Los huevos de Pascua, una tradición muy arraigada en Europa

Las pastelerías de toda Europa se llenan estos días de conejos y huevos de chocolate y naturales que niños y mayores pintan para luego buscarlos por los jardines y parques. En España en la zona de Cataluña, Valencia e Islas Baleares los padrinos regalan a sus ahijados la «mona de Pascua», un pastel que antes llevaba huevos cocidos enteros, y que ahora se sustituyen, en muchos casos, por huevos de chocolate.

Huevos de Pascua en una cesta
Foto:eXp

Cada vez son más artísticas las monas de Pascua del litoral levantino español, que se han llegado a convertir en verdaderas esculturas de chocolate.

En el Reino Unido, dice la tradición que el conejo de Semana Santa esconde los huevos la noche del domingo de Resurrección para que los niños los busquen el lunes de Pascua, es un juego que se llama la «caza del huevo», el pequeño que más encuentra se proclama ganador. En el norte de Inglaterra y Escocia, lanzan los huevos colina abajo o chocan unos con otros para ver cual es el más fuerte.

En Alemania y Austria, los niños revuelven todos los rincones de casas y jardines buscando su botín que previamente han pintado y decorado y que el «conejo de Pascua» se ha dedicado a esconder. Los mayores en las zonas rurales suelen hacer hogueras para ahuyentar el invierno.

En Polonia, se considera que los huevos ayudan a que todo sea mejor, así que cuantos más coman durante los días de la Pascua mejor les irá durante el año. El lunes de Pascua celebran una fiesta del agua, mojándose unos a otros con cubos de agua. Se considera que se limpian así de lo malo del año que ha pasado y se preparan purificados para la etapa siguiente. Y como no podía faltar, se dice que las chicas mojadas se casarán antes que las que se esconden del agua.

En Hungría también mojan a las jóvenes, en este caso «para que no se marchiten», siguiendo con los rituales de fertilidad.

En los países de mayoría ortodoxa la Pascua es una fiesta religiosa muy importante que se celebra según el calendario juliano. Este año cae un semana después que la católica, el 15 de abril.

El origen de estas costumbres en las que el conejo y los huevos son los protagonistas se remonta a la era precristiana, según algunos, son símbolo de fecundidad. Los católicos lo achacan a la prohibición que hizo la Iglesia en el siglo IX de consumir huevos durante la cuaresma. Cuarenta días consevandolos era mucho tiempo para una época en la que no había frigoríficos. Así que la mejor manera era cocerlos y su pintura proporcionaba un buen entretenimiento para niños y mayores en las largas noches de finales de invierno. ¿Como llegó el conejo hasta ahí? Es una pregunta que merece una investigación que posiblemente hayamos terminado para la Pascua próxima.