Mayo de 2014: el momento de Europa

Son varios los eventos importantes que coinciden de manera significativa en este mes de mayo para el proyecto comunitario europeo. El 1 de mayo se conmemoró el 10º aniversario de la gran ampliación de la Unión Europea hacia Europa Central y del Este. El 9 se celebró el Día de Europa, para conmemorar los 64 años de la Declaración de Robert Schuman que dio lugar a la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Finalmente, del 22 al 25 de mayo, tendrán lugar las elecciones al Parlamento Europeo en los 28 países miembros de la Unión Europea.

Juventud, futuro de Europa Foto PE
Juventud, futuro de Europa / Foto: PE

El objetivo de esta nota de coyuntura es analizar algunos de los datos centrales alrededor de estos tres eventos, haciendo énfasis en el que de momento atrapa la atención: las elecciones al Parlamento Europeo.

La Ampliación de la Unión Europea, del 1 de mayo de 2004

El 1 de mayo de 2004, el proyecto de integración que hoy conocemos como Unión Europea se transformó de manera significativa al pasar de una composición de 15 Estados miembros a 25. Las naciones protagonistas de aquel escenario fueron: Chipre, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, República Checa y la República Eslovaca.

Después de la caída de Muro de Berlín, la implosión de la Unión Soviética y la reunificación alemana, el proyecto comunitario europeo se convirtió en el polo de atracción para los países de Europa Central y del Este, que entre sus aspiraciones consideraban la expansión económica y la garantía de estabilidad política, lo que propició la firma de distintos acuerdos europeos de asociación con la entonces Comunidad Económica Europea.

El objetivo central fue la incorporación de estos países al bloque mediante el establecimiento progresivo de una zona de libre comercio que implicó, al mismo tiempo, la armonización de legislaciones y el mantenimiento de un diálogo político con la Comunidad, así como la asistencia técnica y financiera por parte de esta última.

Los acontecimientos políticos y económicos en el continente a principios de los años 90, planteaban el desafío de una profundización de largo alcance en el marco de la Unión. En las conclusiones del Consejo Europeo de Copenhague, del 22 de junio de 1993, la Comunidad trató de responder a ese reto, habiendo establecido que los países asociados de Europa Central y Oriental que lo desearan podrían convertirse en miembros de la Unión Europea, en tanto cumpliesen las condiciones políticas, económicas y comunitarias requeridas, conocidas como «Criterios de Copenhague».

La ampliación de 2004 permitió que la Comunidad Europea se convirtiera en el bloque comercial más importante del orbe, con un mercado de 455 millones de habitantes, de los cuales 74 millones provinieron de los nuevos países miembros. El bloque europeo extendió su territorio en un tercio y aumentó en casi un 20% su población.

La dimensión de dicha ampliación constituyó una oportunidad histórica y una necesidad jurídica. La expansión de la Unión Europea a casi tres decenas de países miembros, incluyendo los países de Europa Central y Oriental, despertó cierta inquietud, al tiempo que se planteó la problemática de sus implicaciones por cuanto a la representación de los distintos Estados miembros, la consecuente necesidad de la adecuación de las instituciones, votación, membresía en la Comisión Europea, presidencia rotativa, entre otros retos, que hicieron necesario el rediseño de una nueva arquitectura institucional y la reflexión sobre el funcionamiento de la Unión que, tras el descarrilamiento del tratado constitucional en 2005, se pudo consolidar hasta el año de 2009 con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.

El balance a diez años de la Ampliación de 2004 es positivo, no sólo en la arena económica, sino en la trascendencia política y expansión de los valores comunitarios. La incorporación de Bulgaria y Rumania en 2007 y de Croacia en 2013, junto con el otorgamiento a la Unión Europea del Premio Nobel de la Paz, en 2012, constituyen parte del testimonio de consolidación de un importante proyecto garante de la paz, el bienestar social y la democracia, más allá de las dificultades que ha representado la crisis económica.

El 64 aniversario de la declaración Schuman

El 9 de mayo de 2014 se conmemoró, como cada año, el aniversario de la que se considera la piedra angular de la construcción comunitaria: la declaración de Robert Schuman -Ministro de Relaciones Exteriores de Francia entre 1948 y 1952- por la que, retomando las ideas de su cercano colaborador, Jean Monnet, propuso «colocar la totalidad de la producción franco-alemana de carbón y de acero bajo una alta autoridad común en el marco de una organización, que está abierta a la colaboración de los demás Estados de Europa...».

La declaración Schuman es una importante pieza de inspiración que después de 64 años continúa vigente. La idea de poner los instrumentos de la guerra, como el carbón y el acero, al servicio de la paz, y el planteamiento de la creación de una Unión Aduanera, al lado de la fórmula de una autoridad supranacional que sentaría las bases para la creación de un marco institucional único constituyen, sin duda, planteamientos innovadores y necesarios. La declaración Schuman fue la alternativa que permitió rescatar a Europa de la devastación en lo económico, en lo político y en lo social como herencia de dos guerras mundiales.

«La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan». Es la sentencia con la que inició Robert Schuman su emblemático texto, que dio pie a la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, un importante antecedente de lo que hoy conocemos como Unión Europea.

Por ello, el 9 de mayo es más que una fecha memorable. Constituye un símbolo de unidad, de paz y de solidaridad para los 28 Estados que conforman la Unión Europea. Cada año, en distintas partes del mundo, se celebra este importante día. El proyecto comunitario europeo nació como una apuesta económica y comercial, pero también como un imperativo para garantizar la paz. La Unión ha apostado por el libre mercado, pero al mismo ha establecido mecanismos para propiciar la cohesión y el desarrollo social.

