«El embrujo melindre», Museo de San Isidro
Pavo Real hecho de Melindre
Pavo Real hecho de Melindre

«El embrujo melindre», Museo de San Isidro
Madrid, hasta el 12 de enero de 2014

Hasta el 11 de diciembre, el público interesado podrá ver en directo el trabajo de dos artesanos húngaros y conocer las técnicas de elaboración y decoración de estas figuras. La Federación de Asociaciones de Artes Populares es la organización civil más importante de Hungría que reúne más de 4.000 artesanos de las diferentes partes del país a través de sus 54 diferentes corporaciones profesionales.

Historia del arte del melindre

En Hungría, sus orígenes se remontan a la Edad Media, al período de la fundación del Estado cristiano en el año 1000. Originalmente la elaboración de este dulce probablemente fuera importada desde Europa Occidental. El melindre está estrechamente vinculado con la miel y consecuentemente con la apicultura. Durante la dinastía de la Casa Real de Árpád (siglo XI y XIV) se introdujo la elaboración de estos dulces, primero en los monasterios donde se fundían velas o figuras hechas de cera de miel. El oficio del «melindrero» se menciona por primera vez en el año 1397 en el libro catastral de la ciudad húngara de Sopron. Aunque el melindre es un producto perecedero se conservaba muy bien mediante las recetas o los moldes de madera.

El primer gremio de artesanos de melindre y de fundición de cera se creó en 1619. No obstante, hasta 1973 no se estableció ningún centro importante salvo en Debrecen que lo sigue siendo en la actualidad. Los melindres fueron preparados bien de manera casera o en talleres de artesanía y las formas utilizadas primero correspondían al gusto/estilo renacentista o barroco representando escenas bíblicas, mitológicas o religiosas. Se difundió en las salas de la aristocracia y entre los ciudadanos de la corte real y se convirtió en la costumbre regalar melindres a los conocidos y a los miembros de la familia en varias fechas como la Navidad, Año Nuevo, Pascua, Pentecostés, bodas y bautizos.

En el siglo XVIII en las piezas cada vez más aparecen unas representaciones que reflejan un gusto más secular de la burguesía: figuras femeninas y masculinas, bebés ricamente vestidos y adornados o carruajes. En el siglo XIX se empezaron a colorear los objetos de melindre y llegaron a ser muy populares en la sociedad rural. Se vendían en las fiestas patronales, en las romerías y en los mercadillos simplemente como objetos de recuerdo o regalo. Esto significó un cambio importante en la historia del melindre que dejaba de ser alimento y se convertía más en un obsequio.

Así aparecieron las distintas figuras de corazón con espejo, bebé, húsar, espada y caballo que hoy en día siguen siendo muy populares. En Hungría, la preparación de melindres en casa es una costumbre viva que nunca se ha pasado de moda atrayendo tanto a mayores como a pequeños en la cocina. Únicamente la mente pone límites a las infinitas posibilidades de decoración y modelación de estos pastelitos.

El melindre, por sus infinitas formas y gustos de preparación, no es sólo un hermoso adorno del árbol de Navidad, o centro de mesa, o un cariñoso regalo, sino puede ser también un dulce delicioso.

Las técnicas

El modelado del melindre puede realizarse de muchas maneras:

– Con las manos

– Con moldes de pastelería de diferentes formas

– Moldes de madera: una forma de madera en el que la decoración se encuentra incrustada en la madera. La masa se alisa sobre el molde.

Decoración de los melindres

«Írókázás» - decoración más típica: se dibuja encima del pastel con merengue. A continuación se untan las piezas con:

– clara de huevo: le da más brillo

– tinte rojo: color de la decoración tradicional de las ferias

– merengue uniforme: le da blancura

– jarabe de cacao: lo pinta de marrón

– introducción de semillas de girasol, calabaza, almendra, cardamomo y sésamo

– otros elementos de decoración: trozos de espejo, papel de decoración etc.

Los aficionados que quieran probar sus habilidades tendrán que usar los siguientes ingredientes para la elaboración de la masa. Una vez amasada la pasta las figuras se hornean durante algunos minutos a una temperatura de 220°C hasta que obtienen su color dorado.

Ingredientes

500 gramos de harina

170 gramos de azúcar glacé

200 gramos de miel

1 cuchara de bicarbonato de soda

1 cucharadita de canela molida

1 cucharadita de clavo de olor

250 gramos de margarina

1 huevo y una yema de huevo

En definitiva, un exposición que no solo entra por los ojos.

Paralelamente se presentará un belén del siglo XIX obra del escultor Doménec Talarn i Ribot, policromado por Mariano Fortuny.

Museo de San Isidro. Los Orígenes de Madrid
Plaza de San Andrés, 2