La muerte llama a la puerta del Protocolo de Kyoto

La crisis lo ocupa todo. Los países desarrollados parece que han olvidado que el cambio climático continúa su avance, que el protocolo de Kyoto llega a su fin y no hay nada previsto que lo sustituya. Este es el último año del Protocolo... las conferencias se suceden sin que despierten el más mínimo interés mediático. Mañana... ¿qué mañana?

Las olas avanzan, al fondo en el mar una sombrilla
Las olas llegan al pueblo de Mayangan en Java (Indonesia)/ Foto: www.trust.org

BANGKOK, (IPS) - Tras la ronda de conversaciones sobre cambio climático que se ha celebrado en la capital tailandesa, delegados de los gobiernos de los países más pobres han dado la voz de alerta: En noviembre, cuando se vuelvan a reunir en Qatar, puede haber llegado el final del Protocolo de Kyoto.

En un comunicado conjunto la Alianza de Pequeños Estados Insulares (Aosis, por sus siglas en inglés), Países Menos Adelantados y el Grupo Africano dicen: «Nos preocupa que la integridad del Protocolo de Kyoto, el único tratado internacional que obliga a las naciones ricas a disminuir sus emisiones (contaminantes) y, por eso, nuestra única garantía de que se tomen medidas, se degrada delante de nuestros ojos».

Las tres entidades representan a más de 1.000 millones de personas vulnerables frente a los desastres de la variabilidad climática. La preocupación por la suerte del Protocolo de Kyoto en Doha, donde se reunirán los negociadores de más de 190 países en el marco de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), tiene justificación.

La 18 Conferencia de las Partes (COP), que se realizará en noviembre, será la última antes de que el reloj marque el vencimiento del plazo, el 31 de diciembre, para que las naciones industrializadas cumplan su compromiso inicial de reducción de gases de efecto invernadero y anuncien un nuevo pacto vinculante para el segundo periodo, que comenzará en 2013.

Analistas testigos de las conversaciones de Bangkok, que han durado una semana, han señalado que las naciones ricas están decididas a apartarse de la primera línea que ocuparon cuando se creó el Protocolo de Kyoto, pactado en 1997 y que entró en vigor en 2005, tras casi una década de negociaciones.

Ese protocolo firmado en la ciudad japonesa de igual nombre prevé que 37 naciones industrializadas y la Unión Europea (UE) reduzcan sus emisiones de gases invernadero en un cinco por ciento, respecto de los indicadores de 1990, para 2012, cuando termina la primera etapa.

En las conversaciones de Bangkok, realizadas del 30 de agosto al 5 de este mes, los «países del Anexo 1», como se conoce a los países industrializados en el Protocolo de Kyoto, no dieron señales a las naciones en desarrollo de que vaya a haber nuevos recortes obligatorios de emisiones, para el periodo 2013-2020.

«Las negociaciones para el Protocolo de Kyoto deben terminar con éxito, y eso significa lograr un segundo periodo de compromisos en la COP de Doha», señala Martin Khor, director ejecutivo del Centro Sur, grupo de estudio con sede en Ginebra. Apunta que «Debía surgir tras la última COP de Durban, pero se pospuso un año».

«De eso deberá tratar el encuentro de Doha, sobre el Protocolo de Kyoto. Si no cuál es el objetivo de estas negociaciones», nos dice. «La decepción de los negociadores de los países en desarrollo fue

evidente durante la sesión final de las conversaciones de Bangkok. Se dieron cuenta de que las naciones industrializadas no muestran ningún liderazgo para cumplir con sus obligaciones en el marco del Protocolo de Kyoto», añade.

La oferta de la UE de reducir sus emisiones de gases invernadero en un 20 por ciento en ocho años a partir de 2013 fue desestimada por numerosos ambientalistas. «Lo que la UE quiere es un Protocolo de Kyoto que no sea legal, sino simplemente una 'decisión política'», indica.

Asad Rehman, jefe de clima internacional de Amigos de la Tierra, dice: «El objetivo del 20 por ciento que ofrece la UE es 'seguir como siempre' y eso está matando al clima, es criminal».

Los activistas se basan en estudios científicos que recomiendan una mayor reducción de emisiones contaminantes para evitar que la temperatura del planeta aumente a niveles que puedan causar estragos.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), ganador del premio Nobel de la Paz en 2007, pidió la reducción de emisiones contaminantes de entre un 25 y un 40 por ciento para 2020, con el fin de evitar que el aumento de la temperatura global supere los dos grados, respecto a la media previa a la Revolución Industrial.

Otros críticos de los países industrializados arguyen que un régimen climático promovido por los mayores contaminantes del mundo, responsables del 70 por ciento de los gases invernadero liberados a la atmósfera entre 1890 y 2007, puede condenar al planeta a su peor destino.

«Lo que se acordó en la COP de Durban (2011) es un régimen de 'laissez faire' hasta 2020, cuando solo se habrán conseguido 'compromisos voluntarios' en materia de reducción de emisiones», escribieron en el periódico Bangkok Post los integrantes de Focus on the Global South, grupo de estudio con sede en la capital tailandesa.

«La tragedia es que esos compromisos van a representar solo el 13 por ciento de la reducción de emisiones de gases invernadero respecto de los niveles registrados en 1990», dijeron Pablo Solon y Walden Bell, director ejecutivo y cofundador respectivamente de Focus on the Global South. «Eso llevará a un aumento de la temperatura global de por lo menos entre cuatro y seis grados en este siglo», añadenn.

Estados Unidos, pese a ser el mayor contaminante, se mantuvo intransigente en la primera etapa del Protocolo de Kyoto al negarse a suscribir el objetivo de reducir el cinco por ciento las emisiones contaminantes. Ahora muestra su poder para avasallar las expectativas que tenían las naciones en desarrollo para la segunda fase del tratado.

Meena Raman, asesora legal de la Red del Tercer Mundo, un grupo con sede en Penang, Malasia señala que «El gobierno de Estados Unidos se opone a una estructura vertical bajo el segundo periodo de compromisos del Protocolo de Kyoto». «Estados Unidos prefiere un sistema de compromisos voluntarios para reducir las emisiones que no se basa en hechos científicos ni en la equidad», insiste.

Aunque se salga del punto muerto sobre el futuro del Protocolo de Kyoto en Doha, los escenarios para los próximos años no dejan mucho lugar para el optimismo a las personas más pobres que son las más perjudicadas por los desastres climáticos. Dorothy-Grace Guerrero, coordinadora del programa de clima y justicia ambiental en Focus on the Global South señala que «El futuro es sombrío aunque se llegue a un segundo periodo de compromisos, pues los objetivos de la primera etapa no se han cumplido».

«AOSIS ha puesto cifras sobre la mesa de negociaciones para la supervivencia de los pequeños estados insulares frente al aumento del nivel del mar» dice Guerrero. «Quieren que los países del Anexo 1 recorten sus emisiones un 50 por ciento respecto de los niveles de 1990 para el segundo periodo de compromisos».