El desarrollo después de 2015

¿Qué objetivos tendrán prioridad en la Agenda de Desarrollo Post 2015 de la ONU? ¿Cuáles merecen más fondos? ¿Y qué metas ayudarán a una mayor cantidad de personas?

Estas son las preguntas que intenta responder el Centro de Consenso de Copenhague (CCC), una organización de investigación que analiza la forma en que los gobiernos y filántropos deben gastar sus recursos para ayudar al desarrollo mundial.

Mujeres vendiendo al lado de las aguas servidas
Mercado en Clara Town, barrio pobre de Monrovia (Liberia). La carencia de agua potable y saneamiento es un grave problma en muchos lugares/ Foto: Travis Lupick/ IPS

«En este momento el proceso (post 2015) de la ONU es un poco como ir a un restaurante muy caro, donde te dan el menú, pero sin precios. Uno no tiene idea de lo que le espera. No sabe lo que es realmente bueno y qué no», nos señala el presidente del CCC, el danés Bjorn Lomborg.

A medida que el mundo deja atrás los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), cuyas metas concluyen el año próximo, y se encamina hacia la Agenda de Desarrollo Post 2015, los estados miembros deberán decidir en qué objetivos se van a concentrar, así como la mejor manera de abordarlos.

La lista actual contiene unas 1.400 metas, que van desde la erradicación de la pobreza a la mitigación de las enfermedades.

«Nos gustaría analizar todos estos objetivos y preguntarnos, ¿cuánto cuestan, cuánto van a hacer?», dice Lomborg. «Si el dinero no fuera una preocupación entonces deberíamos dedicarnos a todos estos objetivos, pero claramente no tenemos suficiente dinero para lidiar con todo», explica Lomborg.

En julio de 2012, Ban Ki-moon, secretario general de la ONU asignó a 27 líderes de gobiernos, la sociedad civil y el sector privado para el Grupo de Alto Nivel sobre la Agenda de Desarrollo Post 2015. Sobre la base del análisis del Grupo, el CCC identificó unos 60 objetivos que deben evaluarse económicamente.

El CCC surgió en 2004 por iniciativa de Lomborg para establecer las prioridades que conduzcan al bienestar de la humanidad, y solicitó a algunos de los principales economistas del mundo que evaluaran estos objetivos, según la cantidad de dinero que podrán costar y el impacto que tendrán. «Le estamos poniendo etiquetas con los precios a todas estas cosas», detalla Lomborg. Así «tendremos una idea de lo que terminaremos por comprar. ¿Cuál es el retorno de la inversión?», afirma.

Después de la evaluación de los economistas, los resultados se divulgarán entre las agencias de la ONU y organizaciones no gubernamentales para recibir sus informes, explica. Estos datos se presentarán a un grupo de cuatro ganadores de premios Nobel para que los categoricen según su capacidad de retorno sobre la inversión.

«Creo que esto va a ayudar a la conversación inmensamente, no sólo para los estados miembros, sino para miles de millones de personas», afirma Lomborg.

Desafíos políticos

El CCC reconoce que la elección y priorización de los objetivos para la agenda posterior a 2015 está profundamente influida por dinámicas políticas e intereses nacionales. «En última instancia esta será una decisión política que tomará mucha gente diferente, con numerosos intereses diferentes. Pero nos vemos a nosotros mismos dándole aliento a las buenas ideas, y desalentando las malas», precisa Lomborg.

Durante una visita a Nueva York, los representantes del CCC se reunieron con numerosas misiones de los estados miembros y organismos de la ONU. Todos expresaron su apoyo a la iniciativa.

«El punto de vista económico es una perspectiva importante, pero pueden haber otros criterios también para determinar cuáles deben o no deben ser los objetivos», nos aclara el diplomático Peter van der Vliet, representante adjunto de la Misión Permanente de Holanda ante la ONU.

Para que las iniciativas tengan su peso en las decisiones de la ONU es importante reconocer que otros factores influirán de manera inevitable en los resultados, destaca Lomborg.

«Damos la bienvenida a esta contribución del CCC y confiamos que, junto con todas las ideas e iniciativas similares de representantes de la sociedad civil, enriquecerá las deliberaciones», apunta Amina Mohamed, asesora especial del secretario general de la ONU sobre la planificación para el desarrollo posterior a 2015.

El CCC reconoce que los números que surgen de su evaluación probablemente sean «inconvenientes» para algunos actores, y seguramente no serán el único factor en la determinación de sus prioridades, pero también cree que los costes financieros de las metas individuales deben tomarse en cuenta.

«La evidencia económica ayudará a alentar las buenas ideas y a ahuyentar las malas ideas, y la política, inevitablemente, también hará algo de esto. Pero si somos capaces de empujar en la dirección correcta, eso es todo lo que se necesita», afirma Lomborg.

El posible impacto

Si bien la magnitud de la Agenda de Desarrollo Post-2015 trae muchos niveles de complejidad al proceso de evaluación de las metas, también significa que tiene la capacidad de generar un impacto serio.

«Podría decirse que la agenda post-2015 es la mayor oportunidad de esta generación», dice Lomborg. «Este proceso podría llegar a influir en 700.000 millones de dólares de ayuda para el desarrollo y en billones de dólares de recursos locales que gastan los países en desarrollo», asegura.

Para el CCC, dado que la Agenda Post-2015 es tan grande, el impacto de una eficacia un poco mayor en la forma de gastar los fondos haría una gran diferencia.

«Intentamos ayudar a que la gente se mueva un poco más hacia una forma más racional y eficaz de pensar en estos temas», señala Lomborg. «Creo que todo el mundo estaría de acuerdo en que existe un consenso en conseguir un poco más de información», asegura.