«En estos momentos los sindicatos se hacen más imprescindibles»

Entrevista con Juan Mendoza, asesor de la Confederación Europea de Sindicatos

La Confederación Europea de Sindicatos (CES) celebra a partir del lunes su 12 congreso en medio de una de las peores crisis económicas del continente de los últimos años. La CES, fundada en 1973 representa a 83 sindicatos de 36 países y con más de 60 millones de afiliados. Juan Mendoza, del sindicato UGT, es asesor de esta confederación sindical, y reconoce que son momentos muy difíciles pero que los sindicatos deben ser una alternativa económica y social en una Europa gobernada por la derecha.

Juan Mendoza ante el cartel del Congreso
Juan Mendoza/Foto:UGT

Hace 4 años, en mayo de 2007, se celebraba en Sevilla el congreso de la Confederación Europea de Sindicatos. En estos cuatro años, han cambiado muchas cosas.

Juan Mendoza.- Entre estos dos congresos ha habido una crisis originada en los sistemas financieros, en los mercados financieros, a los que el sector público tuvo que acudir al rescate y para eso tuvieron que utilizar recursos tanto europeos como nacionales, pero es que además la recuperación se está haciendo recaer en los trabajadores y en la sociedad. Frente a eso cobra mucho vigor la celebración de este congreso en estos momentos y además, precisamente en Atenas.

eXp.- Sí, en Grecia uno de los países europeos más castigado por la crisis.

J.M.- Es un momento difícil para todos. Pretenden venderrnos que vamos a salir de esta situación cuando lo que vemos es que la crisis se va a agudizar más. Con una política de recortes sociales, -como pensiones o salarios-, no va a haber una recuperación sino que todo se va a agravar. Celebrar el congreso en Atenas adquiere una relevancia de compromiso y solidaridad por parte de los sindicatos y sobre todo hay que dejar clara la actitud contraria a esta política por parte del movimiento sindical europeo.

eXp.- Las últimas grandes manifestaciones laborales se han producido en Grecia, donde se han sucedido varias huelgas generales. En otros países los trabajadores son más reacios a ese tipo de movilizaciones. ¿Quiere eso decir que los sindicatos deben cambiar sus "modelos" de lucha?

J.M.- Desde hace unos años estamos replanteando las estrategias del sindicalismo del siglo XXI. La Confederación, con más de 80 sindicatos, es la referencia de los sindicatos en Europa, un modelo de movilización y con un caracter alternativo. Planteamos una opción diferente en cuanto a políticas económicas y sociales y al mismo tiempo hemos de reflexionar para ver como nos aglutinamos y nos unimos.
Se nos pide que actuemos desde una dimensión política, económica y social para Europa y nosotros tenemos que hacer el esfuerzo por construir una realidad sindical europea partiendo no sólo de historias sindicales diversas si no también de culturas diferentes. Va a ser necesaria una estrategia internacional por parte del movimiento obrero tanto para el diálogo o el acuerdo como para la confrontación, como lo requiere la actual situación.

eXp.- Antes parecía normal la jubilación a los 65, un trabajo permanente, derecho a una pensión, etc... ¿Qué cosas va a cambiar esta crisis?

J.M.- Las circunstancias actuales van a comportar un enfrentamiento entre dos modelos de sociedad. ¿Hablamos de beneficios o de personas? Y se puede respetar el beneficio legítimo de las empresas y de los mercados, pero sin que esto sea a costa de las personas. Es más, nosotros estamos planteando, y es facilmente demostrable, que una política de recortes, de restricciones, de reducción de todo lo que llamamos "dimensión social" no contribuye al crecimiento. Al contrario, profundiza la crisis. La CES plantea la necesidad de un plan de inversiones, de desarrollar las infraestructuras, incrementar la protección social, potenciar el empleo juvenil y el empleo estable. Esa ha de ser la base de las políticas de crecimiento que van a consolidar la salida de la crisis. Si no es así vamos a contestar con el conjunto de los ciudadanos, porque no es un problema sólo de los trabajadores, es un problema de la cohesión social, de la convivencia, de la construcción europea en definitiva. Vamos a defender el propio futuro de Europa.

eXp.- La crisis, como si se tratara de un tsunami, se está llevando por delante derechos adquiridos a lo largo de los años. Europa era un ejemplo para el mundo, muchos se preguntan ¿y ahora qué?

