Sócrates se siente víctima de una “humillación gratuita” con “trasfondo político”

Mª Ángeles Fernández y J. Marcos / Lisboa

«Las imputaciones que me han hecho son absurdas, injustas y no fundamentadas». Desde la prisión de Évora, el ex primer ministro de Portugal, José Sócrates, ha alzado la voz. A través de una llamada de teléfono desde la cabina pública del penal, el político ha dictado a su abogado una carta «en defensa propia», que han publicado los medios lusos.

José Sócrates
José Sócrates

Mª Ángeles Fernández y J. Marcos / Lisboa

«Las imputaciones que me han hecho son absurdas, injustas y no fundamentadas». Desde la prisión de Évora, el ex primer ministro de Portugal, José Sócrates, ha alzado la voz. A través de una llamada de teléfono desde la cabina pública del penal, el político ha dictado a su abogado una carta «en defensa propia», que han publicado los medios lusos. El objetivo de este comunicado es «negar las falsedades publicadas», ya que considera que la acusación que recae sobre él por delitos de fraude fiscal continuado, blanqueo de capitales y corrupción tiene «un trasfondo político».

«Mi detención para ser interrogado fue un abuso y un espectáculo montado alrededor de una infamia», afirma Sócrates, que dirigió Portugal entre 2005 y 2011, hasta la llegada del rescate económico de la troika. En la misiva habla de «humillación gratuita» y considera que es injustificada la prisión provisional decretada por el juez Carlos Alexandre (conocido también como «el Garzón portugués» o el «Mourinho de la Justicia» por haber llevado el caso del Banco Espírito Santo). El peligro de perturbar la investigación, así como la posible destrucción de pruebas, son los argumentos esgrimidos para enviar a Sócrates al penal de Évora.

«Voy a defenderme con las armas del Estado de Derecho, que son las única en las que creo. Éste es un caso de Justicia y con Justicia Democrática será resuelto», afirma el político socialista en su corta declaración, de apenas 23 líneas en las que aprovecha para desligar al Partido Socialista del caso. «Este proceso no ha hecho más que empezar», finaliza la carta que comienza con una alusión al sobresalto mediático al respecto: «Las imputaciones y las circunstancias debidamente seleccionadas contra mí por la acusación ocupan los periódicos y las televisiones. Esas fugas de información son un crimen. Contra la Justicia pero también contra mí».

En la prisión, situada en la región del Alentejo, José Sócrates ya ha recibido la visita de compañeros de partido, como el histórico líder socialista Mario Soares, quien ha afirmado que «la campaña que están haciendo contra José Sócrates es una vergüenza».

Un elevado nivel de vida

Por su parte, el abogado de Sócrates, João Araújo, va a pedir la próxima semana la libertad del ex primer ministro, argumentado que la decisión es «ilegal», según informa la agencia de noticias Lusa. De momento, la conocida como Operación Marqués está llena de dudas ya que no se ha concretado si las sospechas por corrupción están relacionadas con la política, con la fortuna familiar o con qué exactamente. En todo caso, lo que despertó las sospechas fue su elevado nivel de vida en París, donde se ha informado que su chófer, también detenido, le llevaba maletines con dinero.

La prensa lusa ha indicado que gastaba unos 15.000 euros al mes en la capital francesa, donde residía desde 2012. Su curso de doctorado, la escuela privada de su hijo, sus salidas a restaurantes de lujo y la casa en la que vivía) uno de los asuntos clave de la investigación, ahora bajo secreto de sumario) son algunas de las pistas que dejaban ver el alto tren de vida que llevaba. Su trabajo en la farmacéutica Octapharma desde 2013 no despejaba las dudas y los numerosos movimientos de dinero que registraban sus cuentas fueron otras de las alarmas sobre las que se ha centrado la prensa en Portugal.

La noticia de la detención del ex primer ministro luso sigue llenando horas de informativos televisivos y radiofónicos, así como páginas en prensa escrita, mientras el día a día sigue tranquilo para la mayor parte de la ciudadanía, que se ha tomado el caso con calma y con una apática incertidumbre. «No creo que se produzca un cambio en la imagen de Portugal en el extranjero», ha subrayado el presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva.