La COP 18, una conferencia sin contenido

Las conversaciones climáticas de la Organización de las Naciones Unidas están al borde del colapso este jueves, según una coalición de la sociedad civil y los representantes de la mitad de los países del mundo. Una vez más, las naciones ricas no están poniendo nada sobre la mesa, es decir, mayores reducciones de sus emisiones contaminantes y mayor apoyo financiero para los países pobres, dijo Celine Charveriat, directora de campañas de Oxfam Internacional.

Un policía pide la documentación a un joven que cuelga una pancarta
La policía pide la documentación a dos jóvenes que cuelgan una pancarta/ Foto: adopt a negotiator/cc by 2.0

«Esto es igual que en las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde los países ricos se niegan a todo hasta el último minuto». Desde su punto de vista, la atmósfera está cargada de tensiones y enojo cuando faltan menos de 24 horas para que termine la 18 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 18).

«Necesitamos una mayor ambición por parte de los países industrializados. De lo contrario, nos extinguiremos», dice Emmanuel Dlamini, presidente del grupo de negociadores africanos. Con «ambición» se refiere a mayores reducciones en las emisiones, principalmente las derivadas de la quema de combustibles fósiles.

Aunque importantes economías industrializadas como Estados Unidos, Canadá, Japón y la Unión Europea lograran los recortes que han prometidos, es probable que la temperatura media del planeta aumente entre cuatro y 10 grados, según los últimos estudios científicos.

La gran mayoría de las emisiones de carbono que contribuyen al cambio climático se originan en las naciones industrializadas. «Cuando reclamamos una mayor ambición, ellos dicen que estamos obstaculizando el progreso», dijo Dlamini en una conferencia de prensa.

Si no hay un aumento de la ambición en Doha, ¿cuándo lo habrá?, pregunta Yeb Sano, que está al frente de la delegación filipina. «Cientos de miles de mis compatriotas están hoy sin techo y en centros de evacuación tras el tifón Bopha», señala. «Nos negamos a hacer de esto un modo de vida. No debemos hacer simplemente lo que nos indican nuestros amos políticos, sino lo que necesitan 7.000 millones de personas», plantea. «Doha debe ser el lugar donde le demos la vuelta a las cosas», añade.

Buena parte de la acritud se centra en la negativa de Estados Unidos a comprometerse con nada nuevo. «El equipo negociador de Estados Unidos debería ser reemplazado», sostiene Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional. Según él, los actuales delegados han pasado cuatro años bloqueando las negociaciones.

«Por culpa del cambio climático la gente se está muriendo, perdiendo sus hogares, sus medios de sustento, sus fuentes de alimentos. Es entristecedor ver que negociadores de países ricos bloquean activamente el avance a fin de mantener las ganancias de sus industrias del carbón, el petróleo y la silvicultura», dijo Naidoo en una conferencia de prensa.

Estados Unidos ha lanzado la mayor cantidad de emisiones de carbono a la atmósfera, y tiene la mayor responsabilidad de actuar para reducir las emisiones y brindar ayuda financiera a los países más pobres que ya padecen los impactos, agregó.

Greenpeace se unió a ActionAid, Christian Aid, Amigos de la Tierra, Oxfam, el Fondo Mundial para la Naturaleza y naciones africanas y de otras regiones para decir que el acuerdo final que salga de Doha debe incluir un aumento de las finanzas públicas para el clima a partir de 2013, profundas reducciones de las emisiones y un mecanismo para abordar las pérdidas y los daños causados por el cambio climático.

La atmósfera política y pública en torno a la crisis financiera en Europa no nos permitirá ir más lejos, dice Kristian Ruby, asistente del jefe de los negociadores de la Unión Europea. La UE propone una evaluación obligatoria de las reducciones de emisiones en 2014. «El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, convoca a una cumbre de líderes mundiales sobre esto en 2014. Y para entonces, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (conocido por sus siglas en inglés, IPCC) habrá divulgado su última evaluación científica», explica Ruby.

Hay avances, pero no son suficientes, afirma, observando que China viene entorpeciendo ese progreso porque quiere una mayor ambición de parte de las naciones industrializadas. «Una de las claves del éxito aquí es lograr que Estados Unidos llegue a algún nuevo compromiso financiero».

Las naciones pobres dicen que necesitan por lo menos 60.000 millones de dólares para el período 2012-2015, a fin de ayudarles a afrontar los efectos del cambio climático. En los últimos 30 años, esas naciones han experimentado un aumento del 600 por ciento en la cantidad de eventos extremos, según el gigante de los seguros Munich Re.

Los gobiernos han encontrado billones de dólares para rescatar al sector financiero. Esta es una crisis mucho mayor, enfatiza Charveriat, añade que Canadá es otro importante villano que obstruye los avances en Doha.

Ese país norteamericano «se ha vuelto rico y próspero a partir de su enorme industria de los combustibles fósiles. Y aquí está, sin ofrecer absolutamente nada para pagar su contaminación de la atmósfera», plantea.

«¿Qué salió mal en Canadá? Solía ser un líder. Ahora es uno de los más rezagados, quedándose bien al fondo con Estados Unidos».