El sueño europeo expresado por sus fundadores ha cumplido 64 años. Constituye un recordatorio imprescindible para la paz. Obliga a la solidaridad y a la consolidación de los valores de la unidad y la democracia. Invita a la reflexión sobre la trayectoria de un proyecto común que nació de una crisis y que ha tenido la virtud de superar algunas más en el camino. Pero quizás lo que ha sostenido la idea de Europa a lo largo de más de seis décadas ha sido el poner en el centro al ciudadano. Hoy la Unión Europea constituye un instrumento político muy complejo, con una importante cantidad de defectos y virtudes, pero obligado a mantener en un lugar privilegiado al ser humano. Ésta es la única garantía de un éxito continuado, que tiene su más clara expresión en la citada frase de Jean Monnet: «No coaligamos Estados, unimos hombres».

En vísperas de las elecciones europeas de mayo de 2014

Del 22 al 25 de mayo de este año tendrán lugar las elecciones al Parlamento Europeo, mismas que han sido calificadas como las elecciones más políticas de la historia de la Unión Europea . 400 millones de ciudadanos están invitados a votar entre el 22 y el 25 de mayo, para elegir a sus representantes en el Parlamento Europeo para los siguientes 5 años que dura la Legislatura.

Las distintas jornadas electorales tendrán lugar conforme a la regulación de cada uno de los 28 países en los que tienen derecho al voto todos los ciudadanos inscritos en los padrones electorales nacionales. Los holandeses y los británicos sufragarán el jueves 22, mientras que el viernes 23 votarán los irlandeses, y el sábado 24, los estonios. El resto de los ciudadanos europeos acudirán a las urnas el domingo 25 de mayo y está previsto que ese mismo día por la noche se den a conocer los resultados de estos comicios .

El Parlamento Europeo es la única institución de la Unión Europea en la que sus miembros son elegidos por sufragio universal directo. Constituye, junto con el Consejo, el poder comunitario para la aprobación de la legislación europea y ejerce una importante labor de control democrático parlamentario.

Los miembros del Parlamento Europeo, que en la nueva legislatura de la Eurocámara sumarán 751 eurodiputados, no representan intereses nacionales, sino los intereses de los ciudadanos, que se habrán de expresar en las 24 lenguas oficiales, a través de los distintos grupos políticos europeos que representan distintas visiones sobre el destino del proyecto comunitario.

La distribución de escaños tiene lugar de manera proporcional con la población de cada Estado miembro, donde Alemania, por ejemplo, contará con 96 diputados, y países como Luxemburgo, Malta, Chipre y Estonia tendrán solo 6 escaños, el mínimo por país.

En la actual legislatura, que está por terminar, el grupo político conformado por el Partido Popular Europeo (PPE) cuenta con 273 escaños, lo que representa una ventaja de 80 diputados frente a la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D), que cuenta con 193. La Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa (ADLE), tiene 85. Los Verdes y la Alianza Libre Europea (Verdes/ALE), cuentan con 58 escaños. Los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), con 57. La Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL), tiene 35. Los diputados no inscritos (NI) suman 32, mientras que el grupo de la Libertad y de la Democracia (EFD), cuenta con 31 .

Las últimas previsiones, muestran una modificación en la correlación de fuerzas entre los distintos grupos políticos. Aunque el Partido Popular Europeo (PPE) tiene una muy ligera ventaja en los sondeos, se ubica en un claro empate técnico con el grupo de los Socialistas (S&D), lo que implica un fuerte descalabro para los primeros y un ligero ascenso para los segundos. Se muestra un importante descenso en las preferencias hacia los Liberales (ADLE). La Alianza de los Verdes y la Alianza Libre Europea (Verdes/ALE) también pierde algunos espacios, mientras que la Izquierda Verde Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL) muestra un importante aumento en las preferencias. Los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) también disminuyen en las votaciones que se prevén. El grupo de la Libertad y de la Democracia (EFD) obtiene una ligera ventaja. Se prevé un importante ascenso en el número de diputados y partidos euroescépticos. Aunque en su conjunto estos últimos, también denominados «el Tea Party europeo», difícilmente superarán el 20 % de las preferencias, podrían tener la capacidad de lograr alianzas para inclinar la balanza hacia sus intereses.

Los ciudadanos europeos tienen una muy importante cita en las urnas para elegir a los miembros del Parlamento Europeo, donde el reto será vencer a los fantasmas del euroescepticismo y quizás en mayor medida al del abstencionismo . Serán unas elecciones complejas, no sólo por sus implicaciones, sino porque tienen lugar una vez que los europeos han padecido una de las mayores crisis económicas después de la Segunda Guerra Mundial, donde las decisiones de Bruselas se han traducido en dolorosas medidas de austeridad. Serán los primeros comicios desde que entró en vigor el Tratado de Lisboa y de ellos dependerá no sólo la composición de la Eurocámara para una nueva legislatura, sino que comienza un importante recorrido para la renovación de distintas instituciones comunitarias. Veremos nuevos rostros en posiciones como la presidencia de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, así como en los comisionados, en las distintas carteras, y en la representación de la Unión Europea ante la Política Exterior.

El Parlamento Europeo se ha convertido con el tiempo en un actor relevante en la escena internacional, sobre todo ahora que cuenta con más competencias que nunca y una interacción más clara con los parlamentos nacionales de los ahora 28 Estados miembros.