Jim Yong Kim, el médico que promete no dar recetas

Mucho antes de convertirse en presidente del Banco Mundial, el médico surcoreano Jim Yong Kim recorrió las calles del polvoriento distrito limeño de Carabayllo para ayudar a sus pobladores a vencer la tuberculosis. Su trabajo cercano a los pobres y el nuevo enfoque que busca imprimir al Banco entusiasma a expertos y funcionarios durante la gira que realiza por varios países de América del Sur.

Jim Yong Kim
Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial, en una confrencia de prensa en Chile/ Foto: Maianela Jarroud/ IPS

Presidente del Banco Mundial desde julio de 2012, Kim se reunió este sábado 6 con el mandatario de Bolivia, Evo Morales, tras visitar Perú y Chile. En su periplo, que comenzó hace una semana, se ha entrevistado con los gobernantes de estos dos países, Ollanta Humala y Sebastián Piñera, respectivamente, y ha puesto énfasis en el cambio que ha experimentado la institución para brindar asistencia a estas naciones.

«Hubo una época en la historia del Banco Mundial, 20 años atrás, cuando había más enfoques que parecían recetas o prescripciones», nos dijo Kim tras la conferencia de prensa que ofreció este jueves en Santiago.

No dar recetas únicas es uno de los mayores cambios, «porque no tiene sentido hacer que un gobierno se endeude en cosas que no quiere», había dicho un día antes en Lima, en un encuentro con estudiantes y académicos de la Universidad Pontificia Católica del Perú. «Venimos a países que nos piden trabajar en distintos tipos de problemas», agregó.

Kim nos explicó que en la década de 1990, «cuando me acababa de graduar en la universidad, en uno de los primeros viajes que hice a Washington fui parte de un grupo que se llamaba Cincuenta Años es Suficiente formaba parte de una manifestación en la que pedíamos cerrar el Banco Mundial porque pensábamos que sus recetas eran demasiado prescriptivas, de un solo tipo al que todos debían ajustarse».

Kim hace muy bien en enfatizar este giro que ya se venía produciendo en los últimos años en el Banco Mundial, dice el exviceministro de Economía peruano Carlos Casas. «Están escuchando más a los estados y actuando según sus demandas», lo que le tocó comprobar cuando fue funcionario del gobierno. «Su visita puede verse como una reafirmación de este nuevo enfoque», apunta Casas, jefe del Departamento de Economía de la Universidad del Pacífico.

Al Banco no le queda otro camino de intervención, pues países como Perú gozan de buenas cifras macroeconómicas y ya no dependen como antes de la ayuda de organismos multilaterales, reflexiona. «La asistencia técnica para pensar en reformas estatales es quizás lo más importante que puede brindar en estos momentos el Banco, porque a nivel de recursos económicos su aporte ha caído en la región», señala.

Durante 2009 y 2010, el Grupo Banco Mundial, que incluye a la Corporación Financiera Internacional, aportó a la región 17.000 millones de dólares por año. En la actualidad, los montos se han reducido y oscilan entre 9.000 y 10.000 millones anuales, según cifras brindadas por la institución.

Para la vicerrectora de investigación de la Universidad Pontificia Católica del Perú, Pepi Patrón, el perfil de Kim es importante para avanzar en una asistencia que mire a los diferentes rostros de la pobreza y su carácter multidimensional.

Esto implica, explica, observar de manera articulada diversas áreas: salud, educación, adaptación al cambio climático, políticas públicas con enfoque de género e interculturalidad, entre otros aspectos.

«Este nuevo presidente es un médico, no un financiero de la banca, que tiene experiencia para entender la pobreza, no solo como pobreza monetaria», señala Patrón, quien también integra el Consejo de Personas Eminentes que asesoran al economista jefe del Banco Mundial, Kaushik Basu.

Si solo se tiene en cuenta la dimensión monetaria, es decir los 284 soles (un poco más de 100 dólares) que cada peruano debe ganar mensualmente para dejar de ser pobre según las estadísticas, la brecha de pobreza quedaría a cero en Perú con apenas destinar el dos por ciento del presupuesto público, nos dice el presidente de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza, Federico Arnillas.

La experiencia de vida de Kim puede ayudar a dar un paso más allá. Cuando vivió en Perú, trabajó como médico en el populoso distrito de Carabayllo, apoyando la labor del sacerdote Gustavo Gutiérrez, autor del primer libro sobre la Teología de la Liberación, corriente progresista del catolicismo latinoamericano que intentó responder a la interrogante de cómo ser cristiano en un continente oprimido y pobre.

«Es interesante este testimonio porque el desafío que tenemos enfrente es cómo hacer para que la opción por los pobres sea el eje de la política», reflexiona Arnillas.

Kim ha aprovechado su visita a Lima para reunirse con Gutiérrez y con una veintena de representantes de la sociedad civil. Según Patrón, quien participó en la reunión, Kim sostuvo que es posible evitar la «maldición» de los recursos naturales para generar desarrollo, y puso el ejemplo de su país, Corea del Sur, que sin minerales ha logrado progresos con la generación de tecnología.

Para el funcionario, no existe dicotomía entre los principios macroeconómicos fundamentales y el logro del desarrollo social. En Santiago, destacó experiencias de la región de las que se puede aprender, como el mecanismo de estabilización para hacer frente a la volatilidad de los precios de los recursos naturales que aplica Chile.

En La Paz, Kim presentará un mapa virtual de Bolivia con los proyectos financiados por donantes internacionales a través de una geocodificación y lanzará una plataforma de participación ciudadana para entregar sugerencias en tiempo real a entidades estatales que implementan proyectos o administran servicios públicos.

El Banco Mundial también firmará un acuerdo con las autoridades bolivianas para la producción sostenible de quinua y otros productos. En la actualidad, este organismo cuenta con una cartera de proyectos de más de 500 millones de dólares en ese país andino.

Con la colaboración de Marianela Jarroud (Santiago).