J.M.- En una sociedad globalizada se necesitan referencias. Y no lo es el modelo donde el crecimiento se sustenta en la precariedad, en la debilidad, en la desregulación y en la pobreza. Por poner un ejemplo, si los factores de progreso y competitividad fuesen los recortes sociales, la disminución de los derechos, los bajos salarios y el descenso de la protección social, entonces los países más competitivos serían los del Tercer Mundo, y sin embargo no lo son. Hace falta por tanto apostar por una política de inversiones, crecimiento, formación profesional, incorporación de los jóvenes al trabajo, la igualdad de acceso al mercado laboral para las mujeres. Hay que consolidar la protección social con sistemas de ayuda por desempleo o de pensiones. Sólo de esta manera se producirá un crecimiento que permita incorporar al mayor número de personas, al consumo interno, que es lo que propicia el desarrollo económico, y eso lo reconocen hasta los economistas.

eXp.- Esta crisis se lleva por delante también a la izquierda política. Incluso la propia Comisión Europea, gobernada por la derecha, obliga a los gobiernos de izquierda como España, Portugal o Grecia a "derechizar" sus políticas económicas.

J.M.- Yo creo que hace falta articular un discurso de la izquierda, que sea claro y nítido. En los últimos resultados en las elecciones de varios países europeos, se impone un discurso conservador y sus ideas las va asumiendo la ciudadanía que cree que para hacer políticas de derechas ya está la derecha. Además tocan temas tan sensibles como la emigración con el peligro de despertar demonios dormidos como pueden ser rebrotes de extrema derecha y eso está calando hasta en países tan avanzados en socialdemocracia como los países nórdicos.
En la CES hemos planteado que no sólo nos tenemos que centrar en una alternativa sociopolítica económica sino que la izquierda política en el ámbito europeo debe enseñar un modelo europeo de izquierdas, un modelo europeo de progreso, que no se consolide exclusivamente en los valores económicos, sino también en los valores que históricamente han constituido el impulso del modelo social europeo. Sobre todo porque creemos que en este proceso de globalización los modelos de competitividad no van a estar apoyados en la precariedad, en la desregulación, en la pobreza, deben estar fundados en el crecimiento, la estabilidad de las condiciones de trabajo, en los buenos salarios, que van a hacer más dignas la situación de los ciudadanos y a la vez más competitivas a las sociedades.

eXp.- ¿Cómo ven los sindicatos la "flexiseguridad", tan defendida desde el ejecutivo comunitario?

J.M.- Tenemos un problema de definición. Si la "flexiseguridad" se entiende como la capacidad del empresariado a disponer dentro de la empresa a su capricho de los trabajadores y a despedirlos según le convenga estamos en profundo desacuerdo. Si la "flexiseguridad" se entiende como un modelo de gestión compartida, de participación de los trabajadores para analizar las circunstancias de la empresa, discutiendo los proyectos de inversión y una participación efectiva hay que sentarse a discutirlo, pero si se entiende por desregulación interna, flexibilidad salvaje, despido y prescindir de los trabajadores a capricho de los empresarios estamos frontalmente en contra.

eXp.- Europa vivió en los años 70 y 80 grandes movilizaciones exigiendo derechos sociales. Ahora vivimos una situación similar en los países árabes. ¿Cómo se ven estas revueltas desde los sindicatos europeos?

J.M.- Los sindicatos europeos estamos apoyando las reivindicaciones y las movilizaciones de los ciudadanos del norte de África en el sentido de que tiene que implantarse una sociedad democrática que establezca modelos de convivencia que van desde lo social a lo político, pasando por la defensa de los derechos. A nosotros esa corriente también nos impulsa, en el sentido de que la dimensión democrática no es sólo el derecho al voto, a participar cada cuatro años en unas elecciones sino que pasa por que la democracia garantice empleo con derechos, protección social, asistir al ciudadano y protegerlo desde el nacimiento hasta su muerte, en definitiva que la dimensión de la democracia tenga un valor para que los ciudadanos se ilusionen y se comprometan con ese desarrollo democrático.

eXp.- Volviendo a Atenas, ¿qué mensaje quieren dejar los sindicatos a los trabajadores en este congreso?

La ilusión que transmiten los más de 80 sindicatos afiliados es que en estos momentos es cuando el sindicato se hace más imprescindible. Es cuando hay problemas, históricamente se ha demostrado, el sindicato es más necesario y en esta ocasión con una dimensión europea se le exige y nosotros nos comprometemos a dar una respuesta eficaz a todos los trabajadores europeos.