A finales de 2012 se sabrá si existe la partícula de Dios

Cada vez está más cerca el momento en el que se desvele uno de los grandes misterios de la ciencia, el boson de Higgs, también llamado la partícula de Dios, que desvelará algunas de las claves del Universo. Para ello el gran acelerador de partículas europeo, el LCH, encargado de buscarlo, sigue trabajando a un ritmo muy superior al esperado. En tres meses ha alcanzado el objetivo que se había fijado para todo el año 2011.

Un trabajador en bicicleta revisa el LCH
LCH/Foto:CERN

El Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) presenta los resultados científicos del primer año de funcionamiento del Gran Colisionador de Hadrones, el LCH. Según el director general del CERN, Rolf Heuer, está funcionando «extremadamente bien» pero habrá que esperar hasta finales de 2012 para saber si la que se ha llamado «partícula de Dios» existe. Heuer, lo ha expuesto remontándose al príncipe de Dinamarca, «La respuesta a la pregunta de Hamlet sobre el bosón de Higgs», ser o no ser, la tendremos a final del año que viene».

El LCH, un enorme acelerador de partículas que está en un túnel subterráneo de 27 kilómetros en la frontera entre Francia y Suiza desentraña lo que hasta ahora eran los grandes misterios de la física.

En el interior del LCH chocan a altísimas velocidades dos haces de protones entre sí. En tres meses se han producido 70 millones de colisiones.

La partícula de Dios es huidiza, pero los científicos están convencidos de llegar a alguna conclusión Tanto si existe como si no, será un descubrimiento fundamental: se explicará por qué otras partículas elementales tienen masa, también se espera del LCH poder determinar si hay más de tres dimensiones en el espacio, entender la diferencia entre materia y antimateria, si existe la supersimetría o conocer mejor que pasó durante el Big Bang hace 14.000 millones de años. Conecta centros de cálculo de todo el mundo y ha sido capaz de realizar regularmente hasta 200.000 experimentos de física simultáneamente.

Los científicos piensan ya en construir un segundo acelerador. Para hacerse una idea de la magnitud solo hay que recordar que en construir el actual se tardaron 20 años, 4.000 millones de euros y la contribución de miles de científicos.