Francia no quiere quedarse sin corridas de toros

«Olé», el grito de los aficionados se continuará escuchando en las plazas de toros de Francia. El pasado viernes, el consejo constitucional francés avaló la legalidad de las corridas de toros en ciertas regiones del sur de tradición taurina. Los jueces del Palais-Royal han reconocido la conformidad de esta práctica con el texto constitucional, rechazando de esta manera el recurso de dos asociaciones que militan a favor de la prohibición de los toros en todo el territorio francés.

Plaza de toros
Plaza de toros de Arlés/ Foto: Vincent

Según los jueces, no es anticonstitucional observar «diferencias de tratamientos» entre las regiones que poseen una tradición taurina (de la Provenza al País Vasco) y las demás que no la poseen. Han precisado también que estas prácticas presentan un carácter tradicional y «no perjudican derechos constitucionales protegidos».

Las dos asociaciones anticorridas quieren que las sanciones por crueldad contra los animales se apliquen en toda Francia sin ninguna excepción. El consejo constitucional ha desestimado la demanda invocando el criterio de «tradición local ininterrumpida» ya usado para los combates de gallos en las Antillas. Un criterio que los jueces consideran «preciso, objetivo y racional» basado en el código penal que otorga excepciones en las sanciones para las regiones de tradición taurina.

Ya en Julio de 2011, las asociaciones habían presentado una denuncia ante el tribunal administrativo de París respecto a la decisión de considerar a las corridas de toros patrimonio cultural inmaterial francés. Esta nueva denuncia presentada ante el tribunal administrativo por la Asociación derechos de los animales (DDA) y el comité radicalmente anticorrida (CRAC) Europa tenía el objetivo de obtener la retirada definitiva de los toros del patrimonio inmaterial francés.

Además, el Consejo constitucional debía pronunciarse para saber si estas prácticas vulneraban derechos o libertades garantizados por la constitución francesa. Este recurso llevó el Consejo a analizar una cuestión prioritaria de constitucionalidad (procedimiento que permite desde 2010 discutir la conformidad de un texto legislativo con la constitución) sobre la tauromaquia.

El objetivo de esta acción era que los jueces reconocieran la anticonstitucionalidad de ciertas disposiciones del articulo 521-1 del código penal que desde 1951 reprime los actos de crueldad cometidos contra los animales con dos años de cárcel y 30 000 euros de multa. Más específicamente, las asociaciones contrarias a las corridas abogan por eliminar el párrafo 7 del artículo que define las derogaciones y autoriza la tauromaquia gracias al criterio de tradición local ininterrumpida.

Tras enterarse de la decisión del Consejo constitucional, el (CRAC) ha criticado la decisión tachándola de más bien política que jurídica, cuestionando así la independencia del consejo. A ese respecto, el presidente del comité, Jean-Pierre Garrigues ha aludido a la declaración del ministro del Interior Manuel Valls, de origen catalán, que había declarado: «haré todo lo necesario para defender la corrida [...] Es una cultura que hay que preservar», «En un país en crisis y con algunos franceses que dudan de su identidad [...] necesitamos estas raíces».

Garrigues ha denunciado la «dictadura taurina» y ha afirmado que entablaría otro recurso ante el tribunal administrativo. A pesar de todo, el CRAC cuenta con el apoyo de famosos tales como Alain Delon, Jean-Paul Belmondo o Brigitte Bardot, gran defensora de la causa de los animales que sigue esperando el día en que Francia prohíba las corridas de toros. La actriz se declara desesperada y ha lamentado el hecho de que el gobierno por medio de Manuel Valls haya tomado parte en el debate. Los tres han firmado una petición a favor de la abolición de la tauromaquia en Francia.

Por cierto, es una cuestión que supera las ideas políticas. Algunas personas de los partidos de izquierda apoyan a Manuel Valls. Es el caso de Anne Hidalgo, ella también de origen español pero otros, como el futuro primer secretario del partido socialista Harlem Désir, no se pronuncia a favor de una prohibición general de la corrida sino por dejar a cada región francesa que decida por si misma.

La situación es muy parecida entre los miembros del partido de derecha UMP. Muchos son aficionados a las corridas como Roselyne Bachelot pero no es el caso de Jean Claude Gaudin o Eric Besson. En cuanto a los ecologistas, la mayoría se pronuncia en contra de la llamada «fiesta nacional» en España. Sin embargo, Eva Joly de Europa Ecología, no llevaba la prohibición de la tauromaquia en su programa presidencial. Criticada sobre este asunto, declaró a una cadena de televisión francesa el pasado viernes:«Queremos que en Francia se respete el derecho de los animales».

En cuanto a la opinión pública, también existen discrepancias. Según una encuesta publicada el último jueves en vísperas de la decisión constitucional, son un 48 % los franceses a favor de la prohibición de los toros y un 42 % los que quieren que prosperen. Sin embargo, en las regiones de tradición taurina, son solo un 39% los que se declaran a favor de la prohibición.

Las corridas de toros han sido celebradas por famosos escritores como Merimée, Théophile Gautier, Hemingway, Dumas.... Es unos de los argumentos de los que están a favor. Para la asociación de las ciudades taurinas de Francia es ante todo un arte que tiene una proyección cultural importante. El espectáculo es lo que atrae y fascina cada año a miles de aficionados. Más de 500 000 personas asisten a las ferias de Arlés por ejemplo. Para los comerciantes y las tiendas de las ciudades concernidas son eventos imprescindibles.

Más allá de la cuestión sensible o ética los toros son una fuente importante de ingresos. Las ferias generan dinero y crean empleos en hostelería, turismo y restauración. Se considera que una pareja aficionada gasta más de mil euros en un par de días en las ferias y según una comisión de investigación pedida por un grupo de diputados en 2007 los toros para la lidia cuestan entre 9000 y 18 000 euros.

De hecho y aunque el precio de las entradas es cada vez más alto y las plazas de toros no están llenas, las corridas son un atractivo turístico y forman parte de fiestas muy populares en el Sur de Francia.

La primera corrida de toros tuvo lugar en los años 1850 en Bayona y aunque sea de origen español, los toros se implantaron de manera duradera en la cultura de varias regiones francesas. Hoy día, Francia tiene muchos aficionados lo que parece explicar las vivas reacciones suscitadas tras la prohibición de la tauromaquia en Cataluña.

s y el País Vasco, la Garriga y el Mediterráneo, los Pirineos y Gascuña.Para Luc Jalabert, director de la plaza de toros de Arlés «la tauromaquia es un fenómeno identidario muy fuerte». Como recuerda el periódico La Depêche du Midi, en 2000 el tribunal de Apelación de Toulouse restringió las corridas a Arlés y el País Vasco, la Garriga y el Mediterráneo, los Pirineos y Gascuña.

Las Asociaciones tienen ahora la intención de agotar todos los recursos posibles, apelar a la Corte Europea de Derechos Humanos y echar mano de los medios de comunicación para presionar a la opinión pública con el fin de obtener una nueva propuesta de ley para la abolición de las corridas en todo el territorio francés.