El doble desafío de los países pobres

La agenda sobre derechos reproductivos, desde la educación de las mujeres hasta la planificación familiar para combatir la pobreza, se ha convertido en la piedra angular de las políticas de desarrollo de las naciones ricas hacia los países menos adelantados, principalmente en África subsahariana.

Mujeres asiáticas sentadas en el suelo en corro
La planificación familiar debe llegar a las mujeres de los países más pobres/ Foto:SERP/ IPS

El hecho adquiere mayor relevancia en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, Río+20, donde los temas de cambio climático se discutirán junto con la agenda de desarrollo.

No sorprende que los países menos adelantados (PMA), con el ingreso nacional bruto por habitante más bajo, los recursos humanos más frágiles y la mayor vulnerabilidad económica, sean los más afectados por el calentamiento del planeta.

El doble desafío, de mitigar el cambio climático y de combatir la pobreza extrema, hace que no se pueda postergar más el imperativo de mejorar los derechos reproductivos y promover la igualdad de género, señalan varios acuerdos e informes.

En una reunión de ONU-Mujer,entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, y la Organización Internacional de la Francofonía (OIF), realizada esta semana en París, los delegados acordaron colocar el empoderamiento femenino y los derechos reproductivos en el centro de la acción conjunta.

El acuerdo, suscrito por la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, y el secretario general de la OIF, Abdou Diouf, apunta a atender la desigualdad de género en los 75 miembros de la organización, la mayoría PMA.

La desigualdad de género, tipificada por la violencia y la discriminación contra las mujeres, también incide en la pobreza y las altas tasas de natalidad, según los expertos. Este acuerdo es uno entre varios aprobados en las últimas semanas que apunta a mejorar el acceso de las mujeres a la educación y promover los derechos reproductivos y la planificación familiar.

En abril, ONU Mujer concretó otro acuerdo con la Unión Europea para fortalecer la cooperación entre ambas organizaciones.

Al mismo tiempo, la Royal Society of London divulgó el informe Población y Planeta, dedicado a los derechos reproductivos y la justicia social como piedra angular de la sostenibilidad económica global. El documento llama la atención sobre la necesidad urgente de los PMA de «mejorar el acceso de las mujeres a la educación y a la planificación para alcanzar un desarrollo sostenible».

Recuerda también que aunque el crecimiento de la población mundial se enlentece, se prevé que en los PMA, en especial en África subsahariana, se mantenga alto, lo que dificulta los esfuerzos para reducir la pobreza. Por otro lado, el informe deplora el consumo desproporcionadamente alto de los países industrializados, la causa de raíz de calentamiento global, que acelera el cambio climático.

El biólogo británico, John Sulston, coautor del estudio, señala que el «crecimiento de la población y el alto consumo deben considerarse de forma conjunta», mientras se buscan soluciones al cambio climático.

Sulston, que encabeza un grupo de trabajo en la Real Sociedad de Londres, al tiempo que preparaba el nuevo informe, dice que la planificación familiar es indispensable en países con alta tasa de fertilidad, la mayoría PMA. También señala que la población de los países industrializados, que consume recursos a un grado que el planeta no puede solventar, debe darse cuenta de que su estilo de vida no es sostenible.

El informe es muy oportuno, a falta de menos de un mes para Río+20

El documento subraya que el mundo debe lograr sacar de la pobreza a «1.300 millones de personas que viven con menos de 1,25 dólares al día». Para lograr ese objetivo, se debe eliminar la desigualdad internacional, un proceso que «requerirá esfuerzos concentrados en políticas clave en las áreas de desarrollo económico, educación, planificación familiar y salud».

También recalca que «las economías más desarrolladas y las emergentes deben estabilizarse y luego reducir el consumo mejorando la eficiencia, como reducir la basura, invertir en infraestructuras, tecnologías y recursos sostenibles, y desacoplar sistemáticamente la actividad económica del impacto ambiental».

Sulston dice que «Una enorme injusticia afecta a la humanidad, como queda demostrado por el enorme consumo en algunas áreas, por ejemplo de alimentos (que no es saludable), mientras en los PMA la gente consume muy poco y sufre de desnutrición y enfermedades derivadas de la pobreza, que incluso causan la muerte».

«La humanidad es víctima de una economía global basada en la medición del producto interior bruto, que mueve el consumo y lleva a la gente a competir entre sí», se lamenta. «Los gobiernos de todo el mundo repiten: debemos crecer, debemos crecer más que los otros».

Para medir realmente el desarrollo humano, «debemos sumar el costo de la Tierra, el precio de sus recursos, a nuestros modelos económicos a fin de tener una estructura socioeconómica más estable, no solo para el presente, sino para el bienestar futuro de los seres humanos», añade.

El cambio climático deja en claro que la humanidad «se queda sin espacio». La prueba del cambio climático y de la injusticia social aviva la necesidad «de poner todos estos asuntos, crecimiento poblacional, consumo y ambiente, en lo más alto de la agenda de la cumbre de Río+20», apunta Sulston.

Eliya Msiyaphazi Zulu, director ejecutivo del Instituto Africano para Políticas de Desarrollo y presidente de la Unión para el Estudio de la Población Africana, recuerda que hay un vínculo sólido entre el bajo nivel de escolarización y las altas tasas de natalidad. La educación frena la maternidad, pero también potencia a las mujeres, «porque con mayor formación, tienen mayor autonomía y poder de decisión en el matrimonio», señala Zulu.

El informe hace hincapié en que las mujeres con formación tienen más probabilidades de cuidar la salud de sus hijos y de conseguir un empleo, contribuyendo así a la economía nacional. En vez de esperar que el desarrollo enlentezca el crecimiento poblacional, los países deben concentrarse en reducir la tasa de fertilidad para promover el desarrollo, indica Zulu.