Las instituciones europeas se visten de ciudadanía

19 rostros de ciudadanos anónimos recubren parte de la fachada de la sede de las instituciones europeas en Madrid. Cada uno de ellos representa una de las comunidades autónomas españolas, Ceuta y Melilla, pero también a los 500 millones de ciudadanos de la UE. Con este acto se pone fin en España al año europeo de la ciudadanía.

Rostros de dos ciudadanos en la fachada de la UE en Madrid
Fachada de la UE en Madrid

El objetivo de la acción es acercar Europa a los ciudadanos y mostrarles como todos ellos disfrutan de los derechos y beneficios de pertenecer a la UE. Según un estudio menos de la mitad de los españoles dicen conocerlos. Cada año un millón de europeos denuncian violaciones de sus derechos civiles.

Se trata de 19 vinilos gigantes en los que hay presentados desde una peluquera jubilada, a un campeón de kárate. Otros son estudiantes de música, enfermeros, guías turísticos o albañiles. Con todos ellos se ha recogido un mosaico de personas que representan al resto de ciudadanos españoles. La imagen sirve también para recordar que las instituciones están al servicio de las personas y el deber que tienen éstas de estar al servicio del ciudadano, atender sus necesidades y recoger sus opiniones.

Comprar y vender bienes y servicios en otros Estados miembros, reconocimiento de las cualificaciones profesionales, ser atendidos por la sanidad pública allí donde uno se encuentre, adquirir o conservar los derechos de la seguridad social o viajar de un Estado a otro sin tener que parar en las fronteras son derechos de los ciudadanos de la UE que pocos conocen.

El objetivo de este Año ha sido el de aumentar la conciencia de los europeos sobre su derecho a residir libremente en el territorio de la UE; informarles sobre el modo en que pueden beneficiarse de los derechos y de las políticas de la UE y estimular su participación activa en su elaboración; animar el debate sobre el impacto y los beneficios del derecho a la libre circulación, en particular para estudiantes, trabajadores y empresas; y el aumento de la cohesión entre las regiones europeas. Unos derechos cada día más importante de conocer, teniendo en cuenta que más de 12 millones de europeos viven en un país distinto al suyo Según Eurostat, más de un tercio (35 por ciento) de los trabajadores europeos estarían dispuestos a aceptar un trabajo en otro Estado miembro, aunque casi uno de cada cinco cree que todavía hay demasiadas trabas para hacerlo y no es solamente el idioma es también falta de información.