La agroecología, solución para los problemas de la agricultura mediterránea

Los europeos son cada vez más conscientes de la necesidad de una agricultura que sea respetuosa y sostenible con el medioambiente preservando los suelos, el agua y la biodiversidad a la vez que produce alimentos sanos y sabrosos. Este ha sido el tema central del I Simposio Mediterráneo de Agroecología y Agricultura Ecológica organizado por SEAE en Valencia.

Dos cigüeñas
Cigüeñas cerca de una explotación de viñedos ecológicos. La agroecologóa cuida la biodiversidad/ Foto: CE

En los países mediterráneos hay 7 millones de hectáreas y 180.000 fincas de producción ecológica, lo que representa el 18'9 % del total mundial. España es el país que tiene mayor superficie ecológica como destaca la profesora Lina Al-Bitar, coordinadora de la Red Mediterránea de Agricultura Ecológica (MOAN).

Por su parte, MD Raigón, presidenta de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE)‎, ha resaltado que «las plataformas tecnológicas son un excelente instrumento para impulsar la innovación en el sector agrario y enfocarlo hacia la sostenibilidad». Asimismo, ha animado a reorientar la producción ecológica a los mercados locales, afirmando que «mejoraría la salud y los suelos agrícolas de nuestro entorno mediterráneo».

En los últimos años se está asistiendo a un desarrollo de la agricultura ecológica debido sobre todo a que los consumidores son cada vez más conscientes de cuestiones relacionadas con la seguridad alimentaria y los problemas del medio ambiente.

'La agroecología es la solución perfecta para los problemas técnicos y socioeconómicos de la agricultura mediterránea' ha sido la conclusión del I Simposio Mediterráneo de Agroecología y Agricultura Ecológica que se ha celebrado entre los días 3 y 4 de octubre en Feria Valencia. Un foro para aclarar las diferentes estrategias posibles con el objetivo de alcanzar un mayor desarrollo agroecológico en los países de la cuenca mediterránea.

Ha contado con la colaboración de la Red Mediterránea de Agricultura Ecológica (MOAN), el Instituto Valencia de Investigación Agraria (IVIA), la Universidad Politècnica de València (UPV) y la Fundación Internacional de Agricultura Ecológica del Mediterráneo (IFOAM ABM) han asistido unas 80 personas, de una decena de países mediterráneos como Italia o Grecia y 2 países latinoamericanos.

Como telón de fondo, los países de la cuenca mediterránea y sus similitudes en cuanto a condiciones climáticas y agroecológicas, una destacada historia milenaria con problemas muy parecidos como la escasez de agua, la amenaza de especies autóctonas, la degradación del suelo y la poca autosuficiencia alimentaria, además de la existencia de factores de producción poco adecuados.

Las diferentes conferencias han puesto de relieve la necesidad de transformar la agricultura en una actividad respetuosa con el medioambiente, con la finalidad de contrarrestar los efectos negativos que tiene la globalización.

Ecos del Tajo

Uno de los grandes proyectos en este campo llevados a cabo en nuestro país son los proyectos Ecos del Tajo, con el fin de impulsar prácticas agrícolas sostenibles. Esta acción, que comenzó a desarrollarse en 2009 y finalizó en 2012, tuvo como objetivo promover la cuenca del Tajo en diferentes comarcas de España y Portugal.

Ha contado con un presupuesto de 800.000 euros financiados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. En la actualidad, se encuentra en una nueva fase encaminada a la comercialización de la producción ecológica. Se han impartido un buen número de cursos a miles de agricultores sobre temas basados en la producción de olivares, horticultura o ganadería, así como en la creación de grupos de productores para facilitar la comercialización de productos ecológicos.

Francia, ha apostado por este tipo de agroecología con la puesta en marcha en 2013 de un proyecto destinado a convertir la agricultura tradicional francesa a la agroecología. El proyecto ha sido impulsado por el Ministerio de Agricultura, Agroalimentación y Forestal de Francia con un presupuesto mínimo de 3 millones de euros. El país quiere testar la conciliación de la rentabilidad económica con la medioambiental