Roma y Madrid ciudades abiertas al futuro

El alcalde de Roma, Ignazio Marino y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, han hablado de las ciudades inteligentes y del uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) en beneficio de los ciudadanos. El alcalde de Roma no es partidario de limitar las manifestaciones en el centro de su ciudad porque «soy un demócrata», ha señalado.

El alcalde de Roma en el Foro Smart City
El alcalde de Roma en el Foro Smart City de Nueva Economía/ Foto: Nueva Economía

El alcalde de Roma, Ignazio Marino y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, han hablado de las ciudades inteligentes y del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en beneficio de los ciudadanos. Los dos han coincidido en la necesidad de realizar una planificación urbana mediante las nuevas tecnologías para optimizar e innovar los servicios públicos, creando nuevas infraestructura que faciliten el desarrollo intelectual y social de los que viven en las ciudades.

Marino se ha referido a las dificultades que está encontrando Roma en el proceso de 'evolución smart' un ejemplo muy claro es que 978 romanos de cada 1.000 tienen coche, un dato revelador si se compara con ciudades como Londres o París, donde el número de personas que tiene automóvil está en torno a las 500 en el primer caso y por debajo de las 600 en el segundo.

A pesar de las muchas dificultades, relacionadas con el déficit de la ciudad y con la falta de financiación, el alcalde de Roma ha explicado en el Foro Nueva Economía de Madrid, algunas de las iniciativas puestas en marcha por su gobierno. Entre ellas compartir el coche, bicicletas públicas, ampliación de carriles bici, nuevos programas de reciclaje, reducción de la burocracia o informatización de la administración, todo ello en un entorno de mayor transparencia e información a los ciudadanos.

En la base de la reforma que está llevando en la administración municipal de la capital italiana, destaca la supresión de numerosas empresas públicas y una importante reducción de los costes de mantenimiento de los edificios municipales de la ciudad, pero sobre todo ha resaltado la implementación de las nuevas tecnologías en el patrimonio histórico y cultural de la ciudad eterna.

Algo esencial para revitalizar cualquier ciudad cuando se quiere y aumentar la capacidad de atraer a la inversión privada, procedente en su mayoría del extranjero (como Estados Unidos, Japón o Arabia Saudita).

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha destacado las «muchas cosas que tienen en común Madrid y Roma, tanto en los desafíos, como en la necesaria visión política para desarrollar los servicios que necesitan los ciudadanos» y la dificultades que «ambas ciudades están experimentando después de haber sufrido la crisis en los últimos años».

Botella ha abordado la cuestión de la necesidad de una relación más directa entre ciudadanos y gobierno aunque ha señalado que «es verdad que los ciudadanos cada vez están más alejados de los políticos, en España, en Italia y en casi todos los rincones del mundo, y por eso una de nuestras principales misiones es tratar de que perciban que el servicio público es nuestro principal objetivo»

Marino por su parte, ha resaltado la importancia que tiene para las grandes urbes «la oportunidad que brinda la Unión Europea de garantizar la concesión del 5% de los fondos estructurales directamente a las ciudades, en lugar de hacerlo a nivel regional como hasta ahora. De esta forma, «la administración local tendrá mayor libertad para gestionar las finanzas de una manera eficiente y rápida, proporcionando más servicios a los ciudadanos».

El alcalde romano ha destacado la importancia de que la ciudad presente programas bien estructurados que le permitan obtener fondos de Horizonte 2020, el Programa europeo para la investigación y la innovación, que garantiza financiación a proyectos de 'Smart City' .

Contestando a una pregunta sobre limitar las manifestaciones que tienen lugar en Roma, muy parecidas en número y magnitud a las de Madrid (en Roma se celebran alrededor de unas 300 al año), Marino, ha dicho que su predecesor (Juan Allemann) había prohibido las manifestaciones durante el período de Navidad. Pero aunque obviamente una medida de este tipo le da un respiro a la administración de la ciudad, él no está de acuerdo con esta decisión. Cree que la capital de un país debe ser el foro en el que los ciudadanos se puedan expresar libre y democráticamente.

En su opinión es esencial para las capitales europeas, tener una financiación especial de los gobiernos para sufragar los gastos adicionales que se derivan del papel que estas ciudades hacen al país, por ejemplo los costes derivados de la presencia de las misiones diplomáticas o, en el caso de Roma, el Estado del Vaticano.

En apoyo de su idea Marino se ha referido a la ciudad de París, a la que el Gobierno francés asigna los ingresos procedentes de los impuestos sobre la venta de bienes raíces, proporcionando un presupuesto de entre 800 y 1.000 millones de dólares al año.

El alcalde de Roma se ha referido a la importancia de la unidad de los alcaldes de las ciudades europeas más grandes, cuya creencia compartida es que «la renovación de la ciudad no es una tarea imposible, sino una tarea concreta, que debe ir precedida de transiciones graduales», el siguiente paso será la reunión de Roma el 1 de octubre a la que asistirá los principales alcaldes europeos, entre ellos la propia Ana Botella.