturales. El CdR quiere contar con el apoyo de la Comisión y la colaboración de las aseguradoras privadas para promover estas políticas preventivas o de actuación urgente, una vez sucedido el desastre.

Oficina de gobierno de LAquila destruida por terremoto
Oficina de gobierno de LAquila / Foto: wiki

Para el Comité de las Regiones, la UE debe tomar medidas mucho más concretas para aumentar la resiliencia (resistencia y capacidad de recuperación) frente a los desastres naturales, y piden que sitúe a los entes locales y regionales en el centro de sus planes. El papel de estas administraciones es crucial, ya que se hallan en primera línea y deben estar suficientemente preparadas para gestionar el riesgo y garantizar la prevención. El CdR, asamblea de líderes locales y regionales de todos los Estados miembros, reacciona así a la propuesta de la Comisión Europea destinada a responder a los compromisos internacionales de la UE en la búsqueda de una estrategia común para aumentar la resiliencia ante los desastres.

La UE es signataria del Marco de Acción de Hyogo, de las Naciones Unidas, que prevé un plan de diez años para incrementar la resiliencia frente a los desastres. El Comité, que aprobó un dictamen sobre este tema, señala que entre 2002 y 2012 los desastres causaron más de 80.000 muertes con un coste económico de unos 95.000 millones de euros. El dictamen, del que ha sido ponente Harvey Siggs (Grupo CRE), consejero del condado de Somerset en el Reino Unido, sostiene que los entes locales tienen tres funciones claras: la de preparación (mediante la mejora de la resiliencia), la de reacción, mejorando la coordinación y la de e a las enfrentarse a las consecuencias de los desastres. Siggs argumenta que fomentar la resiliencia de las infraestructuras y el transporte es la forma más eficaz de minimizar los riesgos y reducir los costes a largo plazo, destacando que esto debe hacerse mediante asociaciones público-privadas.

«Si queremos gestionar de forma eficaz y eficiente los riesgos de desastres y alcanzar la resiliencia –sostiene Siggs–, tendremos que cooperar con el sector privado. Los seguros privados, por ejemplo, pueden contribuir a unas finanzas públicas sostenibles y desempeñar un papel importante en la gestión del riesgo de desastres. Ello contribuye a reducir el impacto económico y facilita la recuperación. Unas pólizas de seguro bien diseñadas pueden, además, disuadir de comportamientos de riesgo y promover la sensibilización sobre los riesgos».

A la vez que llama la atención sobre las amenazas y desastres transfronterizos, Siggs destaca la importancia del intercambio de datos y de trabajar con el sector privado. Debe animarse a los entes locales y regionales a que compartan datos y colaboren con el sector privado para maximizar el intercambio de información; retener información por motivos de defensa, seguridad o comerciales solo deberá permitirse cuando puedan ofrecerse razones legítimas y ello sea estrictamente necesario. Esto es importante para que los datos sobre desastres y sobre cómo se gestionaron se puedan grabar, recuperar, analizar y utilizar con el fin de planificar y mitigar los efectos de futuros desastres.

También se hace necesario un cambio de mentalidad y enfoque: «Necesitamos que el enfoque deje de centrarse en la respuesta y la recuperación para centrarse en la prevención, la preparación y la resiliencia», señala Siggs. El Comité subraya que las estructuras más seguras exigen cambios de diseño que suelen aumentar entre un 10 y un 50% el coste de construcción (o más, en caso de que haya que cambiar el emplazamiento de las redes de energía, transporte o suministro de agua), por lo que resulta más rentable construir estructuras resilientes que reconstruir o retroadaptar edificios inseguros. Asimismo, debe asumirse un enfoque ascendente para mejorar la futura resiliencia a los desastres. Por consiguiente, el Comité pide un estudio de amplio alcance sobre la mejor manera de incrementar la capacidad de los entes locales y aumentar su participación en las decisiones sobre resiliencia y reducción de riesgos de los desastres, y en la investigación sobre el mejor modo de desarrollar comunidades resistentes.

En su alocución, que coincidió con las celebraciones del vigésimo aniversario de la creación del CdR, Harvey Siggs ha hecho un llamamiento por mejorar la formación y la educación en este ámbito. También destaca el papel fundamental que el voluntariado y la sociedad civil podrían desempeñar a la hora de preparase para afrontar futuros problemas. La mejora de la comunicación y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías –redes sociales y comunicación en línea– deben integrarse en la planificación de riesgos para mantener a los ciudadanos suficientemente informados.

«Los desastres no conocen fronteras así que hemos de asegurarnos de contar con una coordinación efectiva entre todos los niveles de gobierno y colaborar entre las regiones para mitigar y hacer frente al impacto de los desastres –añade–. En Europa hemos sufrido hace poco inundaciones en el Reino Unido y más tarde en los Balcanes. Los desastres seguirán produciéndose y podría suceder que proliferaran en el futuro. Es importante recordar que la recuperación es costosa y lleva mucho tiempo. Debemos aumentar la resiliencia en todo lo que hacemos y debemos hacerlo en asociación con el sector privado».