Schulz, primer presidente reelegido en la historia de la Eurocámara

Tal y como se preveía, el alemán Martin Schulz, ex presidente del Parlamento Europeo, repite como líder de la institución gracias al acuerdo entre socialistas, populares y liberales. Los eurodiputados, reunidos este martes en sesión plenaria en Estrasburgo, han elegido presidente. Con 409 votos a favor del teutón, es la primera vez que el cargo de presidente de la Eurocámara recae en la misma persona.

Schulz, habla en el hemiciclo
Martin Schulz pronuncia su discurso de aceptación en la Eurocámara/ Foto: PE

Schulz ha agradecido los 409 votos que lo han reelegido como Presidente, un cargo que se toma con «responsabilidad», por liderar la Eurocámara que considera «el corazón de la UE». El alemán ha subrayado el papel del Parlamento porque «ya no hay jerarquías» entre las instituciones y considera una «gran conquista», el hecho de que el candidato más votado en las elecciones, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, sea el elegido a presidir la Comisión, porque él era el 'spitzenkandidat', que significa cabeza de lista en alemán. Término, que se ha convertido «en una palabra europea», ha dicho Schulz, utilizada durante todos los meses de campaña para referirse a los candidatos a presidir el Ejecutivo comunitario.

Socialdemócratas, populares y liberales ya habían llegado a un acuerdo para elegir a Schulz, a cambio de apoyar a Juncker como presidente de la Comisión Europea, por lo que la elección del alemán no ha sido una sorpresa. Sin embargo, la Izquierda Unitaria Europea, Verdes y los euroescépticos de Europa de la Libertad y de la Democracia (ELD) quisieron presentar también a sus candidatos, por su disconformidad con el proceso. El español y líder de Podemos, Pablo Iglesias, era el candidato de la Izquierda, que a penas ha podido terminar su discurso por falta de tiempo, y que le ha valido un toque de atención por parte del Presidente interino de la Eurocámara, Gianni Pittella.

El 'gatopardo' de Europa

«Si queremos que todo siga igual, es necesario que todo cambie», la frase con la que empieza la novela de Di Lampedusa El gatopardo, novela preferida de Martin Schulz, define muy bien al alemán.

Schulz, es un político hecho a sí mismo. Sin estudios universitarios, fue librero antes que político, y lector voraz antes que futbolista, profesión que tuvo que abandonar tras padecer problemas en su rodilla. Tras su etapa como vendedor de libros y abrir su propia tienda, a los 31 años se convirtió en el alcalde más joven de Alemania, en la pequeña localidad de Würselen, en la región de Westfalia, lugar donde la historia de Europa cambió.

Años después, se trasladó a Estrasburgo, donde lideró a los socialdemócratas en la Eurocámara. En su papel como portavoz, captó la atención del entonces presidente de la institución, Josep Borrell, y compañero de partido. «Es un gran trabajador, un político de clase», asegura. Los discursos del alemán, orador con gran personalidad que rara vez lee sus alocuciones, muchas veces son tan fuertes y contundentes que le valieron las bromas entre sus compañeros. «Tiene un carácter un poco volcánico. Yo le decía con ironía que parecía latino más que germánico en las discusiones», recuerda Borrell. Sin embargo, Schulz en su etapa como Presidente tuvo un papel conciliador, ejecutando su rol con seriedad y siendo justo con todos.

Su nacionalidad alemana también le ha valido más de un disgusto. El ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, le llamó kappo [dirigente de un campo de concentración nazi], o el ex eurodiputado Godfrey Bloom le llamó «fascista antidemocrático», tras retirarle la palabra en la Eurocámara. No obstante, Schulz siempre ha salido airoso de estas polémicas. Su pasado no puede estar más lejos del nazismo. Su padre, violinista de profesión, luchó contra la dictadura de Hitler y fue encarcelado por ello. El padre del que sería Presidente de la Eurocámara, construyó un violín para poder tocar. Schulz aún guarda el instrumento diseñado por su padre, y asegura que mirarlo, «le hace sentir mejor».

Durante la campaña en las pasadas elecciones fue el cabeza de lista para presidir la Comisión Europea, junto a Jean-Claude Juncker, Guy Verhofstadt, Ska Keller y Alexis Tsipras. En su país, salió reforzado y subió más de 7 puntos respecto a 2009. Pero no fue suficiente para liderar el Ejecutivo, por lo que repite puesto en la Eurocámara. Fue uno de los acuerdos a los que llegaron socialdemócratas y populares para apoyar a Juncker.

Si Schulz hubiese finalmente sido presidente de la Comisión, se hubiera convertido en el segundo alemán desde Walter Hallstein, a finales de los años 50, en presidir la institución. Sin embargo, Schulz ahora vuelve a Estrasburgo: para que todo siga igual, es necesario que todo cambie.