G20: problemas distintos, escasas respuestas

Una vez más, la cumbre de los países ricos y emergentes del mundo ofrece humo como resultados. La zona euro, enrocada en su crisis de deuda; Estados Unidos, volcado en un difícil plan de crecimiento; las nuevas potencias, pendientes de reactivar un consumo mundial que siga haciendo posible sus altos niveles de exportación. No hay solución común a problemas tan distintos. Formalmente, el G20 ha aprobado una estrategia global para el crecimiento y el empleo, en el que cada uno debe «hacer su parte».

Sarkozy y Obama en una entrevista tras la cumbre del G20
Sarkozy y Obama en una entrevista tras la cumbre del G20 / Foto:elysée

El Fondo Monetario Internacional calcula que, si se aplica ese plan como se ha previsto, pueden crearse entre 20 y 40 millones de puestos de trabajo en todo el mundo en los próximos cinco años.

El compromiso queda para los países con margen de maniobra. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha citado a Alemania y a China entre los países que pueden impulsar el crecimiento de la economía mundial con medidas de estímulo.

Pero nadie se ha identificado a la hora de poner dólares o euros sobre la mesa. Todos parecen estar de acuerdo en aumentar los recursos del FMI, «sin un suelo, sin techo, sin límites», para hacer frente a la crisis de deuda donde se necesite. Dicho esto, nada de cantidades. Las potencias emergentes siguen reclamando más peso en la toma de decisiones del organismo internacional y tampoco se ha aclarado ese punto.

La UE no encuentra inversores en el fondo de rescate

Y si no hay dinero para el FMI, menos aún para el fondo de rescate europeo. La UE ha visto frustradas sus perspectivas de salir de esta cumbre del G20 con un Fondo de Estabilidad Financieracon inversiones garantizadas del sector privado y de los países emergentes. Sin embargo, empezando por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, todos han pedido más detalles de cómo se va a articular y utilizar el mecanismo financiero europeo, cuando Grecia marca la inestabilidad económica en la eurozona e Italia está cada día más en la cuerda floja.

Un conciliador Obama dijo que «Europa tiene un socio fuerte en nosotros, pero los líderes europeos entienden que lo importante es enviar una señal sólida de su firmeza con la moneda única». La primera ministra australiana, Julia Gillard, fue más clara: «Europa debe conseguir que su propia casa esté en orde»n. Más explícita aún, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff,dejó claro que «no tengo ninguna intención de hacer contribuciones directas (al FEEF)».

En suma, que el G20 apoya el plan europeo aprobado la semana pasada, pero exige detalles y su puesta en práctica inmediata, con especial atención a Grecia y a Italia para que desarrollen las medidas de ajuste comprometidas con la UE.

Ambiciosas propuestas aplazadas

Las grandes cuestiones de la agenda de la cumbre de Cannes quedan para otra ocasión. La propuesta de establecer una tasa sobre las transacciones financieras se queda en el aire, aunque Sarkozy dice confiar en que la UE la ponga en marcha en 2012. A los países emergentes se les pide que estimulen su demanda interna, a China, sin cita expresa, que flexibilice su tipo de cambio; y a Estados Unidos, que continúe su política de consolidación presupuestaria.

Más declaraciones de intenciones: los mercados financieros deben estar regulados y ser objeto de vigilancia, para que no se comporten como lo hacían antes de la crisis y se ha aprobado que ninguna entidad financiera alcance un tamaño demasiado grande para arrastrar a otros en una supuesta caída. Veintinueve entidades financieras mundiales, entre ellas el Banco Santadar, tendrán que aumentar su capital de calidad.