Reconocimiento internacional a Felipe VI

Felipe VI, moderno y discreto, tiene dos grandes desafios: convencer a los ciudadanos de un país (donde el apoyo popular a la monarquía vive sus momentos más bajos desde 1975 tras varios escándalos relacionados con su família), y la unidad nacional. Es lo que destacan los medios extranjeros del nuevo rey de España. También la ausencia de su antecesor, el rey Juan Carlos I, al que consideran el gran ausente. Felipe VI ha recibido el apoyo y las felicitaciones de los líderes mundiales.

Vista aérea palacio real
Vista aérea palacio real / Foto: Youtube

Felipe VI, moderno y discreto, tiene dos grandes desafios: convencer a los ciudadanos de un país (donde el apoyo popular a la monarquía vive sus momentos más bajos desde 1975 tras varios escándalos relacionados con su família), y la unidad nacional. Es lo que destacan los medios extranjeros del nuevo rey de España. También la ausencia de su antecesor, el rey Juan Carlos I, al que consideran el gran ausente.

Felipe VI ha recibido el apoyo y las felicitaciones de los líderes mundiales, principalmente de los europeos y latinoamericanos, un continente con el que el nuevo monarca mantiene una estrecha relación de amistad. El presidente portugués, le ha invitado a visitar su país, algo por otra parte tradicional en las relaciones hispano-lusas. Otro portugués, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha hidcho que la proclamación «llega en un momento de importantes retos para España y para la Unión Europea, que sabrá sin duda afrontar». También el presidente de Francia, François Hollande, ha invitado al rey a visitar eun país «que estará indefectiblemente a su lado», según la carta enviada a la casa real española. Al besamanos celebrado en el Palacio de Oriente, donde el monarca ha recibido a casi 2.000 invitados, han asistido casi todos los embajadores europeos. En sus tuiters, varios embajadores se han referido a su presencia en un acto que todos consideran «relevo histórico». Las casas reales europeas también han enviado sus mensajes a Felipe VI, así como el emperador de Japón, Akihito que ha manifestado su reconocimiento al nuevo rey.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama ha felicitado «al rey Felipe VI de España y espera trabajar estrechamentel». El ruso, Vladímir Putin, ha manifestado su esperanza de que «las relaciones entre Rusia y España continúen un desarrollo fructífero y de mutuo respeto». En Asia, también la portavoz del ministerio de exteriores chino, ha destacado la «enorme importancia» que tiene España para su país y ha apostado porque es relación «continuará prosperando y progresando».

Cadenas de todo el mundo han emitido en directo la coronación del nuevo monarca europeo y las versiones en internet de la mayoría de medios internacionales, no han perdido un detalle de una ceremonia austera y medida. Fría para un país dispuesto a salir a la calle a celebrar todo tipo de acontecimientos institucionales y deportivos. La imposición del faín como capitán general de los tres Ejércitos, la salida del palacio de la Zarzuela y el discurso del nuevo monarca, han sido los momentos que han recogido en directo las televisiones y radios internacionales.

«Ceremonia sin fastos», publica «Liberation», «La nueva pareja real apuesta por la modernidad», destaca el conservador «Le Figaro» y compara el relevo generacional con el primer ministro de la republicana Italia, Mateo Renzi. En Francia han dedicado parte de su programación al seguimiento del acto con programas especiales en «France Info», BFMTV o LCI.

Para el italiano «Corriere dellaSera», «Felipe VI elige una ceremonia sobria», mientras que «La Repubblica» hace un «Elogio de Juan Carlos en el día del adiós». Hay quien no ha podido relacionar el acto de hoy con la derrota de la selección española en Brasil. El colombiano «El Espectador», ha titulado su información «Mal día para comenzar un reinado en España».

Algún medio de comunicación, como Reuters, recogen las primeras manifestaciones antimonárquicas que se han convocado en Madrid y la prohibición impuesta por las autoridades judiciales a que se celebraran concentraciones en la capital española.