Europa oriental vive y lucha en la ONU

Estamos acostumbrados a hablar continuamente de la ONU y de otras organizaciones internacionales como si realmente las conociéramos. En realidad sabemos muy poco de ellas. Es interesante saber un poco más de su vida interior, porque estas organizaciones, muchas veces, no son más que un reflejo de lo que está ocurriendo en las relaciones entre los diferentes países.

Asamblea General de la ONU
Asamblea General de la ONU/Foto: UN Photo/Devra Berkowitz

NACIONES UNIDAS, (IPS) - Lituania y Serbia libran una intensa batalla en torno a quién presidirá las próximas sesiones de la Asamblea General de la ONU. El enfrentamiento pone de relieve la existencia de un bloque que se creía políticamente extinto: Europa oriental.

Desde el colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1991, Europa oriental dejó gradualmente de existir como entidad geopolítica, excepto en la ONU.

Los 22 países que la integraban, y que van de Bulgaria y Georgia a Eslovenia y Ucrania, prácticamente fueron absorbidos o por la Unión Europea (UE) o por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Pero uno de los cinco grupos regionales presentes en el foro mundial, Europa oriental reclama ahora la presidencia de la Asamblea General, de 193 miembros, cuya próxima sesión se iniciará en septiembre.

Como la mayoría de los otros cargos elegibles en la ONU, la presidencia rota entre los cinco grupos regionales: el asiático, el africano, el de Europa Oriental, el de América Latina y el Caribe, y el de los países de Europa occidental y otros (que incluyen a Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda).

Pero muchos diplomáticos sostienen que no hay motivo para que el grupo de Europa oriental exista en la organización multilateral. «Ahora son un apéndice de Europa occidental. Existen en la ONU meramente para buscar cargos elegibles», dice un diplomático asiático.

James Paul, director ejecutivo del Global Policy Forum, con sede en Nueva York, y experto en asuntos políticos de la ONU, nos dice que las reclamaciones de Europa oriental sobre un estatus especial en el foro mundial no encajan en los patrones regionales emergentes, que implican integración y creación de instituciones en el mundo real.

«Al optar por ser parte de la UE, estos países se alinearon con los europeos occidentales por una Europa unida, lo que es un hecho positivo», sostiene Paul, agregando que es difícil que tengan las dos cosas. «¿Cómo pueden hablar a través de la voz de la UE y también con la de un grupo regional de Europa oriental? Quieren el oro y el moro», añadió.

Antes de la elección del actual secretario general, Ban Ki-moon, hace cinco años, Estados Unidos intentó perjudicar las reclamaciones asiáticas en torno al puesto promoviendo un candidato de Europa oriental.

Es muy probable que, cuando Ban termine su periodo quinquenal en 2016, Europa oriental reclame el puesto. Pero esa decisión la tomarán el Consejo de Seguridad y la Asamblea General.

Desde que se creó la ONU, en 1945, el puesto de secretario general ha sido ocupado por tres europeos, dos asiáticos, un latinoamericano y dos africanos, principalmente en base a la rotación geográfica.

Ellos fueron: Trygve Lie de Noruega (1946-1952); Dag Hammarskjöld de Suecia (1953-1961); U. Thant de Birmania (1961-1971); Kurt Waldheim de Austria (1972-1981); Javier Pérez de Cuéllar de Perú (1982-1991); Boutros Boutros-Ghali de Egipto (1992-1996); Kofi Annan de Ghana (1997-2006) y Ban Ki-moon de Corea del Sur (desde 2007 y hasta 2016).

Paul opina que las batallas en torno a la representación regional en la ONU son una señal de que algo grande está ocurriendo. «En el mundo real ha habido una evolución importante hacia el regionalismo, dado que se erigen nuevas instituciones y las existentes adquieren fuerza rápidamente», señala. La Unión Africana, la Unión Europea, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) son los principales actores de este juego, pero hay muchos otros.

Todo esto ocurre porque la mayoría de los estados son demasiado pequeños para funcionar de modo efectivo en el sistema global e ingresan en asociaciones guiados por la necesidad de una integración económica, y también para abordar cuestiones de seguridad, políticas sociales, infraestructura y otros asuntos.

Buena parte de estos cambios están pautados por intereses económicos privados, que prefieren operar a mayor escala, con estándares regionales, etcétera. La nación que actúa sola no es tan creíble como antes, dice Paul.

Los dos contendientes de Europa oriental para el puesto de presidente de la Asamblea General son el representante permanente de Lituania ante la ONU, Dalius Cekuolis, y el ministro de Relaciones Exteriores de Serbia, Vuk Jeremic. Lituania sostiene que su candidatura se anunció ya en 2004, en nombre del grupo de Europa oriental.

Si el grupo no se pone de acuerdo en definir un solo candidato, la Asamblea General se verá obligada a realizar una votación, lo que es muy inusual. Tradicionalmente se ha votado por aclamación, con candidatos únicos aprobados por sus respectivos grupos regionales.

No habrá respuestas fáciles, dice Paul, pero la tendencia es clara: un mundo en el que las organizaciones regionales tendrán un rol cada vez más importante en la política mundial.Y los grupos regionales en la ONU no serán ajenos a esto, dado que han jugado un papel muy importante mientras las organizaciones han sido débiles o inexistentes.

«En el futuro, decaerán o desaparecerán. Europa oriental tendrá que reconocer esto y actuar en consecuencia», opina Paul.