La vivienda inadecuada le cuesta a Europa casi 200 mil millones de euros al año

La vivienda inadecuada y pobre le cuesta a las economías de la UE unos 194 mil millones de euros al año en términos de costes directos asociados a la asistencia sanitaria y los servicios médicos o sociales, así como costes indirectos, como pérdida de productividad y reducción de oportunidades.

Asentamiento chabolista en Madrid
Asentamiento chabolista en Madrid

Si se eliminaran las deficiencias en las viviendas de toda la UE, o al menos se hicieran mejoras hasta un nivel aceptable, costaría alrededor de 295 billones de euros a precios de 2011. Si todas las mejoras necesarias se llevaran a cabo a la vez, el costo para las economías y las sociedades de la UE se recuperaría dentro de los 18 meses de ahorro previsto en la asistencia sanitaria y a través de mejores resultados sociales. Según explica un nuevo informe de Eurofound La vivienda inadecuada en Europa: Los costos y consecuencias .

El informe, que pidió en 2013 la Resolución del Parlamento Europeo de la vivienda social en la UE y en base a los datos de la tercera encuesta Europea sobre Calidad de Vida (EQLS) considera que, aunque la calidad de la vivienda ha ido mejorando gradualmente en los últimos años, cuestiones tales como calefacción, aislamiento, problemas estructurales y condiciones de hacinamiento siguen afectando a una proporción sustancial de la población en la mayoría de los Estados miembros. Estas insuficiencias además de tener impactos negativos sobre la salud, da lugar a una mayor vulnerabilidad a los accidentes, y tienen un impacto negativo en la productividad y la producción económica.

El informe también muestra una considerable divergencia en las condiciones de las viviendas en Europa. A pesar de que sólo el 3% de los residentes de la UE informó de que carece de servicios básicos tales como servicio higiénico, o una bañera o ducha, esto oculta grandes diferencias estadísticas nacionales. En Rumania, por ejemplo, el 22% de la población no tiene ni inodoro, ni baño / ducha. Problemas asociados con los problemas estructurales están más extendidos; el 12% de los residentes de la UE informa de humedades o fugas, y el 9% vivía en un alojamiento con podredumbre en las ventanas, puertas y suelos.

Una vez más, existen marcadas diferencias nacionales; en Chipre más de la mitad de los residentes informaron de problemas estructurales en su vivienda, mientras que en Austria y Suecia era menos de uno de cada diez.

Si todo el trabajo para corregir estos problemas se llevara a cabo a la vez, los 295 billones de euros que costaría eliminar las deficiencias de las viviendas en la UE se pagarían a través de ahorros médicos directos, indirectos y los ahorros y aumentos de eficiencia, conseguidos en 18 meses. En países como Chipre, Portugal, Malta, España, Grecia y Hungría la inversión se recuperaría en menos de un año. Esta cifra no incluye los resultados no relacionados con la salud, tales como el impacto en los valores de mercado, seguro de hogar, acción de cumplimiento, o el potencial de capital económico y social asociado al desarrollo de la comunidad a través de la mejora de la vivienda.

El informe recomienda emprender acciones inmediatas, como la mejora de los datos recogidos a nivel nacional, por lo que las intervenciones podrían planearse de una forma eficiente y sacar provecho de un retorno de la inversión. El informe también se acompaña de una serie de estudios de casos en toda Europa que tendrán especial interés para los expertos en política de vivienda y los legisladores.

Por último, se destaca que la eliminación de las deficiencias de la vivienda es una inversión que va a tener resultados inmediatos además de dar dividendos sociales y económicos a largo plazo. Los resultados positivos no se limitan a la salud, donde solamente el ahorro en la prestación sanitaria sería de unos 9 mil millones de euros el primer año, sino que también sería un estímulo para la economía local, la mejora de la protección social de los grupos en dificultades, la integración de los migrantes, y el fomento de la movilidad social, especialmente para los niños más desfavorecidos de Europa que viven en viviendas inadecuadas.