Si se aplicaran mejor las normas medioambientales de la UE se mejoraría la salud y se ahorraría dinero

En la UE se pierden cada año unos 50 000 millones de euros en gastos sanitarios y en costes directos del medio ambiente por la resistencia de los Estados miembros a trasponer las directivas comunitarias. En vista de que muchas de las medidas que se adoptaron en 2008 no se han reflejado en las diferentes legislaciones la Comisión Europea ha publicado otra Comunicaciónt explicando las ventajas de hacerlo y simplificando algunas normas.

Hojas como si fueran las estrellas de la bandera de la UE sobre el agua de un lago
Foto:CE

El comisario de medioambiente, Janez Potočnik, explica «el Derecho de la UE no es un invento de Bruselas, sino que lo adoptan democráticamente todos los Estados miembros y el Parlamento en beneficio de los ciudadanos.» Hay unos 200 textos legislativos, dictados para proteger el medio ambiente, pero no se aplican de forma correcta con el consiguiente perjuicio no solo medioambiental sino de la salud humana, «genera incertidumbre para la industria y va en detrimento del mercado único. En una época de crisis, son gastos que no nos podemos permitir».

En vista de ese descontrol el comisario ha emitido una nueva Comunicación en la que pone de relieve las ventajas del derecho medioambiental y demuestra que la prevención en este caso es mucho más barata que la rehabilitación. Se calcula que entre el 20 por ciento y el 50 por ciento de la población europea vive en áreas donde la calidad del aire roza o está por debajo de los límites permitidos. Los gastos sanitarios que esto genera y los días de trabajo perdidos por enfermedad suman miles de millones de euros.

Si se aplicara la ley de residuos correctamente podría generar unos 400 000 nuevos empleos y el coste sería de 72 000 millones de euros menos que lo que se gasta al no aplicarla.

Un capítulo importante de esta Comunicación está dedicado a la información. Una información mejor y más accesible a escala nacional, regional y local permitiría detectar los problemas graves y subsanarlos antes de que generen gastos cuantiosos. La colaboración de los ciudadanos es fundamental pero deben tener una idea clara de lo que deben hacer para llevar a la práctica las leyes.

Así como la necesaria vigilancia. Por ejemplo, las normas comunitarias de agua potable y que tienen como objetivo que los ciudadanos tengan agua que se pueda beber en sus casas implica una cadena de acciones diversas que van desde la fuente del agua (aguas subterráneas, lagos, ríos), las infraestructuras necesarias, el control de las tuberías de distribución para evitar las fugas y el desperdicio del agua, hasta las infraestructuras para controlar el gasto etc. La UE tiene programas informáticos que se pueden aplicar para ayudar a los Estados miembro a identificar en un mapa todos esos puntos y enlazarlos con programas de reducción de fugas.