Sarkozy carga contra la inmigración para atraer el voto ultra

El presidente francés y candidato a la reelección, Nicolas Sarkozy, ha dicho que Francia «no puede seguir recibiendo extranjeros». Es un guiño a los votantes de la ultraderechista Le Pen, que consiguió el tercer puesto en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y se ha convertido en árbitro para la segunda ronda entre el socialista Hollande y el conservador Sarkozy.

Sarkozy, entrevistado en France 2
Sarkozy, entrevistado en France 2

En declaraciones a la televisión pública France 2, el presidente ha afirmado que quiere reducir a la mitad el número de extranjeros que llegan al país cada año y someter a un examen de francés a todos los que quieran quedarse, para garantizar que serán capaces de integrarse. Sarkozy reprochó a su rival que quiera «regularizar a todo el mundo» y rechazó conceder el voto a los inmigrantes en las elecciones municipales, como se ha dicho desde el PS.

Para superar a Hollande en la segunda vuelta, Sarkozy necesita una buena parte del voto que se llevó Marine Le Pen. Según los analistas, además de convencidos ultraderechistas, muchos franceses de derecha e izquierda, hartos de medidas de ajuste y de perpetuarse en una situación de incertidumbre. El propio Sarkozy ha reconocido que los más de seis millones de electores que respaldaron a la ultraderechista depositaron en las urnas «un voto de crisis». Le Pen obtuvo un 17,9% de sufragios; Sarkozy, el 27,18%; y Hollande, el 28,63%.

Desde el partido del presidente, la UMP, ya se han levantado voces que alertan sobre una derechización del mensaje de Sarkozy y apuestan por posturas centristas como la mejor fórmula de alcanzar la victoria el 6 de mayo. Algunos analistas franceses creen que Le Pen acabará por pedir el voto en blanco para impedir la reelección de Sarkozy y convertirse ella misma en líder de la derecha francesa.

En sus últimas declaraciones, Sarkozy ha reiterado el mensaje del miedo a los planes económicos de Hollande y ha vuelto a exponer el caso español como ejemplo de fracaso de la gestión de la crisis por parte de los socialistas.