Serbia, giro al nacionalismo

El nacionalista Tomislav Nikolic ha sido el inesperado vencedor en las elecciones presidenciales que se celebraron en Serbia el pasado domingo. De un ultranacionalismo encendido y antieuropeista, llegó a declarar que Serbia estaría mejor como provincia rusa que en la UE, ha pasado a un moderado populismo que reivindica el ingreso en la unión.

Montaje de portadas de periódicos serbios
Prensa Serbia con la noticia de los comicios

BELGRADO, (IPS) - El expresidente socialdemócrata Boris Tadic perdió las elecciones del pasado domingo ante un líder nacionalista por haber abusado de sus poderes y no haber actuado firmemente contra la corrupción, el desempleo y la crisis económica.

Esa es la evaluación de diversos analistas consultados, para quienes el triunfo en las urnas de Tomislav Nikolic, del centroderechista Partido Progresista Serbio, ha sido un verdadero «terremoto político» que ha terminado con la hegemonía del Partido Demócrata.

Los demócratas llevaban con orgullo los laureles de haber liderado el proceso político tras la caída del régimen de Slobodan Milosevic en 2000 y de haber reconstruido el país tras las guerras de los Balcanes en los años 90, que segaron más de 100.000 vidas.

Pero este glorioso pasado no le alcanzó a Tadic, que ha gobernado Serbia desde 2004 hasta el pasado abril, para afrontar la ola de críticas por las dificultades económicas y políticas que atraviesa este país, señalan los expertos.

La derrota de Tadic «es el resultado del enorme descontento que hay entre la población debido al deterioro de la situación en los últimos años, y a lo poco que el presidente y su partido han hecho para aliviar la carga», dice el analista Ognjen Pribicevic. Todas estas dificultades van acompañadas de crecientes acusaciones de corrupción.

El desempleo en Serbia sigue estancado desde hace años en el 24 por ciento de la población económicamente activa, el mayor indicador en décadas, mientras que muchos magnates se han hecho aun más ricos con la privatización de cientos de compañías públicas, que luego han caído en la bancarrota, particularmente desde 2008.

Las empobrecidas arcas del Estado han derivado en una crisis del sistema de salud, de la enseñanza y de todos los servicios públicos. El gobierno comenzó entonces a pedir créditos, y la deuda pública a crecer hasta llegar a 31.000 millones de dólares para una nación con 7,3 millones de habitantes.

La primera señal de descontento se constató hace dos semanas en los comicios parlamentarios y en la primera ronda de las presidenciales. El partido de Tadic obtuvo el 23 por ciento de los sufragios, en tanto que el de Nikolic se quedó con un 24 por ciento. Ahora el líder centroderechista deberá iniciar las negociaciones para formar un gobierno de coalición.

La analista Misa Brkic explica «tendremos una cohabitación en el futuro, con un presidente progresista y un gobierno otra vez liderado por los demócratas». Para ella eso no será negativo, si ambos partidos logran un equilibrio.

En las elecciones del domingo 20 hubo una participación baja, de apenas el 45 por ciento del electorado. Nikolic se quedó con el 49,8 por ciento de los votos, frente al 47 por ciento de Tadic.

El mandatario «fue castigado por sus antiguos seguidores demócratas, los intelectuales y la clase media», dice el politólogo Jovo Bakic. «Expresaron claramente su antipatía hacia las prácticas del Partido Demócrata en los últimos años, como el nepotismo y el favoritismo a los estrechos aliados del gobierno» y, agrega «Tadic hizo exactamente lo mismo que Milosevic en sus años finales: concentró el poder a su alrededor, y la mayoría de los votantes han expresado su disgusto no yendo a las urnas».

Según la Constitución, el presidente de Serbia no tiene poderes ejecutivos. Su tarea se limita a representar al país a nivel local e internacional, sancionar las leyes aprobadas por el parlamento, designar embajadores, recibir a diplomáticos extranjeros y decidir sobre diversos temas administrativos. Pero la opinión predominante en Serbia es que Tadic sobrepasó esos límites.

En su discurso de victoria, Nikolic dijo que «se adheriría a la Constitución y respetaría las instituciones», en clara referencia a las propagadas críticas a los abusos de poder de Tadic. Según la analista Slavisa Lekic, la «interferencia de Tadic en las las instituciones gubernamentales y en los tribunales ha sido evidente». «Parte de los intelectuales han querido sacrificar a Tadic para mejorar la democracia», añade.

Nikolic dijo el domingo «quiero una Serbia normal, un país donde algún día yo mismo pueda ser reemplazado (...) Serbia no se alejará de su sendero europeo». Este país obtuvo en marzo su estatus de candidato a la adhesión a la Unión Europea (UE).

El presidente electo añadió que sus prioridades ahora eran «Moscú, Bruselas y Washington, aunque no en ese orden», y subrayó que estaba dispuesto a cooperar con las naciones europeas y Estados Unidos, pero también con Rusia, aliado tradicional de Serbia.

Nikolic anunció que solicitaría una reunión con la canciller Angela Merkel, pues ese país «es el principal aliado de Serbia en la UE».

«Cultivaré las buenas relaciones con todos nuestros vecinos», dijo Nikolic, en referencia a los aún tensos vínculos con los demás países que surgieron de la antigua Yugoslavia. «Los serbios y los croatas deben vivir en paz», afirmó.

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