La crisis devora el europeísmo español

La mayoría de los españoles piensa que la integración económica europea no ha sido buena para España, que las medidas de austeridad han llegado al límite e incluso que el euro no es una buena cosa para la economía nacional. Son las consecuencias de la crisis que han modificado radicalmente las actitudes hacia la UE de los españoles, casi unánimemente declarados europeístas hace solo unos años. En Grecia está pasando algo parecido. En Alemania no hay esa visión negativa de Europa ni del euro.

Banderas de la UE y de otros países europeos en Estrasburgo
Open day 2012 en Estrasburgo / Foto: PE

Es la conclusión que se obtiene del estudio realizado por el centro de investigación estadounidense Pew, tras realizar una encuesta a más de 9.000 personas de ocho países europeos. La crisis de deuda soberana ha conducido a una gran crisis de desconfianza en Europa hacia la economía, la moneda única, la pertenencia a la Unión Europea y el sistema de libre mercado.

Según esta encuesta, la mayoría de los europeos rechaza más austeridad fiscal para hacer frente a la crisis, se opone a la supervisión de Bruselas de los presupuestos nacionales y hay división sobre el rescate a las naciones endeudadas, según sea país rescatable o rescatador. Sin embargo, todavía una mayoría es partidaria de seguir en la UE.

En España solo el 46% confía en la integración económica europea, es un porcentaje mucho menor al de hace unos años, pero aún mucho mayor que el de italianos, 22% o griegos, 18%. Los ciudadanos de los países exportadores de la UE, como Alemania o Polonia, ven más beneficios en su pertenencia a la eurozona.

La apreciación del euro como moneda única también ha caído estrepitosamente en España y, según este estudio, es solo del 37%. Peor aún la opinión sobre el Banco Central Europeo, cuya gestión respaldan solo una cuarta parte de los españoles.

Alemanes, trabajadores; griegos, corruptos

La crisis también ha modificado opiniones de unos países sobre otros, aunque hay unanimidad entre los encuestados en considerar a Alemania el país más trabajador y menos corrupto. Entre los menos trabajadores aparece, sobre todo, Grecia, pero también Italia, que destaca también como el más corrupto, incluso en la propia Italia. Los españoles están de acuerdo, pero se autoincluyen en ese negro apartado. Ningún país del norte de Europa tiene una visión positiva de Grecia, pero el Reino Unido, Francia y Alemania siguen teniendo una buena opinión de Italia y España.

Las medidas adoptadas por los gobiernos para resolver los problemas de déficit o deuda provocan que los ciudadanos estén profundamente insatisfechos con los políticos que los dirigen. Solo un 2% de griegos, un 10% de españoles o un 11% de italianos cree que su país va en el camino correcto. En España, eso supone un descenso de nada menos que 41 puntos porcentuales con respecto a lo que pensaban en 2007.

El giro sobre el sentimiento económico desde ese año es brutal en España. Las opiniones positivas sobre la economía han caído 59 puntos en España y ahora solo un 6% piensa que su economía está funcionando bien. Griegos, italianos, polacos y checos responsabilizan a sus propios gobiernos de ese mal funcionamiento. Españoles y franceses, a la banca y otras instituciones financieras. Británicos y alemanes culpan a ambos.

El paro, la gran amenaza

Lo peor es que la perspectiva de futuro no es esperanzadora. Solo uno de cada cuatro españoles confía en que la economía mejorará en los próximos doce meses. En los países del sur europeo los porcentajes son similares en el resto de países, con excepción de Grecia, donde la confianza aún es menor.

España es el miembro de la UE con más tasa de paro y eso se deja sentir también en la encuesta. El desempleo es una gran amenaza para el 97% de los españoles y el 69% ve muy difícil que los jóvenes encuentren trabajo y lleguen a vivir mejor que ellos mismos, una cifra que contrasta con la que se obtiene en Alemania, donde solo son de esa opinión el 23%. Sin embargo, en todos los países (España, 71%) los encuestados reconocen que su generación vive mejor que la de sus padres.

Como consecuencia de todo esto, la confianza en los líderes políticos se debilita. En casi todos los países donde se ha realizado la encuesta, el apoyo a sus gobiernos se queda en la mitad, con excepción de Alemania, donde el 80% respalda a Angela Merkel. Lo curioso es que en los demás países se tiene esa misma apreciación, excepto en Grecia, donde solo valora la gestión económica de la canciller el 14%.

También se ha preguntado por la solidaridad entre países y ahí hay división entre ricos y pobres. En el Reino Unido, Francia y Alemania, casi la mitad de la población se opone a facilitar los rescates, mientras en España y Grecia solo piensan así el 8% y el 7%, respectivamente. Con diferentes porcentajes, una gran mayoría de europeos se opone a que la Unión Europea tenga control sobre los presupuestos nacionales.