Los gitanos, víctimas de una espiral de violencia

Organizaciones de derechos humanos piden a los gobiernos de Europa central y oriental que condenen públicamente la violencia contra los romaníes o gitanos, después de que una familia de esa comunidad muriera a tiros en Eslovaquia. Según los observadores, este asesinato es el último ejemplo de una escalada de crueldad contra la principal minoría étnica de Europa.

Gitanos expulsados de Francia en agosto de 2010
Gitanos expulsados de Francia en agosto de 2010

El llamamiento se hace después de que la Corte Europea de Derechos Humanos dictaminara que Eslovaquia no investigó, de modo efectivo, el brutal ataque contra 10 romaníes en 2002, que acabó con varios heridos graves. Los grupos activistas señalan que el veredicto pone de relieve las perturbadoras deficiencias que se han detectado durante la investigación de crímenes contra los gitanos y que los dirigentes políticos deben hacer más para garantizar que los autores de este tipo de delitos acaben en manos de la justicia. «Este fallo de la Corte Europea de Derechos Humanos se origina en un incidente que tuvo lugar hace una década. Pero el mismo tipo de ataques violentos continúan ocurriendo actualmente» ha dicho, Dezideriu Gergely, director ejecutivo del Centro Europeo para los Derechos de los Romaníes con sede en Budapest.

La mayoría de los gitanos viven en Europa central y oriental, aunque también hay grandes comunidades en España, Francia, Grecia e Italia. «Este caso nos recuerda que las autoridades eslovacas y otras de la región tienen que desarrollar sus procedimientos y prácticas para abordar de modo adecuado los ataques violentos contra minorías vulnerables, y garantizar que la violencia racista no quede impune», dice Gergely. Muchas de ellos se quejan de persecución y discriminación sistemática, en todos los niveles de la sociedad y en muchos países.

Entre 10 y 12 millones de gitanos están dispersos por todo el continente, especialmente en Europa central y oriental, donde la mayoría viven en condiciones de pobreza. En algunos asentamientos, el desempleo llega casi el 100 por cien y la alta criminalidad también es un problema en muchas comunidades. Pero los romaníes dicen que la discriminación por parte de la policía local contra ellos es sistemática, y que los crímenes de los que son víctimas, especialmente los violentos, son mal investigados, si es que llegan a investigarse.

Georgina Siklossy, de la Red Europea contra el racismo, dice que los estudios sobre la respuesta de los gobiernos a la violencia contra esta minoría lo demuestran. Un informe realizado por el Centro Europeo para los Derechos de los Romaníes entre 2008 y 2011 analizó 44 casos en la República Checa, Hungría y Eslovaquia, y concluyó que apenas el 20 por ciento de ellos acabaron en condena. Y también, que las investigaciones policiales fueron suspendidas sin identificara los sospechosos en casi un tercio de los casos. Durante las investigaciones policiales se descartó el 50 por ciento de los casos -o no se confirmó- que detrás de estos episodios hubiera motivos raciales.

Las organizaciones que realizan un seguimiento de los episodios de racismo en la región han notificado una creciente violencia contra los gitanos y otras minorías étnicas, mientras crece la popularidad de los partidos políticos y movimientos de extrema derecha, que se ven reforzados con la crisis financiera mundial.

En la República Checa, donde viven más de 300.000 gitanos, tres murieron en ataques entre octubre de 2011 y marzo de 2012. En los últimos años también hubo una serie de ataques incendiarios contra miembros de esa comunidad, uno de los cuales, en 2009, dejó a un niño de dos años con secuelas para toda la vida. En Hungría, nueve personas fueron asesinadas entre 2008 y 2011, entre ellos dos menores. En algunas de esas agresiones se usaron cócteles molotov, granadas de mano y revólveres.

En Rumania, dos hombres murieron en enfrentamientos con la policía en el último mes. En mayo, un joven de 24 años, se arrojó a un lago para escapar de los oficiales que lo perseguían por un presunto robo. Le dispararon en la cabeza mientras estaba en el agua, a menos de 15 metros de la costa. El 10 de este mes, dos hermanos fueron tiroteados en Agristeu, tras una intervención policial en respuesta a un conflicto local. Uno de ellos murió. El Centro Europeo para los Derechos de los Romaníes y la organización no gubernamental local Romaní CRISS han hecho un llamamiento a las autoridades rumanas para que condenaran el hecho y se comprometieran a detener a los oficiales responsables de los hechos. En el último ataque ocurrido en la región, todavía sin esclarecer, tres miembros de una familia murieron tiroteados por un policía fuera de servicio que abrió fuego contra ellos en el exterior de su casa en Hurbanovo (Eslovaquia). Otros dos integrantes de la familia fueron gravemente heridos.

Al emitir su fallo, la Corte Europea de Derechos Humanos ha subrayado lo importante que es el compromiso de las autoridades para realizar investigaciones completas y eficientes. El tribunal dijo que había «tenido en cuenta la particular importancia de que se lleve a cabo una investigación con rigor e imparcialidad sobre un ataque con muchos tintes racistas, y que es necesario reafirmar continuamente la condena de la sociedad al racismo y mantener la confianza de que las autoridades estan comprometidas con la lucha contra la violencia racista». Organizaciones de defensa de los derechos ciudadanos sostienen que la condena pública este tipo de violencia es vital para impedir que ocurran crímenes similares en el futuro.

El activista eslovaco, Stefan Ivanco, del Centro para los derechos civiles y humanos, ha insistido en que «el gobierno eslovaco podría ser más activo en la condena de incidentes como estos, (pero) no es algo que considere importante tratar a fondo». «Si los gobiernos son vistos como silenciosos o débiles sobre este problema y no condenan públicamente la violencia o se aseguran de que la policía haga su trabajo adecuadamente, es más fácil que los racistas y neonazis lleven a cabo ataques, y envía a toda la sociedad el mensaje de que no hay necesidad de actuar contra la violencia que padecen los gitanos».

Siklossy agrega: «Si las autoridades abordan efectivamente los crímenes y la violencia racista, enviaran a la población un fuerte mensaje diciéndoles que el racismo no es aceptable y que los autores de los actos delictivos serán castigados».