Malos tiempos para Francia

Al contrario de lo ocurrido en otras economías europeas como España, Grecia, Portugal, Chipre o Italia, la crisis ha tardado en llegar, al menos con toda su contundencia, a Francia. Aunque desde un tiempo a esta parte, el país galo sufre los vaivenes económicos que también sufren el resto de la UE, es ahora cuando su economía vive los peores momentos que se recuerdan en las últimas décadas.

François Hollande
François Hollande

Para muchos, Francia nunca estuvo del todo bien desde el primer minuto de la crisis. Pero los intentos de Bruselas de colocarla, casi, a la misma altura que la fortaleza de Alemania para dar imagen de auténticos motores de la Unión, no hizo otra cosa que enmascarar unos datos que se preveían insuficientes y peligrosos. Para los defensores de esta teoría, el tiempo les ha terminando dando la razón.

La economía francesa, que había crecido un leve 0,2 % en el cuarto trimestre de 2013 tras una caída del 0,1 % en el tercero, ha permanecido estancada entre enero y marzo de este año, y todo indica que a punto de conocerse los datos del segundo, las cosas podrían ir a peor.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INSEE), los franceses han retrocedido en el consumo hasta un 0,5% en el primer trimestre del año. De forma que la demanda interior total restó un 0,4% al Producto Interior Bruto.

Tampoco tiene buenas noticias del comercio exterior. Entre enero y marzo también tuvo un efecto recesivo de una décima de PIB por el efecto combinado de una aceleración de las importaciones (progresaron un 1 % tras haberlo hecho un 0,5 % en el trimestre precedente) y de una ralentización en el ascenso de las exportaciones (0,6 % tras el 1,5 %)

En el terreno laboral, las cosas se complican para Francia y aunque su 10,4% de desempleo le sitúan en la media de la UE, dichos datos no se habían dado nunca en el país galo que vive máximos históricos pese a ser uno de los países más industrializados de toda Europa. 3.388.900 personas no encuentran trabajo en el país, que encadena siete meses consecutivos de subidas, según ha informado el Ministerio de Trabajo, Empleo y Dialogo Social de Francia. Y en el ranking de competitividad, cae, según datos de mayo de 2014, al puesto número 23 y la deuda ya representa el 93,5% del PIB.

Las agencias de calificación de deuda, Moody´s, S&P y Fitch continúan aprobando con nota la economía de Francia con Aa1, AA y AA+ respectivamente. Sin embargo, el gobierno galo teme que, a tenor de los últimos datos, la perspectiva negativa llegue para quedarse durante una buena temporada. Pese a ello, buenas noticias de su prima de riesgo respecto al bono alemán, que se sitúa en solo 34 puntos, mucho mejor que España (137), Reino Unido (138), Italia (145) e Irlanda (109), algunas de las grandes economías de la eurozona.

La debilidad del sector privado

La actividad del sector privado en Francia ha dado muestras en junio de una mayor debilidad de lo esperado, después de que el indicador compuesto adelantado PMI haya caído a 48 puntos desde los 49,3 de mayo, su nivel más bajo en cuatro meses, mientras que en el caso de Alemania el dato se situó en 54,2, frente a los 55,6 puntos del mes anterior, su peor lectura en ocho meses.

En el caso de la economía francesa, el indicador adelantado de actividad del sector servicios se situó en junio en 48,2 puntos, frente a los 49,1 de mayo, en mínimos de cuatro meses, mientras que el dato del sector manufacturero bajó a 47,8 desde 49,6, lo que supone la peor lectura en seis meses.

Con este panorama y acuciado por Bruselas y Berlín, París anunció hace unos meses un recorte del 40% en sanidad y protección, la ampliación de la congelación del sueldo de los funcionarios, algo que ocurre desde 2010 y la no revalorización de las pensiones y prestaciones. En total, un ahorro en sanidad de 10.000 millones, 11.000 millones más del sistema social, otros 11.000 millones de euros en recortes a la corporaciones locales y 18.000 millones que asumirá el propio Estado francés.