Dilma Rousseff
Complejo de grandes edificios

Un ciclo de megaeventos y megaproyectos se clausura en Brasil con los Juegos Olímpicos que acogerá Rio de Janeiro entre el 5 y el 21 de agosto, con un saldo negativo dejado por la megalomanía, que también alimenta la crisis económica y política en que está sumergido el país.

Eduardo Cunha

Un nuevo elemento irrumpió este jueves 5 en la crisis de Brasil, cuando la corte suprema suspendió como diputado a Eduardo Cunha, considerado «el político más odiado» del país, apenas 17 días después de que cumpliese un papel decisivo en el proceso de inhabilitación de la presidenta Dilma Roussef

Manifestantes con una pancarta que dice

La crisis política de Brasil reserva aún muchas sorpresas, empezando por la probable frustración de la amplia mayoría que quiere la inhabilitación de la presidenta Dilma Rousseff, prolongado así un desenlace.

Lula rodeado de personas

El interrogatorio al exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva por la Policía Federal, este viernes 4 en São Paulo, apunta a una radicalización de la crisis política en Brasil, reforzando así el intento de inhabilitar a la presidenta Dilma Rousseff.

Fernando Cardim de Carvalho

Mientras que la situación política en Brasil parece alcanzar un estado de equilibrio inestable, o más directamente, que la inestabilidad se transforma en un punto muerto, la economía sigue deteriorándose.

La agudización de los conflictos políticos que podrían conducir al colapso absoluto de la economía parece haberse atenuado por el traspaso, el 7 de abril, del poder político real de la presidenta Dilma Rousseff al vicepresidente Michel Temer.

Angela Merkel

Por quinto año consecutivo Merkel aparece en primer lugar en la lista de Forbes de las 100 mujeres más poderosas del mundo, le sigue la precandidata a la Casa Blanca Hillary Clinton. En tercer lugar aparece la filántropa Melinda Gates --quien copreside con su marido, el fundador de Microsoft, la Fundación Bill y Melinda Gates.

Fernando Cardim de Carvalho

Río de Janeiro, IPS - En enero, cuando la presidenta Dilma Rousseff inició su segundo mandato, los analistas tenían claro que la economía de Brasil estaba en malas condiciones.

A diferencia de su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011), Rousseff no ha tenido la suerte de gobernar en un período económico favorable. Y también a diferencia de Lula, Rousseff no es una buena promotora de los productos brasileños y, menos aún, una buena conductora de la economía nacional.