Proyecto CASCADE: aeropuertos más eficientes

El transporte aéreo es el modo más rápido de viajar, pero no el más ecológico. Los aviones consumen enormes cantidades de combustible y cada aeropuerto utiliza tanta energía como una pequeña ciudad. Para remediar esta situación, se ha desarrollado un nuevo sistema de software, (CASCADE), que reduce en un 20% las emisiones de CO2 y los costes de energía.

Escalera mecánica del aeropuerto Da Vinci
Aeropuerto Leonardo da Vinci de Roma/ Foto: CASCADE

El transporte aéreo es el modo más rápido de viajar, pero no el más ecológico. Los aviones consumen enormes cantidades de combustible y cada aeropuerto utiliza tanta energía como una pequeña ciudad. Un aeropuerto de grandes dimensiones gasta a diario la misma energía térmica y eléctrica que una ciudad de 100.000 habitantes. Para remediar esta situación, se ha desarrollado un nuevo sistema de software, (CASCADE), que reduce en un 20% las emisiones de CO2 y los costes de energía.

El proyecto europeo CASCADE quiere ayudar a los aeropuertos a poner en marcha un plan de ahorro energético basado en este sistema avanzado de detección y diagnóstico de fallos (FDD) para mejorar la eficacia energética en los sistemas de ventilación.

La iluminación, la calefacción y la refrigeración de estos enormes centros de transporte tienen un consumo de energía significativo.

El aeropuerto Leonardo da Vinci de Roma es el más activo de Italia y el sexto de Europa en cuestión de tráfico aéreo. Cada año, acoge a cerca de 40 millones de pasajeros y para funcionar, necesita tanta energía como una ciudad de 50.000 habitantes.

«Si hablamos solo del espacio interior, más de 300.000 metros cuadrados, en los que hay repartidos cerca de 100.000 aparatos luminosos. Para mantener una temperatura normal se requiere un gran consumo energético, no es fácil calentar o enfriar áreas tan voluminosas», explica el director de personal del aeropuerto, Stefano Donnarumma.

Se están realizando pruebas piloto en los aeropuertos italianos de Fiumicino (Roma) y Malpensa (Milán) en los que se espera ahorrar al menos 6.000 MWh o 42.000 toneladas de CO2 y 840.000 euros por año.

Los investigadores han instalado a lo largo de las redes de tubos de ventilación, sensores que detectan automáticamente, dónde se podrían estar produciendo fugas de energía, así como otras disfunciones del sistema de calentamiento o de refrigeración.

Los datos recogidos por los sensores son luego transmitidos a una base de datos.

Un programa informático analiza los datos y, si detecta un problema, informa de inmediato a los equipos de mantenimiento para que lo solventen o arreglen la fuga energética lo antes posible.

Nicolas Réhault, coordinador del proyecto CASCADE, explica el funcionamiento: «Las instalaciones están dotadas de sensores y medidores que recopilan datos que van a una base de datos central. Este software innovador puede detectar fallos, tales como ventiladores que funcionan en el momento equivocado, calefacción y aire acondicionado simultáneos, errores de pedido, etc. Los equipos responsables de la gestión de la energía y el mantenimiento serán informados inmediatamente y pueden tomar las medidas necesarias, como la orden de reposición o sustitución de los detectores defectuosos».

«Los sistemas de aire acondicionado representan el 50% de la energía que engulle el aeropuerto, así que, si mejoramos este aspecto, estaremos reduciendo la factura total de manera significativa», añadía Stefano Donnarumma.

Este nuevo sistema cuenta con el apoyo financiero (2,6 millones de euros) de la UE y está siendo desarrollado por socios de Alemania, Italia, Irlanda y Serbia en el marco de Horizonte 2020. Se espera que comience a utilizarse en 2015 en otros aeropuertos de la UE.

También recibe el apoyo de la ACI Europa (Consejo Internacional de Aeropuertos, que representa a más de 450 aeropuertos europeos).

Neelie Kroes, responsable de la Agenda Digital está muy satisfecha con el proyecto. «El Sistema CASCADE indica que la sostenibilidad no tiene por qué costar una fortuna, pero puede, sin embargo, permitirnos ahorrar dinero».

Este proyecto ha suscitado un gran interés en el entorno comunitario. Como señala Réhault, el software de CASCADE tendrá otras aplicaciones.

«Los aeropuertos son infraestructuras muy complejas. Hemos acumulado un gran volumen de conocimientos técnicos sobre su funcionamiento. Todo ello puede extrapolarse a otros edificios de gran complejidad, como hospitales y bancos. También podría reducirse su escala para objetivos más sencillos».