«En los conflictos, el periodista ha pasado de ser una víctima ocasional a ser un objetivo deliberado»
Hablamos con Malén Aznárez, presidenta de Reporteros Sin Fronteras

Son malos tiempos para el periodismo. Cierre de medios de comunicación y despidos de periodistas en los países occidentales. Asesinatos, secuestros y torturas en países conflictivos. Las organizaciones de periodistas denuncian que la transparencia informativa ha descendido en casi todos los países, incluidos Estados Unidos o Europa, que aunque siguen siendo las zonas del mundo con mayor libertad de prensa, han aumentado su control sobre informadores e informantes.

Malén Aznárez
Malén Aznárez / Foto: RSF

Hablamos con Malén Aznárez, presidenta de Reporteros Sin Fronteras

Son malos tiempos para el periodismo. Cierre de medios de comunicación y despidos de periodistas en los países occidentales. Asesinatos, secuestros y torturas en países conflictivos. Las organizaciones de periodistas denuncian que la transparencia informativa ha descendido en casi todos los países, incluidos Estados Unidos o Europa, que aunque siguen siendo las zonas del mundo con mayor libertad de prensa, han aumentado su control sobre informadores e informantes.

euroXpress.- Este año, Reporteros sin Fronteras ha celebrado un acto en Madrid, y ha decidado esta jornada a un país totalmente cerrado a la información, y por tato del que casi no sabemos nada: Eritrea. ¿Porque ese país?

Malén Aznárez.- Porque eso mismo, porque es un país de los que nunca se habla, y de los más terroríficos del mundo para los periodistas. Es una de las mayores cárceles de informadores del mundo y por supuesto de África. Hay unos 30 periodistas encarcelados. Están en unas condiciones pavorosas, en barracones en medio del desierto con temperaturas altísimas por el día y muy bajas por la noche. Se pasan horas encadenados, han estado en zonas de aislamiento, no les permiten visitas familiares, ni siquiera de la Cruz Roja, aunque estén enfermos. Las situaciones son tan dramáticas, que en los últimos años en esas cárceles se han suicidado 5 periodistas. Eritrea, en manos del dictador Issaias Afewerki desde 1991, está considerada la «Corea Africana». Hace 13 años cerró los medios privados y no hay más información que la que ofrece el gobierno. Es un agujero olvidado de todo el mundo, por eso este año, hemos querido recordar a los periodistas encarcelados en ese país.

eXp.- Unos de los compromisos que tiene RSF es apadrinar a periodistas encarcelados o perseguidos

M.A.- Tenemos a dos periodistas apadrinados. Yirgalem Fisseha, una de las pocas mujeres periodistas de Eritrea, que está encarcelada desde hace más de 4 años, y Dawit Isaak, fundador de un semanario independiente que lleva más de 11 años en prisión. Ninguno de los dos tiene una acusación formal. Con el apadrinamiento les damos voz, y eso a veces les salva, incluso de que les maten. Cuando los gobiernos ven que se habla de ellos en Occidente, los gobiernos se preocupan y como mínimo, se frenan a la hora de no matarlos. El hecho de que padrinos y madrinas hablen y escriban sobre ellos, a veces sirve para que los pongan en libertad. Desgraciadamente en cuanto liberan a uno tenemos que apadrinar a otro. Imagina lo que puede significar para un periodista encarcelado. Por ejemplo, Rosa Montero, escribió un artículo sobre un periodista que tenía apadrinado, el día de su cumpleaños. Le llegó el escrito y dice que fue una de las mayores emociones de su vida y que le subió la moral. Ellos ven que hay gente detrás que les está apoyando y les ayuda mucho.

eXp.- En lo que va de año han asesinado a 25 periodistas. El año pasado disminuyó el número de asesinatos, aumentó el de secuestros. Da la sensación de que todo está peor.

M.A.- No quiero ser muy derrotista pero va empeorando cada año un poquito más. El año pasado hubo una reduccion muy leve de asesinatos, porque en 2012 fue brutal, pero aumentaron las detenciones, encarcelamientos y los secuestros que subieron a un 129%, fundamentalmente por el conflicto de Siria. Hubo 87 periodistas secuestrados en todo el mundo, 49 en Siria, 14 en Libia y se redujo en México porque las familias prefieren no denunciarlo para negociar directamente los rescates con los narcotraficantes, y evitar así que los maten.

eXp.- Con los secuestros Siria se ha convertido en un agujero negro para la profesión. Ahora ya no sabemos lo que pasa. Aunque quizá, no lo hemos sabido nunca.

