Los pequeños agricultores africanos clave del desarrollo

Corporaciones de alimentos, gobiernos y organizaciones no gubernamentales animan a los agricultores africanos de pequeña escala a orientar su producción hacia las demandas del mercado. Pero los mercados son múltiples y muy diferentes, desde las grandes corporaciones multinacionales que pretenden orientar su política de expansión hacia la agricultura verde y sostenible a las necesidades alimentarias de los países africanos.

Dos hombres con ganado en el campo
Los pequeños agricultores africanos en el centro de la seguridad alimentaria/ Foto: Elías Asmarel/ IPS

Los agricultores de subsistencia son responsables del 80 por ciento de la producción agrícola de África subsahariana y de gran parte de los alimentos que se consumen en el mundo. «Una mayor productividad y participación en la cadena de valor combatirá las debilidades de la economía alimentaria de África y

creará oportunidades de empleo haciendo que los pequeños agricultores se dediquen al procesamiento de productos agrícolas, al envasado y a la comercialización de su producción», dice John Moffett, director de estrategia y política de Self Help Africa. Una organización que trabaja con las comunidades rurales para encontrar soluciones sostenibles al hambre y la pobreza.

¿Podrá África encontrar el equilibrio entre alimentar a una población de 2.000 millones de personas, que se estima habrá en 2050, y responder a los intereses de las grandes corporaciones de alimentos, deseosas de capitalizar los recursos, los mercados y los pequeños agricultores del continente?

Michael Hailu, director del Centro Técnico para la Cooperación Agrícola y Rural, opina que el sector privado debe desempeñar un papel mucho mayor en la pequeña agricultura pues su creciente participación en la cadena de valor agrícola es esencial para estabilizar el suministro de alimentos y desarrollar el modo de salir adelante de los agricultores de subsistencia africanos. «Más que nunca, la agricultura ha concentrado una considerable atención nacional y global, en especial tras la crisis de precios de los alimentos de 2007-2008. Por ello, este sector está recibiendo el respaldo de inversiones y de las políticas necesarias para cumplir el objetivo de garantizar la seguridad alimentaria y el crecimiento económico».

En el marco de inestabilidad en el suministro de alimentos y de inseguridad climática, las corporaciones de alimentos y la agroindustria quieren priorizar a la pequeña agricultura. Muchas de ellas, como Unilever o Walmart sostienen que el sustento de los pequeños agricultores es fundamental para su expansión comercial.

David Hughes, profesor de mercados de alimentos de la universidad británica Imperial College London , comenta que el énfasis en los pequeños agricultores es un imperativo comercial y no solo una cuestión de responsabilidad social. «Saben que si no se suben al tren verde no tendrán una empresa duradera. Creo que vamos a ver como las compañías comienzan a hacer cambios radicales en sus modelos empresariales en los próximos 10 años».

Farm Concern es una organización africana que promueve un «pueblo comercial» de pequeños agricultores para ayudarlos a responder a las necesidades alimentarias y del mercado. Mumbi Kimathi, director de estrategia de Farm Concern, nos explica el funcionamiento de la iniciativa: «Tomamos la cantidad total de hectáreas de una aldea y promovemos tres tipos de producción: alimentos, en el 35 por ciento de la tierra disponible; cultivos no comestibles, en el 65 por ciento; y el cinco por ciento restante se destina a la gestión natural de los recursos».

El Departamento de Desarrollo Internacional de Gran Bretaña financia la creación de vínculos entre pequeños agricultores con empresas de alimentos y supermercados británicos para que los productores tengan más oportunidades de exportación.

La asociación entre la empresa Taylors U.K., una marca de té de Yorkshire, y pequeños agricultores ruandeses facilitó ha facilitado la entrada de grandes empresas de alimentos a África. El acuerdo ha permitido capacitar a 10.000 agricultores y a 1.800 productores, y lograr un aumento del 40 por ciento en el salario de los pequeños productores de té ruandeses.

El Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento económico del 5,7 por ciento en 2013 para las economías emergentes del África subsahariana. Las corporaciones de alimentos ven esta tendencia como una oportunidad para integrar a los pequeños agricultores en una cadena de valor más compleja para satisfacer la nueva demanda.

La corporación Walmart generó 460.000 millones de dólares de ganancias el año pasado, 15 veces el producto interior bruto de Etiopía. Ahora extiende su monopolio por el continente. En 2011 compró la cadena sudafricana de supermercados Massmart, lo que le permitió llegar a 13 países de África subsahariana.

La compañía se propone vender 1.000 millones de dólares en productos de pequeños agricultores para 2015 en un intento de mostrar su interés por el desarrollo sostenible. Por su parte, los pequeños agricultores africanos necesitados de recursos se ven atraídos por la promesa de un mayor acceso al crédito, a las materias primas, a las mejores variedades de semillas y a las oportunidades de capacitación de mercado, así como de aumentar sus ingresos.

Según el plan de acción panafricano Nueva Asociación para el Desarrollo de África, la disminución de alimentos representa una pérdida significativa del capital natural estimada entre 1.000 millones y 3.000 millones de dólares al año.

Si la mayoría de los casi 70 millones de familias que se dedican a la pequeña agricultura en África subsahariana no logran adoptar prácticas sostenibles de gestión de la tierra y el agua en la próxima década estará en riesgo la seguridad alimentaria a largo plazo, la productividad y sus ingresos.

Existe el riesgo de que cultivos comerciales como el té, café, tabaco y flores sean más atractivos para los pequeños agricultores que los productos básicos, lo que podría atentar contra los esfuerzos por mejorar la seguridad alimentaria en África.

Pero Patrick Mulvay, uno de los presidentes de U.K. Food Group, se opone a la industrialización de la pequeña agricultura y a la participación de los pequeños productores africanos en la economía corporativa de alimentos. «Quizá a corto plazo aumente la producción y ofrezca productos básicos, pero a la larga no será sostenible sino que será destructiva».

Nos explica que «Los agricultores africanos necesitan respaldo para sostener los sistemas de producción que permiten alimentar a más del 70 por ciento de la población mundial, y necesitan la protección de la producción industrializada, pues a la larga controlarán o desecharán sus mercados, su modo de subsistencia y el medioambiente».

Le preocupa la sostenibilidad y que se pueda desviar la producción de alimentos hacia la demanda de los gigantes del sector y de mercados inestables cuando el 63,6 por ciento del ingreso de los hogares en los países de África subsahariana se gasta en comida.

También le preocupa que los países africanos que no puedan alimentar a sus poblaciones en expansión se vuelvan más vulnerables a estallidos populares como la revuelta de Túnez de 2011.