La llama olímpica ilumina el deporte y la cultura

Cuando la llama llegue al estadio olímpico esta tarde, llevará consigo un legado de historia y cultura que ha ido recogiendo por los miles de pueblos que ha pasado. Para Ulises llegar a Ítaca no era sólo alcanzar el objetivo, era haber vivido un camino que lo hizo más sabio. La llama llega al parque olímpico después de atravesar un país con una destacada historia cultural. «Mens sana in corpore sano» decían los romanos.

Paseo de la antorcha olímpica por el centro de Londres
Paseo de la antorcha olímpica por el centro de Londres / Foto: London2012

Salió de Grecia, cuna de la cultura europea, donde se escribieron la Iliada, la Odisea, y grandes tratados de filosofía, para llegar a los confines del continente. Ya en tierras inglesas visitó uno de los patrimonios de la humanidad, Bath, famoso por sus baños romanos y sus termas y el escenario escogido por Jane Austen para escribir dos de sus novelas. Allí vivió entre 1801 y 1806. En la playa de Crosby, pasó entre el centenar de esculturas que el artista Anthony Gormley modeló a lo largo de tres kilómetros, junto al mar.

El 6 de junio la antorcha llegó a la República de Irlanda, concretamente a la capital, Dublín con sus más de 1.000 años de historia en los que ha pasado de ser un enclave vikingo a una ciudad vibrante. Allí se embriagó de cultura, desde Oscar Wilde o James Joyce a la banda de música U2. Y también porqué no darle un poco a la birra, en la ciudad de Arthur Guinness, el creador de la famosa cerveza.

Edimburgo, reconocida como la Ciudad de la literatura y patrimonio de la humanidad o Nottingham, son otros lugares que han marcado el paso del fuego olímpico. Esta última ciudad inmortalizó la leyenda de Robin Hood en su bosque de Sherwood. También fue donde estalló la guerra civil inglesa en el siglo XVII. Poco a poco se acercó a la patria chica de uno del escritor más ilustre del Reino Unido, y uno de los más famosos del mundo. Stratford-upon-Avon, un pequeño pueblo de comerciantes con más de 800 años de historia, vió nacer a William Shakespeare, uno de los grandes protagonistas de la Olimpiada cultural.

Después llegó el turno de Cambridge y Oxford. Rivales no sólo sobre el Támesis sino también en el saber, con sus dos prestigiosas universidades. Oxford tiene el orgullo, además, de ser la cuna del exprimer ministro y premio Nobel de literatura, Winston Churchill.

Cuando llegue al estadio, la antorcha se habrá dado cuenta de que la cultura no sólo es la que se escribe con letras mayúsculas, también la que se desarrolla con la tradición y con propuestas más o menos arriesgadas, como las de los Beatles, los Rollings, Sherlock Holmes o Harry Potter. Su llegada será recibida con un espectáculo mediático que alcanzará a todo el planeta.

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