El pacto con Irán enfrenta a Obama y al Congreso de EEUU

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tiene ante sí menos de tres meses para una crucial batalla en el Congreso legislativo, para hacer efectivo el pacto alcanzado el día 2 de este mes entre seis potencias e Irán para el desmantelamiento de su programa nuclear.

Mesa de negociación en Lausana
Mesa de negociación en lausana/ Foto: CE

«Las cuestiones en juego aquí son más grandes que la política», declaró Obama en la Casa Blanca tras anunciar el «entendimiento histórico con Irán» que, «de aplicarse plenamente, impedirá que obtenga un arma nuclear».

«Si el Congreso mata este acuerdo, sin basarse en el análisis de expertos y sin ofrecer alguna alternativa razonable, entonces será a Estados Unidos al que culparán por el fracaso de la diplomacia. La unidad internacional se derrumbará y el camino hacia el conflicto se ampliará», advirtió el mandatario.

Los negociadores de Irán y del P5 + 1, el grupo integrado por Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, tienen hasta el 30 de junio para pactar un acuerdo integral definitivo sobre el controvertido programa nuclear iraní. Eso le da al Congreso estadounidense poco menos de tres meses para adoptar una «función de supervisión constructiva», según las palabras de Obama.

Con un pacto definitivo en el horizonte, los legisladores del Partido Republicano en la oposición tendrán más dificultades para convencer a sus rivales del gobernante Partido Demócrata que den su respaldo a proyectos de ley que puedan obstaculizar el acuerdo con Irán.

La amenaza más inmediata que le espera a Obama es el proyecto de ley conocido como Revisión del convenio nuclear con Irán de 2015, propuesto por el presidente republicano del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el senador Bob Corker.

La iniciativa de Corker le otorga la última palabra a un Congreso, de mayoría republicana y que ha criticado sin parar el manejo que ha hecho Obama de las negociaciones, dándole 60 días para votar sobre el acuerdo nuclear con Irán inmediatamente después de que se haya anunciado. En ese lapso, el presidente no podría levantar ni suspender las sanciones al país persa.

Corker dijo el jueves 2 que el Comité de Relaciones Exteriores del Senado discutiría el proyecto de ley el día 14, cuando los legisladores regresen del receso correspondiente a la primavera.

«De alcanzarse un acuerdo definitivo, el pueblo estadounidense, a través de sus representantes electos, debe tener la oportunidad de opinar para asegurar que el acuerdo pueda eliminar de verdad la amenaza del programa nuclear de Irán y exigirle cuentas al régimen», declaró en un comunicado.

Pero funcionarios de Washington recordaron a los medios de comunicación que Obama se opondría a toda iniciativa de ley que considere perjudicial para las perspectivas de un acuerdo definitivo. «El presidente aclaró que vetará nuevas medidas legislativas con sanciones durante la negociación, y dejó claro que vetaría la legislación Corker», indicó un alto funcionario.

«Lo que no sería constructivo sería una medida legislativa que socave fundamentalmente nuestra capacidad de cerrar el trato», agregó el representante de la administración de Obama.

«Anteayer el senador Corker estaba bastante seguro de que podría obtener una mayoría a prueba de veto, pero ahora que hay una buen acuerdo sobre el tapete va a tener muchos problemas para conseguir votos de suficientes demócratas», aseguró el miércoles 3 Laicie Heeley, directora de políticas del Centro no gubernamental para el Control de Armas y No Proliferación, con sede en Washington.

Mientras tanto, el líder de la minoría en el senado, Harry Reid, instó a sus colegas a «respirar ptofundamente, examinar los detalles y darle a este proceso de crítica importancia el tiempo para dar resultados».

«Siempre debemos permanecer atentos para impedir que Irán consiga armas nucleares, pero no hay duda de que una solución diplomática es sumamente preferible a las alternativas», sostuvo en un comunicado.

Obama tendrá mucho trabajo en los próximos días, a medida que los grupos a favor y en contra del acuerdo con Irán presionen a los congresistas para que asuman sus posiciones.

«Nos preocupa que el nuevo marco anunciado hoy por el P5 + 1 pueda conducir a un acuerdo final que deje a Irán en el umbral de convertirse en un Estado nuclear», declaró el Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos, una de los principales lobbies proisraelíes de este país.

La Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD), un conocido centro de investigación conservador con sede en Washington, también reiteró su postura contraria a todo acuerdo que permita mantener la infraestructura nuclear iraní.

Según «los parámetros del acuerdo nuclear que se han conocido parece que nos dirigimos hacia un» pacto «gravemente defectuoso», escribieron Mark Dubowitz y Annie Fixler, de la FDD, en un artículo publicado por la página web Quartz, titulado «Acuerdo nuclear de Obama con Irán pone la seguridad mundial en riesgo».

El primer ministro israelí, que recibió numerosas ovaciones cuando habló sobre Irán ante el Congreso estadounidense el 3 de marzo, aunque la Casa Blanca se oponía a su visita, calificó al acuerdo marco de «grave peligro» que «amenazaría la supervivencia misma» de Israel.

Israel, y en menor grado Arabia Saudita, manifestaron su oposición a las negociaciones con Irán, y se espera que en los próximos meses expresen sus inquietudes a viva voz.

Pero los esfuerzos de la administración de Obama no pueden dedicarse exclusivamente a convencer a los aliados o a luchar contra el Congreso, sino que también debe concretar los pormenores del acuerdo definitivo, que no están para nada garantizados en este momento.

«En los próximos tres meses se deberán resolver muchos temas espinosos, el principal de ellos la hoja de ruta exacta para el levantamiento de las sanciones, el texto... de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, las medidas para resolver cuestiones derivadas de posibles dimensiones militares y el mecanismo para determinar las infracciones», nos explicó Ali Vaez, analista de la organización independiente International Crisis Group.

«Las negociaciones no serán más fáciles en los próximos tres meses. De hecho, serán más difíciles a medida que las partes se esfuercen por resolver los asuntos espinosos pendientes», aseguró Vaez, que estaba en Lausana cuando se anunció el acuerdo.

«El éxito no está garantizado, pero este avance ha elevado más el coste de un colapso».