El espectacular anuncio, este miércoles, de una nueva relación entre Washington y La Habana, incluido el posible restablecimiento de amplias relaciones diplomáticas, puede ser (si se cumplen los plazos de la agenda anunciada por el presidente Barack Obama) el principio del fin de un enfrentamiento histórico que ha tenido durante varias décadas solamente un ganador y un principal perdedor.
San Miguel de Allende, (IPS) - México puede encantar, irritar, herir, apasionar, confundir tanto al viajero esporádico como el investigador consciente. Pero nunca va a dejar a nadie indiferente. México marca con huella indeleble. Pero para tratar de entenderlo cabalmente se tiene que asumir que no hay un solo México, sino muchos. Es lo que en parte hizo famoso un libro de Lesley Byrd Simpson, bestseller en los años 60, lectura obligada de viajeros y universitarios.
Joaquín Roy, catedrático de relaciones internacionales en la Universidad de Miami, analiza las consecuencias del escándalo que ha puesto al descubierto una red de corrupción en torno a Jordi Pujol, líder histórico y ex presidente de la autonomía de Cataluña. Sostiene que el asunto amenaza con terminar con la presidencia de su «hijo político» y sucesor, Artur Mas, con los planes de independencia, la celebración del referendo separatista, y con la coalición gobernante durante más de tres décadas.
Hace unas pocas décadas, incluso antes del final de la Guerra Fría, antes y después del triunfo de Ronald Reagan, se sucedían periódicos análisis acerca de la decadencia de Estados Unidos. Otras veces, el turno del pesimismo le tocaba a Europa, sobre todo cuando no conseguía superar su ambivalencia ante la profundización del proceso de integración, especialmente por el fracaso de su proyecto constitucional.
«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo».
Durante la larga década que duró la enfermedad que cobró la vida de Adolfo Suárez, el domingo 23, España pasó por unas dificultades económicas, políticas y sociales serias. Los síntomas negativos todavía subsisten y hacen dudar frecuentemente sobre la viabilidad de lo conseguido desde el final del franquismo.