Un español en el BCE y el reparto de poder en la UE

El ajedrez diplomático de la Unión Europea está en marcha estos días para negociar una serie de nombramientos en los que, sin ser puestos de gran visibilidad, se juega la influencia de los Estados socios en decisiones de importancia. En el tablero está el nombre del español Antonio Sainz de Vicuña para entrar en el BCE, pero la partida se juega a varias bandas. Hay que elegir cargos en el Eurogrupo, el Banco Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo y el fondo de rescate permanente.

Simbólico apretón de manos ante una bandera de la UE
La UE negocia los nombramientos de diversos cargos / Foto: CE

Otro español, José Manuel González Páramo, dejará su puesto en el comité ejecutivo del Banco Central Europeo el próximo 31 de mayo y el gobierno de Rajoy aspira a que sea sustituido por un compatriota, Antonio Sainz de Vicuña, actual director del servicio jurídico de la entidad monetaria.

Pero el puesto tiene más pretendientes y varios conflictos de intereses entre los socios comunitarios. El luxemburgués Yves Mersch, gobernador del banco central nacional cuenta con más apoyos. Además opta al cargo el ministro de Desarrollo de Eslovenia, Mitja Gaspari. Aunque los miembros del BCE no representan a sus gobiernos, su presencia en la dirección del banco puede tener una gran influencia en la toma de decisiones. Por eso, la batalla está abierta.

Hay un pacto no escrito, por el que las cuatro economías más grandes de la eurozona, Alemania, Francia, Italia y España, tienen garantizado un puesto en la dirección del BCE, pero los países con nota de solvencia triple A se han rebelado y quieren decidir, con argumentos.

Ahora un italiano preside el BCE, Mario Draghi; y un portugués, Vitor Constàncio, es vicepresidente. Completan el comité ejecutivo un francés, un alemán y un belga. Para los países del centro y norte de Europa, la presencia de un español inclinaría la balanza hacia los países del sur y no parece conveniente. De modo que la canciller alemana, Angela Merkel, ya ha decidido su apoyo al candidato luxemburgués, más próximo a las tesis del Bundesbank, y otros países nórdicos la secundan.

Mariano Rajoy obtuvo el apoyo expreso de Sarkozy el pasado enero durante su visita a España, pero en los últimos días han aflorado dudas porque Francia tiene sus propios intereses en esta operación de nombramientos que no se ciñe al Banco Central Europeo. Hay que decidir también quien ocupará la presidencia del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) y París la quiere. Quizá para conseguirlo tenga que ceder y renunciar a respaldar a Sainz de Vicuña.

Para enredar más las negociaciones, también se busca sustituto para el luxemburgués Jean-Claude Juncker al frente del Eurogrupo, lo cual favorece a su candidato en el BCE. Aspira a sustituirle al frente de la eurozona el primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, lo cual perjudica al luxemburgués, porque no parece razonable que dos puestos de importancia los ocupen representantes de países pequeños. Y en todo este entramado, Alemania quiere seguir mandando en el fondo de rescate con el actual director, Klaus Regling.

La decisión sobre el BCE debería tomarse este mes de marzo, pero la complejidad de las negociaciones puede obligar a que se retrase hasta junio. Los líderes europeos han encargado el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, y al presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, que presenten una propuesta conjunta en la cumbre europea. Si alguien cede o las mayorías están claras, el Ecofin de esta próxima semana podría cerrar el acuerdo.