La repercusión de los Presupuestos en los jóvenes

La nueva ola de recortes presupuestarios del Gobierno no cabe duda de que va a afectar a todos de una manera o de otra. En el caso concreto de los jóvenes, que son los principales sufridores con más de un 50 por ciento de paro, fomentado por un sistema productivo y educativo que no ayuda, merece un capítulo a parte. Pero dejando un poco de lado las cuestiones laborales, el recorte en educación ha sido sangrante ¿En que se traducen estos recortes y cómo afectarán a la juventud, y por ende, al futuro de la sociedad?

Estatua de
Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid

Los «desconcertantes» y «extraños» presupuestos generales, como los denominaba el Financial Times, tienen cifras: 623 millones de euros, es decir, un 21,9 por ciento menos que en 2011 destinado a Educación, como vemos, no dejan títere con cabeza. Si los sumamos a los recortes de las comunidades autónomas en el sector, suena un poco extraño que el Ministerio afirme que su objetivo es aumentar la eficacia del sistema y mejorar los resultados.

Los recortes afectan sustancialmente a las partidas para Infantil y Primaria y prácticamente imposibilitan las reformas previstas para la Secundaria y el Bachillerato. La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos ha puesto de manifiesto la eliminación de programas dirigidos a la escolarización de 0 a 3 años y a la implantación de las nuevas tecnologías en el aula, además señala que «la escuela renuncia a compensar las desigualdades económicas de los alumnos en un área cada vez más importante».

Pero lo embarazoso es la situación de la educación universitaria. Sufrirá una reducción del 62,5% pasando de los 399,6 millones de euros en 2011 a 149,6 millones en 2012. La Conferencia de Rectores de Universidades Españolas ya ha mostrado su inquietud por los datos, que impedirá desarrollar nuevos proyectos. Y con la necesidad de financiación que tienen la mayoría de las universidades públicas aumentar las dificultades, no hace falta decir, afectará claramente a la calidad de las universidades. De hecho la solución a estos problemas económicos ya se está dejando entrever, este año las tasas de matrícula aumentaron un 4,4% de media en todas las universidades públicas, con diferencias notables entre las comunidades.

Todo esto lleva al Ministro Wert a declarar que hay demasiada oferta de titulaciones universitarias. Y puede que no le falte razón, en vez de tener una universidad en cada provincia sería más eficaz tener menos, más focalizadas, mejor preparadas, y con más financiación. Pero seguro que esta no es la forma de conseguirlo, o acabaremos pareciéndonos a Inglaterra, en donde según datos y el exagerado aumento de las tasas, cada vez más estudiantes apuestan por la prostitución para pagarse sus estudios, y aunque no sea un indicador, asusta.

Y si en vez de eso seguimos en la misma senda que hasta ahora, los recortes harán bajar salarios o aumentar la carga docente de manera indiscriminada, la cual no parece la mejor forma de afrontar el problema de los gastos de educación.

También se anunció que el Programa Campus de Excelencia Internacional (CEI) no se mantendrá, pero luego oiremos quejas de que no tenemos ninguna universidad entre las 150 mejores del mundo.

Y como en España íbamos sobrados, la partida de becas y ayudas a estudiantes pierde más de 166 millones de euros. Entre ellas resalta la Beca Erasmus, con una reducción del 41%. Todos los que hayamos o estemos haciendo un Erasmus sabíamos cual era el principal problema del Programa: la insuficiente capacidad de financiación, cuya principal partida es la que ahora se está recortando.

Esta reducción hará que las diferencias entre Comunidades sean aún más marcadas -siempre hemos visto como el estudiante de Andalucía ha contado con más ayuda que el de Madrid- pero sobre todo hará que España deje de ser el país europeo que más Erasmus mandaba, algo en lo que debíamos de estar orgullosos. Ahora en vez de fomentar que la mayoría de los estudiantes españoles hagan un Erasmus en su carrera, fomentará que lo disfruten sólo aquellos que se lo puedan permitir, ya no valdrá que demos clases de español a extranjeros para ganarnos un dinero extra. Porque tratar el Erasmus como «menos prioritario» es, no sólo un retraso, sino un seguro que nos alejará más de Europa, por si estos Presupuestos no nos van a alejar lo suficiente.

Algo que un Erasmus te enseña bien es a aprender sobre nuestros vecinos europeos, y en este caso el aprendizaje es tan duro como necesario. Y ya que el Gobierno está empeñado en seguir la senda de la austeridad alemana, quizá debería fijarse en todo el abanico, y no sólo en lo que le conviene. Resulta que en Alemania las inversiones de futuro -es decir, educación, investigación y desarrollo- seguirán teniendo gran prioridad en los presupuestos públicos. Es más, el Ministerio Federal de Educación e Investigación recibirá en 2013 un 6% más que el año anterior, unos 800 millones de euros.

Pero en Alemania se tiene otra perspectiva de la educación, y una de sus trampas está en la Formación Profesional, que tiene una importancia clave. En España, donde está necesitada de un claro apoyo por parte de las administraciones, por supuesto, también se recorta.

Con la renuncia a las políticas de formación laboral, que intentaban compensar las cifras de abandono escolar, la situación intimida. Además como van a verse afectadas partidas básicas en los tramos educativos más necesitados de reforma, la dificultad de abordarlas será como intentar desarrollar el Plan Bolonia sin un euro de financiación, que concretamente fue lo que ocurrió con el resultado que los estudiantes conocemos.

Pero mientras Alemania llega a un gasto total de 13.700 millones en esta partida, en España, con 2.220 millones de euros en Educación, intentaremos seguir sobreviviendo. Eso, o haremos como los estudiantes de Portugal, que se van a Angola -su antigua colonia africana- donde puede que tengan más futuro. Porque vayan olvidándose de irse a países con un coste de vida más alto, el Erasmus no se lo pagará.