Las cuentas claras, la UE emite más gases de lo que se reconoce oficialmente

La Unión Europea ha reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero en más del 15 por ciento desde 1990, en especial de dióxido de carbono (CO2), superando así sus compromisos con el Protocolo de Kyoto. Pero olvida contabilizar algunos emisores como la incidencia de las importaciones.

Los cálculos favorables solo tienen en cuenta las emisiones de la industria y de otras actividades económicas internas, ignorando el consumo que hace la UE de importaciones procedentes de economías emergentes y contaminantes como las de Brasil, China, India y Sudáfrica.

Una lavadora
Foto:CE
La Unión Europea ha reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero en más del 15 por ciento desde 1990, en especial de dióxido de carbono (CO2), superando así sus compromisos con el Protocolo de Kyoto. Pero olvida contabilizar algunos emisores como la incidencia de las importaciones.

Los cálculos favorables solo tienen en cuenta las emisiones de la industria y de otras actividades económicas internas, ignorando el consumo que hace la UE de importaciones procedentes de economías emergentes y contaminantes como las de Brasil, China, India y Sudáfrica.

BERLÍN (IPS)- Si se contabilizara el comercio internacional y el consumo local de bienes importados, las emisiones de CO2 en Alemania y Francia, por ejemplo, habrían crecido más del 20 por ciento en los últimos 20 años, según dicen dos nuevos estudios. Estimaciones similares se aplican a todos los grandes países industrializados.

Los científicos sugieren usar la «huella de carbono» como el indicador más fiable para las negociaciones de la 17 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 17), que se celebra en Durban (Sudáfrica) y que ha extendido sus deliberaciones hasta este sábado.

«La huella de carbono incluye todas las emisiones de las que son responsables los consumidores de un país determinado», explica el economista Gabriel Felbermayr, de la Universidad de Munich. «Si un país participa del comercio internacional, su huella de carbono va de acuerdo con el 'contenido de CO2' de su comercio», señaló el experto, autor de un estudio del Instituto Leibniz para la Investigación Económica.

El «contenido de CO2» de un bien se refiere a todas las emisiones resultantes de su producción. Teniendo en cuenta no solo las emisiones de gases en cada etapa de la producción, sino también las generadas para su comercialización. El Protocolo de Kyoto establece que los países industrializados deben reducir sus emisiones de gases invernadero, causantes del calentamiento planetario, más del cinco por ciento para 2012 respecto de sus niveles de 1990.

Oficialmente, Alemania ha cumplido, ha recortado sus emisiones en un 21 por ciento. Francia también asegura haber logrado una reducción del 11 por ciento en las últimas dos décadas. Pero Felbermayr y otros científicos que incluyen el impacto del consumo de bienes importados en ambos países aseguran que esas afirmaciones son «engañosas». «Los países industrializados documentan las reducciones de CO2, pero en realidad las emisiones simplemente se han cambiado de sitio y dejando como estaba el nivel de liberaciones mundial», explicó Felbermayr, cuyo estudio analizó las emisiones de CO2 y las huellas de carbono de 40 países entre 2005 y 2007.

Esto es lo que se conoce como «fuga de carbono», el aumento de gases invernadero en un país como consecuencia directa de la reducción en otro. «Hasta ahora, los acuerdos climáticos, particularmente el de Kyoto, medían la contribución de un país al calentamiento planetario en base a sus emisiones de CO2», indicó el científico. Sin embargo, cualquier reducción que se registre con ese cálculo es probablemente ilusoria, y añade, «Francia informó que, entre 2002 y 2007, sus emisiones se habían estancado o que habían disminuido levemente. En contraste, su huella de carbono por habitante creció de una forma constante en el mismo periodo».

Según las evaluaciones tradicionales de emisiones de CO2, China es hoy el mayor contaminante del planeta, por encima de Estados Unidos. Pero empleando el indicador de la huella de carbono, Felbermayr calcula que no es exactamente así. El país norteamericano es el mayor responsable del recalentamiento planetario.

Carbone 4, grupo francés especializado en medir emisiones de CO2, llegó a una conclusión similar utilizando el nuevo indicador «Eco2climat», que calcula todas las liberaciones de Francia, incluyendo las generadas por la producción de artículos importados. El Eco2climat de Francia revela un incremento del 25 por ciento en los gases invernadero entre 1990 y 2010, y no la reducción que anunció el gobierno. «Nuestro indicador mide las emisiones reales que corresponden a los estándares de vida en Francia», dice el director y cofundador de Carbone 4, Jean-Marc Jancovici.

«Los datos oficiales sugieren que Francia estaría en el camino correcto para reducir las emisiones sin necesidad de limitar su consumo. Pero nosotros en Carbone 4 hemos demostrado que eso es falso», añade.

Por su parte, Felbermayr señaló que, en Alemania, la diferencia entre las emisiones y la huella de carbono ha ido creciendo de una manera regular. «En 2002, solo el 2,5 por ciento del consumo de CO2 fue importado. Para 2007, las emisiones importadas saltaron al nueve por ciento», indicó. Ese incremento corresponde a las emisiones causadas por una creciente producción industrial en las economías emergentes, especialmente China y Sudáfrica. Según el estudio de Felbermayr, China exporta más del 27 por ciento de sus emisiones, seguida por Sudáfrica con el 20,7 por ciento y la República Checa con el 19,4 por ciento.

Aunque, los mayores importadores de emisiones son Suiza (58,4 por ciento), Suecia (36 por ciento), Noruega (33 por ciento), Holanda (32 por ciento) y Francia (26 por ciento). Felbermayr opina que el futuro acuerdo climático se debería guiar por la huella de carbono en lugar de por las emisiones internas, de esta manera se evitaría la «fuga de carbono». «La huella de carbono puede ser tratada de forma específica por el Estado, imponiendo un impuesto al consumo sobre el contenido de CO2 de un artículo», sugirió.

Añadió que «el uso de la huella de carbono (como indicador) también podría incrementar la disposición de China e India a participar en acuerdos internacionales sobre el cambio climático» como el que se discute en Durban.