M.A.- En la actualidad, Siria es el peor país del mundo para hacer información, a base de asesinatos y de secuestros, torturas y encarcelamientos por ambas partes, han conseguido un apagón informativo profesional. En este momento no nos llega más que propaganda de un lado y de otro. Lo que esta ocurriendo en Siria y en otros países conflictivos es que los periodistas cada vez pueden contar menos, porque no pueden acceder a las fuentes, porque los peligros son enormes. En Siria, entre unos y otros han conseguido que ni tan siquiera los periodistas «freelance», que han estado durante el último año jugándose la vida en unas condiciones muy precarias, vayan a esos lugares. Muchos de ellos, que no tienen apoyo de grandes medios de comunicación, han tenido que ir con chalecos antibalas, cascos y seguros de Reporteros sin Fronteras. Actualmente hay cerca de 15 a 20 periodistas secuestrados, la mayoría sirios, de los que nadie habla ni se acuerda.

eXp.- Si, porque los periodistas hablamos mucho cuando un colega occidental es secuestrado o asesinado, pero poco se sabe de los periodistas locales, los auténticos héroes de la información.

M.A.- Cuando hablamos de los periodistas y de los ataques a la libertad de prensa, no es que hagamos coporativismo, es que si no hay un periodismo libre, un periodismo independiente, no puede haber democracia posible. No nos enteramos de lo que está pasando en esos países. La labor de los periodistas es informar sobre el terreno, de lo que ven y contar lo que está pasando del modo más objetivo, más independiente y más profesional posible.

Normalemente, los periódicos y los medios occidentales nos preocupamos fundamentalmente de nuestros periodistas y los problemas que afectan a nuestros informadores, pero en realidad los mayores problemas, los verdaderos héroes son los periodistas locales. Lo que pasa en Siria, lo que pasó en Libia, en Malí o lo que ocurre en Ucrania, México, Honduras o Brasil, lo sufren los periodistas locales. Cuando terminan los conflictos los periodistas occidentales se van y ellos se quedan. A ellos son a los que encarcelan, a los que torturan, los que amedrentan a las familias, los que secuestran... y de ellos hablamos muy poco.

eXp.- ¿Qué problemáticas generan más persecución o presión sobre los periodistas?

M.A.- El periodista ha pasado en los últimos años de ser una víctima ocasional en los conflictos a ser un objetivo deliberado de gobiernos, guerrillas, narcotraficantes, extremistas religiosos y de crimen organizado de todo tipo, lo que signfica que se ha abierto el abanico de los depredadores de la profesión. En China, Irán, Eritrea, Somalia, Corea del Norte, son los gobiernos los que les persiguen de forma deliberada, el narcotráfico los asesina en México. Hay un hecho relevante, el año pasado Brasil sustituyó a México en el número de periodistas asesinados, pero porque en México ha aumentado la censura y la autocensura. Por eso los narcotraficantes se sienten menos obligados a asesinar porque se ven menos denunciados en los medios. En países islámicos, el extremismo está haciendo carnicerías, incluso en parte de la India, donde consideran que algunas informaciones son una blasfemia contra la religión.

eXp.- En esta situación ¿vale la pena ser periodista?

M.A.- Yo creo que pese a todo, a las persecuciones, a las torturas, al riesgo de muerte, los periodistas quieren seguir informando en el lugar de los hechos, que es verdaderamente la esencia de nuestra profesión. Quieren seguir contando lo que ven, sin intermediarios, sin estar en internet con «cortes y pegas». Siempre hay periodistas que están dispuestos a ir a informar en medio de todos estos conflictos. Hay otros que no quieren correr riesgos por no hacer sufrir a sus familias y decidien no ir a estos lugares. También es cierto que en parte los medios están decidiendo no enviar a sus corresponsales, porque el precio económico es muy alto y los riesgos son muy elevados. Yo creo que pese a los riesgos, siempre habrá periodistas que quieran seguir informando en el lugar donde están ocurriendo los acontecimientos.